Primera parte.

1K 82 2
                                    

Muchas cosas pasaban por la mente de Dia, se había enamorado de la mejor amiga de su hermana. ¿Qué sería del futuro de la mayor de las Kurosawa? ¿Cómo vería esto su familia? En especial, ¿Cómo lo entendería Ruby?

Dia no quería separar aquella linda amistad, quería proteger a ambas por igual. ¿Estaría bien aguantar aquello?
Todos los días la pelinegra se paseaba por el aula de las menores, excusándose con cualquier pequeño tema sobre su hermana, solo para ver a la linda chica castaña. De algún modo eso la iba destruyendo poco a poco, con el tiempo ya no era suficiente solo verla y saludarla casualmente. Quería poder hablar largas horas con ella, verla sonreír siempre, pasar tardes juntas, poder abrazarla cuando quisiese.

Cada día se sentía peor, una constante punzada en su pecho; al inicio era algo soportable, pero luego se volvió un dolor horrible junto con unas enormes ganas de llorar. Cada vez que veía a Hanamaru sonreírle a Ruby, cada vez que su hermanita abrazaba a la castaña; oh no.

¿Sentía celos de su hermana? ¿La persona que más conoce desde que tiene memoria? Un sentimiento de pánico inundó aquella fría habitación en donde se encontraba la mayor. ¿Ahora qué? No podía hacer nada frente a eso.

Dia decidió hacer un espacio para si misma, dejó de pasar por el aula de primer año y ya no molestaba a Ruby con cosas innecesarias para ver a Hanamaru. Se sentía sola, demasiado; no estaba mejor con dejar un espacio, de hecho el sentimiento de dolor se hizo más fuerte. La mayor se esforzaba en su trabajo de presidenta del consejo, quería dar un ejemplo; pero simplemente, no le dio la fuerza para sostener tanto.

Corriendo por los pasillos en dirección a la biblioteca, se excuso de clases con la necesidad de ir al baño; a la profesora le pareció extraño, pero tampoco se negó ya que eso era algo inusual en Dia. Al llegar a aquel silencioso lugar buscó un rincón apartado y se sentó en el piso rodeando sus rodillas con sus brazos. ¿Ahora qué harás Dia? No podía llorar en aquel lugar, ¿Qué pensaría la gente al ver a su presidenta en tal penoso estado?

Hundió su cabeza entre sus piernas, todo se volvió oscuro y de un momento a otro sintió una suave voz que se le hacía conocida. Al levantar la vista sus ojos se encontraron con los de Hanamaru ¿Se había dormido? ¿Desde hace cuánto tiempo estaba allí?

–Hola, Hanamaru ¿Qué haces aquí?.— Preguntó la mayor fingiendo que no sucedía algo importante.

–¿Qué haces tú aquí, Dia? Yo solo cumplía con mi trabajo de biblioteca..— ¿Cómo no se le habría ocurrido que la menor estaría trabajando allí?

–Nada importante..— Dijo apartando la vista hacia un lado. La menor se sentó a su lado y la comenzó a mirar fijamente.

–¿Dia, pasa algo?.— Hanamaru podía ver a través de la mayor de las Kurosawa, la pelinegra era como un libro abierto.

–¿Qué te hace pensar que pasa algo?.— Una risa nerviosa se asomó al final de su breve oración.

–Puede que no te conozca tanto, pero sé que ahora mismo no estás bien.. Vamos, dime qué sucede.— La mano de la menor se posó sobre la espalda de Dia, dando palmaditas suavemente. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la pelinegra y a su vez un suave color rosa se posó sobre sus mejillas. ¿Deberías decirle? ¿Estaría bien hacerlo ahora? Muchos pensamientos llegaron como rayos cruzando por su mente.

–¿Dia...?

Jealous. || DiaMaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora