Las Crónicas de Godsfall (The Godsfall Chronicles) libro 1 - The Wastelander

Capitulo 1 - El Joven Carroñero

El sol poniente era el color de la sangre que brillaba sobre el desierto. La hora del hurto había llegado.

Cloudhawk se despertó con espasmos de dolor en su estómago. Esta sensación familiar lo había acompañado toda su vida y lleno muchos de sus recuerdos. Los carroñeros se referían a él como "hambre", y supuestamente era una maldición perpetua que el Creador había pronunciado sobre todos los seres vivos.

Si una vez más fallara en encontrar algún sustento, no sobreviviría a la noche.

¿En cuanto a lo que haría mañana? Esta era una pregunta que Cloudhawk nunca había considerado. Mañana ... para los carroñeros, "mañana" era una palabra extravagante por la que no podían darse el lujo de preocuparse.

Cloudhawk salió laboriosamente de la madriguera en la que se había escondido. Cuando sus pies, una vez más, se pararon sobre el ardiente suelo de las ruinas, de repente se vio afectado por un fuerte hechizo vertiginoso. Las antiguas ruinas que lo rodeaban estaban llenas de cercas desmoronadas y paredes en ruinas, así como restos de cadáveres que se habían caído de los otros mundos. Los edificios que alguna vez fueron deslumbrantes y que se habían erigido aquí se habían reducido a pilas de escombros sin valor, enterrados y olvidados tanto por las arenas del desierto como por las arenas del tiempo.

El joven demacrado era una figura tan pequeña, empequeñecida por las aullidas de las tormentas de arena que gobernaban este lugar. El viento soplaba a través de su pelo negro despeinado, cubriendo sus rasgos esbeltos y juveniles. Su marco marchito estaba cubierto con algunos restos de tela sucia, y su piel áspera y callosa estaba llena de heridas nuevas y viejas. Sus ojos, sin embargo, estaban claros y alerta. Esta fue la única cosa que lo separó de los otros carroñeros ordinarios.

Cloudhawk solo tenía catorce o quince años.

La vida del carroñero era muy simple. Pase aproximadamente veinte horas cada día escondido dentro de un agujero o una madriguera, evitando el calor sofocante y el frío abrasador. Solo durante las escasas horas del amanecer y el atardecer, podrías salir de tu agujero y buscar comida dentro de las ruinas. Día tras día, año tras año, este ciclo se repitió. Este tipo de vida parecía bastante aburrida, pero los carroñeros consideraban la opacidad como una bendición increíble ... porque cualquier interrupción de este ciclo aburrido casi siempre anunciaba una muerte inminente.

Cloudhawk no pudo evitar pensar en el veterano.

El veterano era un carroñero no convencional que había resistido las vicisitudes del tiempo.No solo sabía leer el lenguaje de los viejos tiempos, sino que también sabía muchas cosas que se suponía que los carroñeros no sabían. Le encantaba contar historias y se deleitaba en coleccionar cosas inútiles, especialmente herramientas, pinturas y libros de los viejos tiempos. El único con el que podía compartir estas cosas era Cloudhawk, por lo que los dos se convirtieron en el único compañero y amigo del otro.

Esta mañana, el sol había salido como siempre lo hacía ... pero esta vez, el veterano no salió de su agujero.

Aún así, el veterano era un hombre afortunado. Al menos tenía a Cloudhawk alrededor para enterrarlo.

Cloudhawk no quería pensar en lo que le sucedería si él mismo se cayera. No le quedaba mucha carne en los huesos, pero los carroñeros hambrientos en general no eran exigentes con su comida. Los locos comerciantes de carne probablemente cortarían su cuerpo en ocho pedazos, fumarían su carne para curarla, y luego la colgarían de sus ganchos de acero oxidado. Guardarían una parte de la carne para ellos mismos, cambiando el resto por un poco de agua potable ligeramente contaminada.

Estas fueron las tierras baldías. Por el bien de la supervivencia, muchos estarían dispuestos a comer cualquier cosa, hacer cualquier cosa.

A veces, Cloudhawk envidiaba a los demás. Sin embargo, el veterano le había dicho hacía mucho tiempo que si la humanidad descartaba sus restos finales de decencia y moralidad, toda la raza humana estaría verdaderamente condenada.