| 05. BASOREXIA ¹

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     LUEGO DE LO OCURRIDO en la ronda del juego, Ariela salió de la casa humeando furia. Estaba tan enojada que apenas podía darse cuenta que lo que realmente le pasaba es que tenía miedo de perder la buena reputación que se había ganado.

    Era conocida por varios de la fiesta, siempre había sido la segunda mano de todos pero nunca de las que se metían en problemas. Varias de las bravas del barrio la respetaban por la confianza que ella inspiraba, y quizás eso pasaba. Ariela temía pasar a ser una de las que se tenía que desconfiar.

     Nano llegó a su lado luego de dejar de verla unos minutos, por experiencia propia sabía que algún tiempito sola podía llegar a calmarla.

      Estaba rara, no sonreía pero tampoco tenía el ceño fruncido, solo miraba la noche oscura con su cigarrillo en la boca.

         —¿Has vuelto a fumar?—preguntó su amigo, luego de sentarse en los escalones junto a ella.

         —¿Qué te parece?

         —Que no sabía—alzó sus manos con una sonrisa burlona que ocultaba la ternura que le causaba la chica—. Es raro verte haciéndolo, no pasa seguido.

—Pasa cuando muero de ganas por darle una hostia a imbéciles como esa—escupió sus palabras con seriedad—. No le hice nada ¿De qué va? No es mi culpa que se le suban los humos a la Hermione.

Nano estalló en risas por el mote que había pensado y logró contagiarle el gesto a ella.

—Relájate, tía—se balanceó a un costado y le besó el hombro descubierto—. Eres demasiado como para rebajarte a esa pijita.

Ariela lo miró directamente para dedicarle una sonrisa, y aprovechando su distracción él le arrebató el cigarro y se lo llevó a la boca.

—Serás gilipollas.

Nano dió una calada enseñando su sonrisa egocéntrica y al recordar lo que llevaba en el regazo, lanzó la remera de ella lejos de ambos.

—¿En serio?—suspiró cansada—. ¿Era necesario tirarla?

Él siguió fumando mientras reía por lo bajo, casi sin pensarse en que solo la enfadaría más esas tontas bromas. Y en cuanto Ariela fue por su remera observó confundida a dos personas que se acercaban a pasos lentos.

—Debe ser una broma—se susurró a sí misma mientras más los veía acercarse.

Y en cuestión de segundos, Nadia Shana y Guzmán Nunier estaban ante sus ojos. La chica parecía estar incómoda, en cambio él no dejaba de sonreír de lado con sus aires de superioridad.
Algo que le recordó a Ariela cómo sonreía Lucrecia.

mad world 彡 ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora