Lyra

Danae

Serpents desperto de su martirio en un estrangulado grito mudo, se alejo ansiosa de las empapadas sabanas y se obligo a calmar los acelerados latidos de uno de sus mas importantes organos vitales.

Tensamente se levanto, dio unos pasos lentos, mareada, acercó su mano a la pared toqueteando a tientas; hasta que prendió la luz, la repentina iluminación la desconcertó por segundos. Fijo su vista en el reloj, las manecillas marcaban las cuatro con veintisiete minutos.

Suspiro cansada, se dirigió sigilosamente al baño, lo ultimo que quería era despertar a su progenitora.

Ahogo un sollozo al verse reflejada en el espejo, sus largos cabellos eran un desastroso enredo, su piel tan extremadamente pálida que la hacia lucir como un cadáver de la morgue, las ojeras colgando pesadamente por debajo de sus heterocromaticos orbes; mismos que la observaban desolados. Bajo la vista hacia sus antebrazos cubiertos de media lunas; las cuales fueron hechas por sus cortas uñas, no pudo evitar fijarse en la larga cicatriz vertical por unos instantes.
Se agacho hacia el lavamanos, lavo su cara, queriendo que el agua borrase las evidencias de su horrible estado, aun así esta no se pudo llevar por la tuberías el nudo que aprisionaba violentamente su garganta, casi cortando sus vias respiratorias, estrangulándola.

Temblorosa se dirigió de nuevo a su habitación, agarro el celular de la diminuta mesa y marco a uno de los pocos contactos que tenia guardados. Mientras oía los timbrazos abrazo su ahora fria almohada, a pesar de la hora no tardo en escuchar una voz soñolenta por el sueño arrebatado.

-¿Lyra? ¿te encuentras bien?- no contestó a su interlocutora- Ya veo, ven, sabes que mis puertas están abiertas cuando quieras escapar de la bruja de tu madre- ella se permitio sonreir ante la ironía de la frase.

-Ahí estare- sin mas colgó sabiendo que Danae estaba mas que acostumbrada a sus escatas respuestas.

Se apresuro a vestirse, finalizando cuando recogio un abrigo que no le quedaba tan largo como en tiempos antaños.

Avanzo con cautela entre las solitarias calles, dirigiéndose con rapidez hacia su destino. Llego en pocos minutos, y ni siquiera tuvo que tocar la vieja puerta para que unos familiares labios se unieran con los suyos.

Danae se separo con lentitud solo para adentrarla y cerrar el portón en un rechinante sonido, en la intimidad del hogar sus brazos la rodearon en bienvenida, Serpents se apego mas al contacto y beso la notoria clavícula para luego apoyar su mandíbula en ella, el calor corporal era sumamente agradable para su helado cuerpo, talvez tendria que ver con quien se lo daba.

Sin cuestionarios la chica de cabellos tinturados la guió hacia la cama, sin vergüenza se desvistieron solo quedando en ropa interior, y se acostaron abrazadas, solo disfrutando de la compañía, la calidez y el sonido de sus respiraciones. A diferencia de otras ocasiones donde reinaba la pasión, cuando ardían en lujuria, saboreando el cielo cuando llegaban al orgasmo, con las ganas de querer fundir sus cuerpos en uno solo.

Se pregunto unos instantes que pensarían de ella si la viesen asi Katia o Harry, sonrio divertida por unos instantes. Danae creaba figuras invisibles en su cintura, los largos dedos perezosamente viajaban hasta su espalda, estremeciendola, posiblemente a proposito, Danae era bastante explícita en susurrarle cuanto adoraba verla temblando bajo su toque. Bajo las suaves caricias no pudo evitar sentir la somnolencia haciendo revolotear sus párpados.

Serpents en los brazos de Danae aceptaba ir de mano con morfeo y sumergirse en la tranquilidad de la inconsciencia.

Y tal vez esa era su manera de decirle que la quería.