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𝕬𝖓𝖌𝖊𝖑𝖚𝖘 𝕮𝖆𝖊𝖘𝖚𝖘
CAPÍTULO 3S U I C I D E
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La pareja de vecinos se adentraron en la casa de la chica tal y como le había prometido ella.
Michael entró sin dirigir ninguna palabra,cabizbajo.
Al entrar a la casa alzó la mirada,contemplando la decoración minimalista basada en tonos blancos y grises que la chica había escogido.
- No tengas vergüenza,siéntate donde quieras.- dijo la chica señalando con la cabeza el sofá.
Michael asintió y se sentó.
- Bueno,¿qué te apetece tomar?- dijo Kaelyn retocando algunas cosas de la estantería.
- Me da igual,lo que tengas.- dijo el chico sonando otra vez infantil,alzando los hombros.
- ¿Chocolate caliente?- dijo ella con una sonrisa.
A Michael se le iluminó la cara.
- ¡Sí!-contestó con la ilusión de un niño pequeño.
Kaelyn rodó los ojos simpáticamente y se dirigió a la cocina,para preparar la pequeña comida.
Mientras,el rubio se dedicaba a observar cada detalle que podía del salón de la casa.
Le llamaba la atención las fotos de la estantería,algunas eran de la chica y otras de alguna mascota.
Pero había una que destacaba,la sombra de un ser con unas grandes alas desplegadas observando el paisaje.
Absorto en la imagen,no se dio cuenta de que la chica ya había regresado.
- Bueno,pues aquí tienes tu chocolate caliente. He traído unas tostadas con nutella para acompañar.- dijo riendo.
- Gracias,me encanta la nutella.- dijo el chico abriendo los ojos,y empezando a comer.- ¡Que aproveche!
Kaelyn tomaba su chocolate mientras observaba a Michael comer,le sorprendía las ganas con las que comía el chico.
- Parece que no te hayan dado de comer en años.- carcajeó.
- Mi abuela nunca me prepara cosas así. Insiste en que tengo que comer sano.- dijo rodando los ojos.
- Pues tu abuela me mataría,esta es la casa de la gordura.- dijo Kaelyn riendo.
- Mientras hacías la comida me he dado cuenta de esa foto.- dijo el chico señalando la estantería,y cambiando rápidamente de tema.- Me parece muy bonita.
- Gracias. Si te digo la verdad,la saqué de Internet.- dijo la chica buscando una excusa rápida.
Obviamente,aquel ser si existía,era Aradia.
Hubo un silencio incómodo en el que el chico miraba cosas sin sentido,para evitar el contacto visual.
- Siento lo que ha pasado antes,enserio. Creo que no te tendría que haber obligado a ir a la casa.
- No me has obligado tranquila. Son cosas que pasan,tan solo hemos tenido la mala suerte de que haya pasado hoy. Pero estoy bien,tranquila.- dijo él con una pequeña sonrisa.Lo que estaba a punto de ocurrir en la casa de enfrente descontrolaría a Michael.
Constance,su abuela, se encontraba en la famosa casa del crimen bebiendo alcohol y fumando,cosa que amaba.
Escuchaba su disco favorito,a la vez que hacía gestos que simulaban ser un baile.
La anciana cerraba y abría los ojos en acto de melancolía,observaba las sábanas blancas que cubrían el mobiliario que una vez le perteneció,mientras una y otra vez calaba hilos de humo provenientes de su cigarrillo.
En un rápido movimiento la mujer se acercó a la pequeña mesa de cristal,donde sus pastillas reposaban,tomando con ansia el pequeño bote amarillento de plástico que contenía las dosis de unos medicamentos para la ansiedad.
En un rápido abrir y cerrar de ojos tragó rápidamente todas las pastillas del primer bote;descontenta con ello,empezó a tomar los cinco recipientes restantes.
Se dejó caer en el sofá,empezando a sentir los mareos y otros síntomas varios de una sobredosis,agonizando hasta el último momento.
En cuestión de cinco minutos Constance Langdon murió,dejando atrapado a su espíritu allí.
Su muerte no fue en vano,de hecho sus hijos fallecidos en aquella casa la recibieron gratamente,todos excepto la pobre Adelaide,que fue atropellada en las afueras de la casa,evitando que su espíritu quedara inmortalizado en ella.
Y es que Constance Langdon no quería permitirle a ningún hombre que la matara,y menos a manos del propio anticristo.Tras pasar la tarde con la chica,Michael decidió volver a casa,acompañado por ésta.
- Insisto,vivo aquí al lado,no hace falta que me acompañes.- dijo el rubio.
- Claro que sí. Además,voy a dar un pequeño paseo,con todo esto de la mudanza no me ha dado tiempo ni siquiera para ver el vecindario.- dijo Kaelyn con una pequeña sonrisa.
Michael llamó a la puerta,pero nadie contestaba.
- Debe de estar en casa de alguna amiga suya,o en el bar,bebiendo algunas copas.- dijo el chico frunciendo el ceño. - Menos mal que siempre tengo un plan B.- dijo Michael agachándose y levantando el felpudo,para después llamar la atención con el característico ruido metálico de las llaves a Kaelyn.
- Eres un genio. - dijo la chica señalando su sien.- Ningún ladrón nunca sabrá dónde buscar las llaves del ingenioso Michael Langdon.- dijo riendo.
- Muy graciosa.- contestó este.- Buenas noches.- dijo abriendo los brazos,para que la chica lo abrazara.
- Buenas noches.- susurró ella.
Kaelyn se separó de él con una sonrisa,retrocediendo a la vez que se despedía de él,para después darse la vuelta y pasear por el pequeño barrio.
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𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍𝒖𝒔 𝑪𝒂𝒆𝒔𝒖𝒔 | Michael Langdon
Fanfiction"¡Cómo has caído del cielo, Lucero, hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: " Escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asam...