Capitulo 10

679 51 5
                                    

Benjamín camino por las calles de la aldea, la gente pasaba por su lado sin percatarse que bajo esa capucha estaba el futuro Rey, cosa que el agradecía, pues sabía que ya no era muy apreciado por su pueblo, y ahora podía entender porque.

Después de todo, Catalina tuvo razón desde el comienzo... Su hermana le había advertido muchas veces que las cosas no estaban bien, y aún así, el no la escucho. Si no hubiera sido tan testarudo su hermana no estaría metida en tanto peligro.

Su padre y madre le decían que todo estaría bien y hablaban del bien de sus hijos y el pueblo, pero fuera de las paredes del castillo pagaban fortunas para que mataran a su hija. Después de todo sus padres y el tío de Caspian parecían ser iguales, no les importaba a quien tuvieran que matar para conseguir lo que ellos quieren.

Benjamín trato de apartar esos pensamientos de su mente, al menos mientras hablaba con el cazador. Una vez que llego al hogar del hombre toco la puerta con su puño, al pasar los segundos y notar que nadie respondía volvió a tocar, esta vez más fuerte. Benjamín rugió con furia, necesitaba la ayuda del hombre para encontrar a su hermana antes que nadie más, era más que claro que la gente trataría de ganarse esa fortuna que el rey prometía, no les importaría en que forma entregar a su hermana...

Benjamín se tensó por completo al ver a algunos guardias del castillo caminar a unos cuantos metros de el, ya los había visto dentro del castillo varias veces, ellos serían más que capaces de reconocerlo. El príncipe miro a su alrededor, debía encontrar un lugar donde ocultarse. Su corazón se detuvo cuando sintió una mano tomarlo con fuerza del hombro.

- ¿Que haces aquí? !Largo! -dijo una voz a sus espaldas, la misma que hacía presión en su hombro. Benjamín estaba hecho piedra, temía que el guardia lo llevara ante su padre y este lo encerrada, si eso ocurría no podría buscar a Catalina.- ¿¡Que no me escuchaste!?

El hombre lo tomo del brazo y lo hizo girar, entonces Benjamín pudo ver su rostro, no le resultaba familiar así que se permitió estar un poco más tranquilo, eso significa que no era ningún guardia. Sin embargo el hombre si lo reconoció, ¿como no lo haría? El chico frente a el era un príncipe. Las voces de los guardias acercándose alarmo a ambos, por lo que el hombre actuó rápidamente, rodeo a Benjamín pasando por su lado y entró en la casa. Eso sorprendió a el príncipe, no pensó que ese hombre fuera quien vivía allí y por consecuencia el cazador que estaba buscando. Antes de que el cerrara la puerta Benjamín lo impidió, con una mano empujo la puerta y entró a la casa cerrando la puerta tras de si mismo.

Eso sorprendió a el cazador, pero aún más que eso, Benjamín se sorprendió a si mismo, su forma de actuar había sido por una explosión momentánea, pero ya no le importaba, esa furia y desesperación que sentía en el fondo estaba tomando el control del momento, y el no pensaba detener eso, si ello le servía para encontrar a su hermana pues dejaría salir todo lo que trataba de contener.

- Richard Morris, vengo por tus servicios como cazador.

- No estoy prestando mis servicios en este momento. -se dejo caer sobre una silla de madera y arrojo al suelo las ardillas que traía consigo.- Muchos menos a alguien como usted, Majestad.

- Dudo que tenga algo mejor que hacer. -dijo Benjamín observando a su alrededor, la casa se veía muy sola, tan sólo un par de cosas esenciales.

- No todos nacemos en cuna de oro, niño. -gruño el Richard, le molestaba bastante que un mocoso que nació con todas las comodidades lo humillara burlándose de lo poco que tiene en su casa.

- No me refería a eso, -le cortó Benjamín dando otro vistazo al lugar- quiero decir que no tienes a nadie de quien ocuparte. Vives sólo, no hay nada más aquí que indique que tienes una familia. Así que, quedarte no debe de sonar como algo muy entretenido, ¿me equivoco?

- ¿Que sabe un niño sobre eso? -se levantó de un salto, casi provocando que la silla caiga- Deja de intentar leer a la gente, ¿que es lo que quieres?

- Necesito que busques a la Princesa Catalina Konder, mi hermana.

- ¡Vaya..! Que retorcido, ¿estas pensando entregar a tu hermana por la recompensa? -inquirió observándolo- Si es eso, yo podría hacerlo por mi cuenta.

- En realidad, quiero que la encuentras antes de que alguien más lo haga, no quiero que la lastimen.

- ¿Que ganaría yo? -pregunto Richard cruzado de brazos, Benjamín lo miro unos segundos

- Ya no tendrías que esconderte, te conseguiré un lugar seguro. -su propuesta confundió a Richard- Es claro que no quieres dinero, de ser así ya hubieras ido a buscarla, como dijiste antes, eres capaz de hacerlo. Aún así, me di cuenta de tu forma de actuar cuando los guardias del castillo se acercaban a nosotros, eso significa que te estas ocultando.

- Eres bueno deduciendo las cosas.

- Es un talento que mi hermana y yo compartimos. ¿Me ayudarás?

- ¿Se trata de una búsqueda y es todo? Bueno, estoy acostumbrado a más acción pero supongo que eso es algo.

~*~

Catalina observo los árboles a su alrededor, en si era todo lo que había en el lugar, no podía evitar observarlos más de lo normal, recordando lo que Benjamín solía decir. La joven se acercó a un árbol y lo toco con la palma de su mano, no pudo evitar sonreír al pensar lo mucho que le hubiera encantado verlos bailar como en el pasado se dice que hacían.

Después recordó a Aslan y el echo de que Lucy creyó haberlo visto, o más bien, la joven reina estaba segura de lo que vio, aunque eso casi la mata. La reacción de el resto de los Pevensie cuando Lucy casi cae por el vacío le recordó cosas que ella no quisiera recordar, además de que entendía el sentimiento de los demás al ver a su hermana en peligro de muerte. Desde entonces Susan no se despega del lado de su hermana, algo totalmente comprensible.

- Era realmente hermoso, ¿sabes? -La princesa giro un poco para observar al dueño de la voz.- Todo tenía vida. Es de esa clase de cosas que no puedes llegar a creer a menos que las veas.

- Me imagino que si. -le contesto ella con sinceridad, recordando que Caspian solía contarles a Benjamín y a ella todo sobre el pasado de Narnia, toda su historia. Todo sonaba realmente hermoso.

- ¿Que quisiste decir con eso? -le pregunta Peter, ella lo miro confundida.- Con lo que le dijiste a Lucy.

- Sólo le conteste lo que pienso. -Catalina se encoge de hombros y camina unos pasos más cerca.- Ustedes la tratan como a una niña a la que evitan contestarle preguntas.

- Lucy es una niña.

- Pero no siempre lo fue, ¿o me equivoco? -réplica, ante esa contestación el rey Peter se mantuvo callado, probablemente pensando en como responder.

Lo observo bien, para Catalina no parecía el héroe que aparece en los libros, a decir verdad, se veía como una persona ordinaria y con mal carácter. ¿Se supone que eso es lo que sucede cuando pasas por todo lo que ellos pasaron?

- Sigo sin confiar en ti. -suelta Peter sin más, con mucha seriedad. Catalina pudo sentir la mirada pesada del joven frente a ella, era bastante claro que muchos se han sentido intimidados por una mirada así por parte del gran rey Peter, pero catalina no. ¿Cómo podría después de ver una mirada aún peor? Nada se comparaba con su padre.- Pareces buena persona, lo admito, pero creo que escondes algo.

- Yo tampoco confió en ti, así que estamos a mano. -la princesa le sonríe con sarcasmo y pasa caminando por su lado, chocando su hombro contra el de el chico Rubio. La noche estaba cayendo, lo mejor sería llegar con los demás.- No me des motivos para acabar contigo anciano.

Narnia y los herederos de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora