Penn y Sashi se amaban como nada mas en este mundo. Se querían y respetaban uno al otro y se protegian mutuamente.
Se habian prometido unión eterna y que nunca nadie ni nada los iba a separar.
Pero cuando una nueva amenaza se revela, una dispuesta...
Aquel villano veía vídeos de diferentes héroes luchando en sus múltiples pantallas, tratando así de encontrar a su próximo enemigo, iba cambiando los vídeos constantemente, sin mostrar interés en alguno de ellos y tachando hojas quitandolas del montón que traía entre sus manos, en eso llegó a los vídeos de Penn, Sashi y Boone luchando contra villanos en diferentes dimensiones, en su rostro se mostraba malicia y veía algo interesado esos vídeos, al ver al principal enemigo de esos 3 chicos, rasguño el papel en el que estaba con sus garras, donde estaba la información de todo héroe y ayudante conocido.
—Son buenos... Pero no parecen un verdadero desafío —habló la figura fríamente mientras veía el video en un cuarto oscuro.
Estaba a punto de cambiar el vídeo, pero en eso, en aquellos vídeos, pudo ver como aquel héroe y su ayudante, demostraban que se amaban y se respetaban mutuamente, las dulces palabras que se decían lo hacía enojar y enfermar, pero la gota que derramó el vaso, fue ver aquel beso que se dieron esos dos chicos en las últimas tomas del vídeo.
El villano frunció el seño con ira, apretó sus puños y golpeo el panel con todas sus fuerzas.
—¡KARL!¡Dile a todos que preparen mis armas, iremos a Middleburg! —Le grito a su mejor secuaz para luego tomar una afilada hacha —.... Pero antes... Iremos a Norrisville por un pequeño préstamo —dijo con una sonrisa lugubre.
Y con eso dicho, se empezo a alejar y lanzó el hacha a una foto de la joven pareja, la cual estaba en un tablero con varias imágenes de múltiples héroes, algunos con una "X" marcada.
En algún lugar en las alcantarillas de Norrisvile, una lúgubre figura encapuchada retomaba una esfera de un color verde luminiscente con sus largos dedos, mientras se quejaba con un pequeño roedor.
—Ese es el cuarto monstruo que ese espantoso ninja me vence está semana —Suspira —. Jamás me iré de aquí.
—No estarás pensando en rendirte, ¿O sí? Hechicero —dijo una figura saliendo desde las sombras.
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—¡Tú! —exclamó el Hechicero sorprendido y algo entusiasmado —, ¿Qué estás haciendo aquí?
La figura comenzó a acercarse lentamente al ser encadenado mientras pateaba algunas rocas.
—Lo habitual, buscar nuevos enemigos, destruir ciudades y otras cosas... Ahora a lo que vine —el villano sacó un par de imágenes que mostró al Hechicero —. Necesito que me digas quién construyó estos establecimientos.
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—¿Para qué necesitas saber eso? — preguntó el Hechicero un poco confundido.
—No lo sé —respondió sarcásticamente —, quizá la infraestructura es muy detallada y... ¿Tú para que crees?
El encapuchado se quedó pensando solo un momento, y cuando supo a lo que se refería, sonrió vilmente mientras tomaba una esfera de su cinturón.
—Veo que encontraste a tus nuevos enemigos, amigo mío —el Hechicero lanzó la esfera hacia arriba, lo que permitió ver una nube de humo verde donde se proyectaban imágenes —. Esas máquinas interdimensionales fueron construidas por una especie de otra dimensión, exactamente la dimensión Intermedia...
—Eso queda lejos, y es ilegal ir en todas las dimensiones —chilló el villano.
—Pero afortunadamente para ti, antes de irse a su dimensión natal, la mitad de la Criatura del Destino conocida como Phyllis, enseñó a una chica los secretos del viaje interdimensional —dijó el ser mostrando una imagen de una chica rubia en la nube de humo.
—¡SI!¡Dime todo lo que sepas de ella! —respondió entusiasmado el villano misterioso.
—¡A eso voy! —respondió entre regaños el encapuchado —. Su nombre es Andrea, vive en la ciudad de Nueva Lerdet y la razón por la que quería descubrir los secretos interdimensionales es para... ¡AGHH!¡Trabajarla con torpes héroes!
—Es triste cuando información tan valiosa se usa para el bien —se lamentó la figura —. Karl, ¿Qué tan lejos queda Nueva Lerdet de Middleburg?
—A 30 minutos señor —respondió rápidamente el secuaz con una tableta en sus manos.
—Está cerca de nuestro destino —sonrió satisfecho —,además de que tengo una idea de quien puede construir las máquinas... Y por cierto, necesitaré un favor más, necesito una de tus esferas troqueadoras —dijo mientras se acercaba y tomaba una de las esferas del Hechicero.
—¡Hey, regresame eso! ¡¿Para qué necesitas una de mis herramientas de escape?! —preguntó exaltado el Hechicero.
—Tus esferas poseen altas concentraciones de maldad pura, una sustancia que he querido estudiar, además, puede que logre replicar estas curiosas orbes, si tengo éxito, serás libre más pronto de lo que tus monstruos caen.
El villano comenzó a caminar acompañado de su secuaz fuera de las alcantarillas, dejando al Hechicero con varias dudas.
—¿Qué significa eso? ¡Ven aquí y dimelo! —grito el encadenado mientras veía la figura del otro villano alejarse.
