Interludio I: Comprensión.

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La noche pasó rápido esa vez. Le costaba mucho menos dormir cuando había alguien cerca, aunque durmió más bien poco. Él y su anfitrión se pasaron desde que llegaron viendo películas y hablando hasta que los primeros rayos de Sol empezaban a aparecer.

Estuvieron hablando de todo un poco, no se centraron en ningún tema especial, mucho menos en lo que estaba ocurriendo en la vida de nuestro protagonista, aunque él tampoco quiso sacar el tema. Su amigo pasaba por una situación similar a la suya y a pesar de que no había visto ningún cambio fuera de lo normal estaba más triste que de costumbre, pero nada que hiciera sospechar de una transformación de su personalidad o su forma de ser con el resto de personas que los rodeaban.
Lo había observado, en silencio, con la esperanza de no encontrar cambio alguno en su compañero.
Más tarde rondó por su cabeza la idea de que eso había sido un experimento un poco macabro, porque no sabía con cual resultado se hubiera calmado más.

"Supongo que lo que me ocurre a mi no le pasará a todo el mundo." Pensó. Y en cierto modo, tenía razón. Cada persona es un mundo y cada una tiene su modo propio de ver las cosas, de analizarlas y de superarlas.

Cuando se fueron a dormir, intentó conectar con el monstruo en su interior, intentando comprender qué lo motivaba. Y para conectar con él solo tenía que pensar en su propia existencia.

Estaba claro que no tenía una segunda personalidad ni que era algo externo que lo estaba intentando cambiar, provenía de él y eso es justo lo que lo estaba volviendo loco. No era su primera ruptura, sin embargo decidió nacer en ella.

"¿Por qué?" Era la pregunta que tenía que hacerse. Si quería comprender a los demás primero tenía que comprenderse a sí mismo.

"Es difícil entender tus propios movimientos." Se repetía. Pero sabía que estaba equivocado. Cada vez que él movía ficha no era culpa de nadie más salvo de su propia mano.

Comprendió que tras una relación tan larga, se había acostumbrado a muchas cosas que ya no estaban. Continuó excavando en esa dirección, porque algo le decía que en ello se encontraba la clave. Hacía mucho tiempo que no se encontraba solo, no sabía qué hacer en esos momentos.
Empezó a temer por una posible dependencia emocional hacia sus parejas, pero descartó esa idea inmediatamente.
No se podía decir que estuviera triste, pero tampoco era feliz. Estaba normal. A veces podía venirse abajo y pensar en todo lo que pasó, pero sabía como encauzar esos sentimientos hacia algo bueno, pensando en las posibilidades que tenía en ese momento y la libertad de la que gozaba.
Esa libertad que también tenía antes y en la que ahora intentaba refugiarse.

"¿Tal vez es mi instinto de supervivencia?" Se preguntó. Pero el instinto de supervivencia era un término tan ambiguo para él que le pareció una locura. ¿De qué tenia que sobrevivir supuestamente? ¿De una sociedad en la que no sentía que encajara? ¿De un mundo donde encontrar algo tan valioso para él como era el amor es tan difícil?
No quería engañarse. Buscaba amor con un corazón roto en mil pedazos y eso no era lo correcto.
Intentó abordar el tema con otra duda recurrente.

"¿El monstruo aparecía de forma aleatoria?"

Se hizo la pregunta correcta. Y entonces entendió un poco más a ese presunto alter ego. El monstruo aparecía cada vez que rondaban personas nuevas a su alrededor. Era como una armadura que lo rodeaba, que lo hacía protegerse de los demás y evitaba mostrar ese ser cariñoso, en busca de un lugar cálido en el que acurrucarse y vivir, cansado de fallar una y otra vez.
Cometió un error más grave aún, que fue creer que le hacía bien hasta que se recuperase y volviera a ser el que era. Una vez lo hiciera, podría desprenderse de esa armadura con facilidad... O eso era lo que pensaba.

"Si es mi forma de protegerme del resto y continuar mi camino, no es tan malo." Pensó.

Le dio muchas vueltas al mismo tema antes de caer sobre los brazos de Morfeo. El cansancio mental era mayor que el físico.
Creer que había dado con la solución a su problema le hizo quitarse un peso de encima, pisando la trampa para osos que su otra mitad le había tendido.

Teoría de la creación de un monstruo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora