Capítulo 28

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Capítulo 28

No sé cuánto tiempo pasé en aquel estado de inconsciencia, pero al abrir los ojos y ver el rostro impaciente y preocupado de Killiam me provocó un sentimiento extraño. Pronto me percate de que no estábamos en nuestra habitación y al parecer tampoco nos encontrábamos solos.

-Nubia-susurró Killiam en tono tan bajo que parecía que solo yo podía escucharlo, sus ojos parecían haberse conectado con los míos y de inmediato sentí un calor recorrerme el pecho.

Extendí los brazos y tome su rostro con las manos, el beso que siguió fue dulce, pero también confirmó una cosa, la marca había sido aceptada cuando lo vi al despertar lo supe. Todo se sentía diferente, con mucha más intensidad.

-¿Estás bien?-cuestionó al cabo de unos segundos, su tono de preocupación causó una angustia inmediata en mí.

-Sí, tranquilo-dije con una sonrisa a medias para tranquilizarlo- ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

-Casi cuatro días-respondió un lobo extraño que había tomado cierta distancia- mi nombre es Gerardo, soy el doctor de la manada, la he atendido estos días.

Aquel lobo parecía amable, en cierta forma me recordaba a mi padre, podría jurar que tenían la misma edad. Comenzó a explicarme el proceso que había atravesado tras haber sido marcada, al ser una bruja pura, mi naturaleza rechazaba la invasión que esa marca imponía pero al parecer terminó cediendo aunque el doctor remarcó el que no intentara usar la magia al menos por un par de semanas más. No podía oponerme ya que desconocía realmente cómo afectaría a mi magia este suceso.

Killiam escuchaba todo atentamente, no necesitaba mirarlo para saber que estaba ahí, el nivel de conexión que manteníamos había aumentado considerablemente y no solo era eso, sentía con más intensidad la magia correr por mi cuerpo, parecía ser incluso más cálido y fuerte. Todavía no estaba segura de lo que realmente significa este cambio, pero no me arrepiento, siento que por primera vez en mucho tiempo he encontrado mi verdadero camino.

Tuvimos que volver a la manada, aunque no era un lugar precisamente inseguro, Killiam no quería arriesgarse, por lo que ni bien se pudo montamos un coche de regreso. No usar la magia por tanto tiempo sería algo muy difícil, pues prácticamente nací usandola. Aún así procuré no hacerlo y solo dejar que el lobo que no se me quitaba de encima hiciera todo el trabajo, era molesto, perder todas las defensas de un momento a otro pero contar con su ayuda era bastante reconfortante.

-Mi chofer personal los llevará, espero que regresen a salvo-dijo el alfa, despidiéndose con afecto de Killiam.

-Me aseguraré de enviarte una invitación para la celebración-respondió él lobo, haciendo referencia al ritual.

Durante todo el viaje, procuré quedarme dormida, pero realmente no podía hacerlo sentía una sensación de peligro constante y eso me alteraba demasiado. Involuntariamente a medida que procuraba quedarme dormida agudice mis sentidos al máximo, mucho más que la mitad del camino, Killiam no lo había notado pues aunque intentaba estar pendiente él también se encontraba cansado y eso era entendible.

Las horas pasaron y cuando realmente me di por vencida, al borde un sueño completamente plácido y sereno, una presencia oscura comenzaba a acecharnos, cada vez más y más cerca. No alcancé a despertarme a tiempo, pues el primer ataque llegó cuando aún seguía dormida. El conductor esquivó la fuerza invisible con gran destreza, pero lamentablemente no era suficiente, pues siguieron otros dos que sí dañaron el coche en gran magnitud. Killiam estaba en estado de alerta, ambos sabíamos que no podíamos quedarnos mucho tiempo en el coche ya que este peligraba de explotar.

-Sacalo-le pedí, en un tono firme, refiriéndome al chófer que por cierto era un humano con algunos genes de lobo no los suficientes como para transformarse.

El Invierno en tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora