Capítulo 6
_______Escena del crimen_______
Recibí un llamado de Andrés, yo estuve dentro de la misma gala, y había salido hace pocos minutos del lugar. Me pidió que me hiciera cargo de uno de sus socios, cómo ya lo había hecho en innumerables ocasiones, son tantas que ya no las puedo contar con los dedos de las manos. Me devolví inmediatamente al muelle, el lugar estaba bastante oscuro, aun había dos o tres automóviles, y el objetivo ya venía. Esto iba a ser fácil, pues venía caminando solo por la oscuridad, como pude eludí a los chóferes que ahí se reunían en espera que salieran sus pasajeros. Me abalancé sobre Hernán, él no alcanzó ni a notarlo, cuando ya le había clavado más de tres veces el puñal en su corazón. No podía dispararle, ni siquiera poniéndole silenciador a mi arma, O más de alguien me escucharía.
Luego de las tres rápidas y certeras puñaladas, tuve que ocultar el cuerpo en un basurero, pues en ese preciso momento venía un tipo medio desnudo, estaba como ocultándose de algo, estuvo a punto de descubrirme.
Me escondí junto con el cuerpo y me quedé ahí, tenía que esperar hasta que pasara Andrés y Sarah, aún así no podía salir, ya que aquel desconocido aun merodeaba por el lugar.
Luego de no más de cinco minutos el sujeto pasó rápidamente. Ahí fue cuando caí en cuenta que me había equivocado de objetivo. Era Hernán aquel que andaba a hurtadillas.
¿Pero que había hecho? ¿A quién había asesinado?
Apenas Hernán desapareció del muelle, como pude arrastré el cuerpo, lo lancé a un bote, lo tapé con una lona, no quise ni mirar quién había sido mi víctima, solo atiné a huir del lugar.
Y debía escapar lo más rápido posible, pues sabía que mi error lo iba a pagar caro._______El viaje de Andrés_______
Saliendo de la comisaría, le dije a Hernán qué tendría que acompañarme a un viaje de caridad, iríamos hasta el amazonas, esta semana sería histórica para los niños de los poblados del sector, ya habíamos contribuido llevándoles paneles solares para que tuvieran luz y otro tipo de tecnologías esenciales para una mejor calidad de vida, y esta vez con un nuevo aporte, les llevaríamos computadoras para que pudieran implementar sus precarias escuelas.
- Hernán, no lo tenía contemplado, pero tendrás que acompañarme hoy mismo al amazonas. Lo siento, pero es un viaje no planificado. Pasaremos por tu casa para que saques lo que necesites para el viaje, y luego yo debo ir por algunas cosas a la oficina. Si quieres nos reunimos ahí, y de paso tú te despides de Vinka, y yo de Sarah. - Le dije
Hernán me miró muy extrañado por la petición, pero tratándose de asuntos de la empresa no podía negarse. Se quedó pensando unos segundos y luego asintió con la cabeza.
Lo dejamos en su casa y luego nos dirigimos rápidamente a la mía, hice mis maletas, y nos fuimos a la oficina.
Al llegar le pregunté al conserje si había llegado Hernán Larraín, me respondió inmediatamente que no lo había visto llegar.
Subí al ascensor y me dirigí hasta mi oficina, ubicada en el piso veintitrés del edificio, saqué un par de documentos, y mandé a que cargaran un par de camionetas con cien computadoras último modelo, y que las hicieran llegar al hangar, para luego subirlas al avión de carga.
Salí de mi oficina, y me fui directamente hasta la oficina de Sarah, debía despedirme, pues sería un viaje de un par de días.
Saludé a Myriam y entré en la oficina de mi mujer, al abrir la puerta, me llevé una gran sorpresa, estaba Sarah y Vinka casi desnudas, besándose apasionadamente. En el preciso instante en que abrí, ellas voltearon, me miraron, y me indicaron con un gesto de manos que entrara y cerrará rápido la puerta.- ¿Qué mierda está pasando aquí? Pregunté.
Sarah me miró, habían dejado de besarse, y me respondió con un tono de voz que jamás había usado conmigo:
- ¿Es que solo tú puedes tener amantes hijo de mil putas? -
Y añadió:
- A esta zorrita te la llevas cogiendo hace más de diez años ¿Nos vas a acompañar o te vas a quedar parado ahí mirándonos? -
Me quedé sorprendido ante sus palabras.
Vinka solo nos miraba, y en ese preciso instante, comenzó a sobar la entrepierna de Sarah, a tiempo que lamía uno de sus duros senos. Yo me desvestí inmediatamente, me paré detrás de Sarah, puse mi erecto miembro entre sus piernas y parte de su trasero, le empecé a amasar el pecho que le quedaba libre y a besarle el cuello. Sarah empezó a gemir y a implorar que la penetrara inmediatamente, con la mano que me quedó libre, comencé a tocar los senos de Vinka, a ratos ellas se besaban, Sarah con una mano había agarrado mi miembro, y con la otra alternaba entre los senos de Vinka, y su húmeda vagina.
Sarah entre fuertes gemidos pedía ser embestida, hasta que en un momento, me separó de su cuerpo, se dio media vuelta y se arrodilló ante mí, agarró con ambas manos mi erecto miembro, y antes de ponerlo en su boca, miró a Vinka invitándola a que hiciera lo mismo. Vinka también se arrodilló, con su mano izquierda agarró también mi pene, se miraron, se besaron, y luego comenzaron ambas al mismo instante a lamer mi extasiada verga.
Luego de eso, Sarah lanzó todas las cosas de su escritorio, se subió en el, se acostó de espaldas, y abrió ampliamente sus piernas, invitándome a entrar con lujuria...Quince años de matrimonio, y jamás se había comportado tan puta en la cama.
Solo surgía una pregunta en mi mente ¿Cómo habrán iniciado este affaire?...Vinka se quedó de pie junto a nosotros, yo me subí al amplio escritorio, inmediatamente metí con brutalidad mi verga y comencé a embestirla como animal, Sarah soltaba fuertes gemidos, Vinka lamía sus pechos, y Sarah acariciaba la entrepierna de Vinka.
Sarah imploraba que no parara, a ratos Vinka se inclinaba un poco, para que con mi boca lamiera sus senos. Luego Vinka se subió al escritorio y se arrodilló detrás de la cabeza de Sarah, mientras Sarah lamía su vagina, yo le besaba la boca a Vinka y amasaba sus tetas, al mismo instante en que seguía dándole duro a mi mujer.Estábamos en aquella exquisita y frenética faena, cuando de improviso abren la puerta, no alcanzamos ni a detenernos cuando se escucha un fuerte grito:
- ¡ANDRÉS! -
En ese momento reaccioné, y estaba Hernán detrás de mí, lo único que pude balbucear fue: - Hernán, Vinka y yo no tenemos nada. -
- ¿Qué dices? Preguntó Hernán.
Cuando en ese preciso momento volví a la realidad, solo había sido una especie de alucinación. Hernán me miraba de una manera extraña, cómo sí yo estuviera loco. Y así parecía ser, en la oficina no había nadie, y yo me había quedado inmóvil frente a la entrada, estuve parado ahí al menos por diez minutos, y de eso me enteré luego porque Myriam, la secretaria de Sarah, me lo comentó después.
¿Qué estaría pasando conmigo? No era la primera vez que tenía un episodio de alucinación. En los últimos meses iban al menos tres que yo recordara.
Continuará...
Autor: David Véliz Laroze.
Libro: "Perversiones" (próximo lanzamiento)
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