VIII - DO YOU REMEMBER?

342 43 3
                                    




Aquel bosque de árboles viejos y espesa neblina era el escondite ideal para ella, así que él no dudó ni un segundo en ir hacia allá y buscarla. Escuchó su risa a lo lejos y supo dónde se había escondido. Ella era así a veces, le gustaba ser atrapada con facilidad para poder besar los labios de él. Volvió a escuchar su risa junto con unos pequeños pasos que hacían crujir a las hojas secas que habían caído, y sintió como ella lo abrazaba por atrás susurrándole – Te demoraste en encontrarme, así que decidí encontrarte yo – sonrió cuando la melodía de los susurros de ella atravesó sus oídos. Volteó para poder verla, pero al momento de hacerlo, desapareció.

Volvió a oír la voz de ella, tan lejos, pero a la vez tan cerca, palabras sin sentido y reclamos en su contra empezaron a repetirse entre gritos de desesperación, esos gritos que él tanto quería olvidar y que ahora resonaban en cada árbol. Quiso taparse los oídos y salir del bosque, pero visualizó la frágil figura de ella, la vio correr a lo lejos con un kimono blanco desapareciendo entre la irregular formación de los árboles, la persiguió, no podía perderla de nuevo.

Sollozos apagados provenían de todos los lados mientras él la perseguía, las ramas de los árboles rasgaban su ropa y le hacían heridas, alzaba su mano en intento de alcanzarla, pero era imposible – ¡Espera! – le gritó. Ella se detuvo en seco y volteó solamente su rostro el cual estaba inundado en lágrimas, él se acercó lentamente, cuando estaba a unos pasos de llegar a ella, ella volteó su cuerpo totalmente dejando a la vista un enorme hoyo en la parte inferior de su pecho y superior de su abdomen, de este borbotaba sangre espesa y escarlata que caía y se mezclaba con el barro y las hojas secas del suelo. Él se detuvo por la impresión, quiso seguir avanzando, pero cuando estiró una pierna, ella retrocedió varios pasos – ¿eso es mi culpa? – le preguntó señalando la herida en su pecho, las lágrimas caían de los ojos de ella sin mostrar expresión alguna mientras ladeaba la cabeza en señal de incomprensión. Él abrió sus labios para querer formular otra pregunta, pero fue interrumpido por la voz de ella.

- ¿Por qué no me salvaste?



Despertó con sudor frío bañando su cuerpo, nuevamente el mismo sueño. Había pasado más de medio siglo desde la muerte de _______, pero hace bastante tiempo que había dejado de pensarla, no porque la hubiera olvidado, sino más bien por las múltiples ocupaciones que tenía como capitán de la Sexta División. Asumía que ese sueño que hace tanto no tenía se debía a la desaparición de Rukia en el mundo humano, justamente en el mundo humano.

Desde que su amada murió, se negó a pisar el Dangai en dirección al mundo de los vivos. Sentía que era cobardía, pero en realidad era miedo a revivir el dolor de perderla. Tan terrible y devastadora fue su muerte que la personalidad de Byakuya se volvió tétrica y vacía de sentimientos. La mayoría lo acreditaba a la muerte de Hisana, en parte lo era, pero la pérdida de ______ realmente había cristalizado todos sus sentimientos.

Decidió pararse de la cama para cambiarse la bata ahora empapada por su sudor, el frío de la noche llegó a rozar sus poros y erizarle la piel. Mientras se desvestía con premura, una sensación de cercanía se hizo presente, una presión espiritual demasiado conocida, tan pura, tan ella. Terminó de vestirse como pudo y salió de la mansión Kuchiki sin destino decidido, solo siguiendo aquel reiatsu. Utilizaba shumpo concentrándose en no perder esa pista, estaba cerca, demasiado cerca, tal como en su sueño. Grande fue la sorpresa al llegar a la fuente de esa energía espiritual. Era Aizen.

- Capitán Kuchiki, buenas noches – le dijo, esbozando una sonrisa con sus labios.

- Buenas noches, que sorpresa, ¿Qué hace afuera a estas horas? – preguntó inquisitivo mientras lo escrutaba con la vista, la sensación estaba desapareciendo poco a poco, pero estaba seguro de que la fuente era él.

- Lo mismo debería preguntarle yo, Capitán Kuchiki – mantenía la misma sonrisa de amabilidad.

- Un monitoreo regular para asegurar la integridad del Seireitei, ¿no ha sentido algo extraño? – Byakuya lo dijo con doble intención, quizá todo era una coincidencia extraña, pero sería estúpido cuestionar a un capitán solamente por una sensación que pudo haber sido creada por su mente, debido al sueño que hace poco había tenido.

Aizen supo a lo que Byakuya se refería mientras tanteaba el bolsillo de su uniforme, Kamereon o, como él la conocía, _______.

- Sí, en realidad salí por el mismo motivo ¿un reiatsu extraño verdad? Me pregunto si Kurotsuchi habrá dejado escapar a otro de sus experimentos – sutilmente deslizó la idea en la cabeza de Byakuya de que él desconocía en la misma magnitud del tema mientras hacía una expresión pensante con sus facciones.

- Probablemente – se sintió algo tonto, había miles de posibilidades, pero el decidió pensar que se trataba de una mujer que llevaba muerta medio siglo. En definitiva, la preocupación por Rukia lo tenía un poco desequilibrado.

Un silencio sepulcral se extendió entre ambos, sin nada que decir. Aizen con la mano en el bolsillo, apretando con fuerza aquella nota, mientras Byakuya estaba intentando encontrar las palabras adecuadas para poder retirarse. Una fuerte corriente de aire los chocó y nuevamente aquella sensación.

Aizen encontró los ojos de Byakuya y Byakuya los de Aizen. Inexpresión.

- Es mejor que lo dejemos así, Capitán Kuchiki – le dijo Aizen con jovialidad.

- Espero que su teniente le haya informado de la reunión con el Capitán Comandante, mañana en la mañana – decidió ignorar ese reiatsu, había pasado medio siglo intentando mitigar el dolor como para simplemente desenterrarlo ahora, no cuando Rukia y todas sus obligaciones esperaban por él. No podía darse el lujo de hundirse en sus sentimientos, la única vez que lo hizo, la vida le demostró que ese no era su destino.

- Así es, nos veremos. Hasta entonces, que tengas un buen día – Aizen se despidió mientras analizaba el lenguaje corporal de Byakuya, había sido tan sencillo manipularlo. Apretó más la nota en su bolsillo mientras pensaba en la clase de castigo que le daría a Kamereon cuando volviera a Las Noches. Esa pequeña travesura le había puesto en una situación comprometedora, Kamereon siempre hacía cosas fuera de lo que tenía permitido.

Caminó lento hasta llegar a las instalaciones de su División. Subió hasta su habitación y recién entonces se dispuso a leer la nota, esperaba que dijera algo importante, sino ella recibiría un castigo severo.

Aizen-sama:

Si le digo que lo extraño ¿también me regañaría?

Kamereon.

Suspiró prolongadamente mientras tiraba al fuego de la chimenea la nota – pequeña imprudente – susurró cerrando los ojos y cogiéndose el entrecejo. Volteó a mirar a la chimenea solo para darse cuenta de que el reverso de la nota estaba adornado por unos dibujos. Unos dibujos de pétalos rosa.

El estruendo del cerámico de un jarrón chocando con el suelo y haciéndose trizas retumbó en todas las instalaciones de la Sexta División. Cólera era lo que dominaba a Aizen en ese momento, ella siempre se las arreglaba para desestabilizarlo. No podía creer que a pesar de que Szayelaporro haya tenido que borrarle la memoria después de aquel incidente, ella aún recordara esos malditos pétalos.

Botó lentamente el aire de sus pulmones para calmarse. Dio vueltas en su pensamiento a todas las memorias que tenía de Kamereon. No tenía sentimientos hacia ella, pero si un impulso dominante sobre todo lo que ella hacía, todo lo que ella era. Pero más que todo, la quería para él por el poder que poseía.


Oh y claro, porque ahora era su mujer.


_____________________

Hola, como aclaración (no es spoiler):

Este capítulo está situado unos 10 años después de dónde se quedó la historia en el capítulo anterior. El próximo capítulo continuará en la escena de Aizen y Kamereon en su habitación (habrá lemon, voy avisando). Si se preguntan de que incidente habla Aizen, no lo busquen en anteriores capítulos porque será explicado en los próximos capítulos. Gracias por leer <3 

BETWEEN US (Aizen - Byakuya x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora