Limit.

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Me desperté, otra vez, y Drake ya no estaba en la cama. Mi habitación olía a menta y a jabón casero. Me desperecé y salí de la cama. Me sentía pesado y necesitaba lavarme la cara.

Llené el hueco entre mis dos manos de agua y la empuje contra mi cara, quitandome todo el sueño. Bajé a la cocina y me hice un poco de café. Con la taza en la mano, fui a por mi móvil, cuando llamaron a la puerta. Bajé tranquilamente y abrí la puerta. La taza se precipitó con un gran estruendo en el suelo cuando vi quienes estaban en la puerta.

Eran los que me pegaban.

-Ei, marica! Nos has estado evitando, pero sabemos donde vives!

Intenté cerrar la puerta pero la abrieron y Comenzaron a propinarme golpes y a escupirme.

Y pensé en Leik. "Ayuda" pensé. Y seguí pensando en la misma palabra. Y no pasó nada. No al menos durante los 10 segundos siguientes, hasta que Leik llegó, penetró mi mente y se apoderó de mi cuerpo. Me levanté, o mas bien, Leik levantó mi cuerpo y comenzó a pegar a todos y cada uno de aquellos tíos.

Alcance el botiquín y se lo entregué a Leik para que curase mis heridas.

-¿Como hiciste eso? ¿Un Sombra Oscura tiene poderes? Necesito respuestas.

-No lo entenderías. No, no tenéis poderes, y ya las encontrarás, primero tienes que pasar el Límite de la confianza y la fé, y las cosas vendrán solas.

Ese día fue corto. No supe nada de Drake, y Leik se fue pronto. No había vuelto a cortarme y una gran presión recorría mi cuerpo, cada vez era mayor, pero me metí en la cama y comencé a dormir, sin miedo a lo que pudiera venir al siguiente día.

El móvil sonó. La pantalla mostraba el nombre de Drake, descolgué.

-mm?- respondí, adormilado.

-Sal a la puerta.- y colgó.

Me puse unos pantalones de pijama y unas deportivas y sali a la puerta, tal y como Drake me había pedido.

Drake me cogió de la mano y me llevó hasta su chevrolet color azul marino. Aceleró y desaparecimos de la calle.

-¿donde.. donde vamos?- Drake conducía realmente rapido y tenía miedo.

-Es una sorpresa.

-Está bien...

Drake paró el coche ante en la cima de la colina Mings. Bajó del coche y me abrió la puerta.- Sal.- salí y miré a la noche. Era oscura, y fría, e insegura. Drake me cogió de la mano y entrelazó nuestros dedos, tirando de mi dirección al único árbol de la colina. De él colgaba una cuerda con dos soportes. Miré a Drake, y, por su mirada, comprendí que era una tirolina y ibamos a usarla esa misma noche.

-Bajaremos la tirolina, y mañana te explicaré el sentido que tiene.

-Me..me dan miedoblas alturas.

-¿confías en mí?

-Si..- dije, inseguro.

-Hazlo.- Elevó mis manos al soporte y enganchó el arnés a mi cintura. Se inclinó y me dio un pico en la mejilla.- Disfruta de la adrenalina, déjate llevar.- y me empujó al vacío. La noche me acariciaba el pelo, la camiseta me ondeaba y la luna me observaba. La adrenalina recorrió mi cuerpo y grité. Grité alto. Y en ese momento, pude olvidarlo todo, porque fue de esos momentos que solo existes tú solo, y las preocupaciones se van, y lo olvidas todo. Y sonreí. Y me vi flotando encima de todas aquellas luces de la ciudad... y de repente bajé en picado, y la cuerda se introdució en un túnel, y salí del túnel, y la velocidad redució, y me dí cuenta de que nunca hay límites, porque quería que siguiese, cada vez más y más rapido. Sentir la adrenalina. Y saber si alguna vez mi cuerpo se acostumbrará al efecto que causa la adrenalina en mí.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2014 ⏰

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