Capítulo 5: Mentiras.

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¿Hasta qué punto una mentira se deja de considerada dañina? ¿Quizás cuándo lo haces por el bien de tu familia? ¿O quizás, haciéndolo, en realidad, te estás protegiendo a ti mismo? Algunos secretos conllevan a la ruina, otros hacen un falso muro para ocultar la telaraña que has estado hilando durante años. ¿Por qué dicen que hay que decir la verdad, cuándo en realidad los demás mienten? ¿Por qué lo hacen? Y al hacerlo, ¿no se convierten ellos mismo en hipócritas, por muy pequeña que sea dicha mentira?

Al igual que las palabras pueden sanarte mentalmente, también pueden herirte. Y las mentiras, que no dejan de ser palabras dichas tanto por uno mismo para autoconvencerte como dichas por otros con una multitud de razones, siguen siendo palabras. 

¿Alguien recuerda su primera mentira? "Estoy bien" ¿Cuándo no lo estás?, "No he sido yo" ¿Cuándo en realidad sí lo has sido?, "Ahora no puedo" ¿Y en realidad estás disponible? y, sobre todo, las hay con daños colaterales pero que en ese momento no reparas en las consecuencias. Algunas te dañarán a ti, otras a las demás personas, y luego están esas que hacen daño en conjunto.

Ahora mismo Kyle está con padre cortando leña. Ya han pasado dos años desde que vivió esa horrible pesadilla. Pero le parecía tan real, que pese al tipo que ha ido avanzando las cosas debían de tener una explicación.

- Muchacho, ¿en qué estás pensando? - La preocupación del padre estaba clara. - Llevas toda la mañana pensando en vete tú a saber qué.

- Nada, padre.  - Dijo mientras negaba con la cabeza. - Sólo estaba distraído, simplemente eso. No debes preocuparte.

El niño que su padre crió y conoció durante esos siete años estaba cambiado, y cualquiera que tratara con él lo sabría. Seguía siendo alegre y sociable, pero con el paso de los años guardaba más secretos que cualquier habitante de aquel lugar. También estaba más ausente: a la hora de las comidas, cuando daban su primer paseo para recolectar setas, e incluso cuando su hermano Klaus se peleaba con él. 

Pese a sus palabras, el padre no miró en ningún momento al menor porque no quería fallar con el hacha. Una vez casi golpea a Kyle con el filo, y de no ser por sus asombrosos reflejos le hubiera cortado la cara al momento.

- Está bien. - Lanzó un suspiro de desaprobación. - Lo hablarás cuando te sientas preparado, ¿entendido?

Kyle simplemente se limitó a asentir con su común sonrisa afable y, aparentemente, despreocupada. El chico era muy bueno ocultando secretos y además sabía esconderse lo suficientemente bien para que nadie lo persiguiera. ¿De quién habría aprendido esas habilidades? 


La mañana avanza lentamente, y ambos chicos ya estaban yéndose en dirección a su casa; y aunque en el camino se mantuvieron en silencio, su padre empezaba a maquinar cualquier razón que lo llevara a descubrir la evolución de su hijo menor. 

No podían ser los libros, eran muy normales. Libros de pesca, libros de la flora silvestre, algunos apuntes en hojas escondidos sobre insectos, varios libros sobre carpintería (estos le parecían demasiado complejos hasta para él, que llevaba muchos años construyendo objetos del hogar o incluso herramientas), un buen montón de libros de varios idiomas y, lo más curioso pero no tan extraño para él, un libro sobre folklore de todo el mundo. 

Los apuntes que tomó durante esos dos años variaban desde idiomas que él no sabía ni su significado hasta cómo reconocer setas y bayas venenosas. Realmente era un chico sumamente inteligente, muchísimo más que su hijo mayor. 


Cuando llegaron a la casa y dejaron la herramientas en el cobertizo, Kyle pidió a su padre permiso para dar un paseo por el bosque. Éste se lo dio con la condición de volver antes del anochecer, porque en esa familia sabían que las noches eran peligrosas y ninguna persona en hectáreas a la redonda salía. Era la norma.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2018 ⏰

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