Embarazadas en Chaldea/Capítulo 25

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Volvió a besar su frente, mientras acariciaba de forma suave sus cabellos, aquellos que los sentia ligeros con el tacto de sus dedos y que no se enredaban por más que los pasara, a la vez que hace esto también siente su aroma el cual de alguna forma resultaba agradable y adictivo, un aroma al cual ya se había acostumbrado.

¿Cuándo?

Esa respuesta ni ella misma la sabía, ya era pasada la media noche, estaba más tranquila sabiendo que el descansaría en paz sin tener que levantarse a atender al niño en su lugar como siempre solia hacer cosa que debía admitir que no estaba acostumbrada aún pese a que este pasara tres días cuidando al niño sin ella, sabe que si sigue con esta costumbre es para ayudarla y facilitarle el trabajo aunque no se lo dijera abiertamente, aún así ella no lo encontraba justo y creía que el trabajo debería ser igual para ambos, por algo los dos son los padres de esa criatura, aquel pequeño ser que cambió sus vidas por completo.

Ahora en su mente aparece la imagen de su querido Mael.

"De seguro Merlín debe estar cambiándole los pañales o intentando hacerlo dormir"

Sonríe al imaginar al mago en esa tarea mientras se acomoda en la cama con cuidado de no despertar a su amado, lo mira y abraza aún más, parecía un niño, un niño que muchas veces por sus travesuras lastimó a otros, incluyéndola, pero a final de cuenta como todos los niños debía ser escuchado e intentar ser comprendido pese a sus caprichos.

Finalmente decide cerrar sus ojos para dormir y no seguir distrayendose con sus pensamientos yaque así mañana despertaria temprano e iria a buscar a su hijo a la habitación del mago antes de que despertara exigiendo su alimento materno.

Un par de horas más tarde...

Saber se encontraba en un campo de flores blancas, el cielo era azul y con pocas nubes, la brisa era agradable sus cabellos se agitaban de forma suave, era como si está jugueteara con ella, luego aquella sensación agradable se ve interrumpida al sentir los brazos firmes de alguien tomándola por la espalda, alguien que la acerca hacia su cuerpo, por algún motivo esto no la incómoda, ni mucho menos la asusta, todo lo contrario se siente protegida por lo que una vez voltea comprueba el porque de su actitud, resultaba que quien la abrazaba era Gilgamesh, la joven se ruboriza de forma leve al verlo con esa mirada tierna que le decía que iba dedicada solo a ella, luego de esto Gilgamesh poco a poco acorta la distancia entre ellos para poder besarla, al principio esto es dulce, cálido, pero luego cambia al sentir como el rubio va introduciendo su lengua, a lo que Arturia se lo permite y comienza a jugar con la de él, hasta que por la falta de oxigeno ambos se separan con un fino hilo de saliva. En su interior Arturia no podía creer que todo esto ocurriera en un sueño, en eso se percata de que él la comienza a recostar y se sube encima de ella para comenzar a besar su cuello, poco a poco el paisaje cambia y ahora que abría bien sus ojos se encontraba en un lugar oscuro, aquel manto de flores en el que estaba recostada ya no estaba, la joven siente como está en una especie de colchón y es aquí cuando se percata de que ahora está en su cuarto, en el mundo real y de que su amado Gilgamesh estaba sobre ella besando su cuello tal como en el sueño.

-Gil...¿Qué estas...?

Gilgamesh coloca un dedo sobre sus labios para silenciarla en lo que la mira con una sonrisa, sin duda el verla con esa expresión confundida por debajo de su cuerpo la hacían ver hermosa y adorable, imaginaba que se vería así.

Resulta que apenas el rubio había despertado minutos atrás se había encontrado con que su amada lo abrazaba como queriendo protegerlo de algo y por algún motivo se sintió protegido.

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