2- Corre

188 4 6
                                        

Karen

Llegaron mis tíos a casa. Menos mal que tardaron muchísimo y me dio tiempo a parar de llorar y a estar un poco mejor de ánimo. Entraron por la entrada de arriba, como era de esperar, ya que aunque la casa es de dos pisos ahí una cuesta afuera que lleva al segundo y esa es la entrada que solemos utilizar todos, ya que la de abajo suele estar el perro, y muerde a los extraños.

-Sí que tardamos, ya casi es de noche.- Dijo Inés, mi tía.- Solo tengo ganas de cenar y tumbarme en mi cama.-

Cenamos los cinco juntos, mi hermano Ryan, Inés, mi tío Javier y mi prima Vanesa. Vanesa y yo fuimos a nuestro cuarto, ya que dormíamos juntas. Ella se puso a ver una serie, “Anatomía de Grey” mientras yo leía un libro, ella me miro extrañada.

-A ti te pasa algo.- Digo ella dejando el portátil, a un lado y sentándose en su cama.- No estás hablando con tu querido Drew por ordenador, ¿Os habéis peleado?-

Yo la mire, e hice un esfuerzo por no volver a llorar, pero no pude aguantarme, me senté en el borde de mi cama, ella vino y me dio un abrazo.

-Cuéntame que ha pasado.- Me digo

Yo le conté todo lo sucedido con Drew, mientras intentaba parar de llorar, era demasiado llorica, pero no podía evitarlo si tenía que ver con él.

-Ese imbécil…- Digo ella.- No se le podría ocurrir una idea mejor.-

-Ya… aunque yo también me he pasado.- Di un gran suspiro.- Creo que me voy un rato a jugar con Yaki-

-Como quieras.- Me digo volviendo a su serie.

Baje las escaleras y salí afuera, el aire frio me sentó bastante bien, deslice otra vez la puerta de cristal para cerrarla. A los pocos segundos apareció Yaki, el perro de Vanesa. Era un mestizo entre pastor alemán y algo más, De un color negro y unos ojos dorados. Busque un palo con el que jugar con él. Cuando encontré uno de mi gusto empecé a lanzárselo para que fuera a buscarlo, así sucesivamente. Mire al cielo, realmente estaba hermoso. Sin una sola nube, una luna llena muy brillante acompañada de varias estrellas.

Note que una luz se encendía de la ventana de mi prima. Era raro, ya que tendría que estar dormida. Mire hacia su ventana, y la vi de espalda.

De repente, desde la parte de atrás de su cabeza salió una gran cantidad de un líquido rojo, sangre y algo atravesó el cristal. Yo puse mis manos sobre mi boca para reprimir un grito. Instintivamente me apoye en la pared de debajo de la ventana para que no me viera, desde la ventana no podría verme ahí. El perro empezó a ladrar en dirección a la ventana, yo le hice un gesto para que se callara.

Oí como la ventana se abría.

-Cállate ya maldito chucho.- Dijo una voz, me resultaba familiar pero no conseguí descubrir de quien era.

Luego de esas palabras hubo un impacto en Yaki, el solo emitió un leve gemido y cayó al suelo, de su cabeza salía muchísima sangre. Le habían disparado, y probablemente utilizaba un silenciador. Cuando oí que la ventana se volvía a cerrar y decidí moverme de allí. Tenía que escapar. Abajo había dos salidas.

Una era una puerta normal, la otra era una enorme, como una puerta de un garaje. Intente abrir la primera, pero estaba cerrada, no podía escalarla, ya que no tenia ningún sitio en donde apoyar mis pies. Solo tenía una opción pero si la utilizaba seguro que el asesino se daría cuenta de mi presencia ya que hace muchísimo ruido. No tuve más remedio, me prepare para abrirla. Primero la abriría con la mayor rapidez posible, después saldría corriendo. No puedo ir a la casa del hermano de mi tío, aunque es la más cercana están de vacaciones, los siguientes más próximos también, así que tendré que ir a la más lejana, tendría que correr como nunca había hecho y esperar que el asesino no sea buen atleta.

Y empecé con lo planeado. Por suerte esta puerta si estaba abierta. La abrí a toda prisa y salí corriendo, por desgracia tenía que subir una gran cuesta con lo que me resulto bastante difícil. Cuando ya estaba a mitad de la cuesta y decidida a girar para adentrarme en una de las fincas, note como algo pasaba al lado mío y un fuerte escozor en mi brazo derecho. Me habían disparado

El asesino iba detrás de mí. Y me había dado. Conseguí mantener el equilibrio y seguí corriendo. Siguió disparando varias veces pero solo conseguí darme una vez más en el hombro izquierdo, por suerte mientras corría no tenía muy buena puntería. Aun así no me detuve. Me permití echar una leve ojeada atrás, pero ese fue mi error.

Entre que no veía a causa de que era de noche, y que estaba mirando hacia atrás, no me di cuenta de que tenía una pendiente delante de mí, tropecé y salí rodando. La cuesta era bastante grande y al llegar abajo sentí un grandísimo dolor en mi sien izquierda. Me había dado de lleno contra un poste de metal. Mire un poco delante mía, estaba la casa del vecino. Tenían la luces encendida, oí como el asesino se deslizada por la pendiente. Intente levantarme pero no pude, era el fin.

Solo pude ver cómo me apuntaba con su pistola y apretaba el gatillo, yo grite pero segundos después no había ocurrido nada. El asesino apretó varias veces el gatillo pero no sucedía nada, se había quedado sin balas. Yo produje una leve risita, mas de nerviosismo que por qué me hiciera gracia la situación. El maldijo por lo bajo. Le pude ver el rostro, no me lo creía

-Tu… tu eres…- Dije, no salía de mi asombro.- ¿Por qué has hecho esto?- Dije mientras le agarre el pantalón.

Se desprendió de mí, y al lado mío dejo una rosa roja, y luego desapareció en la oscuridad

-¿Hay alguien ahí?- Oí que una voz decía delante de mí.

Los ojos se me fueron cerrando, solo pude ver como una manos me sujetaban mis hombros y mi cabeza, pero al que vi delante de mi era… Drew.

Estaría alucinando.

-Drew… lo siento.- Dije entre lágrimas.- T-Te quiero

Y mi mente se volvió un borrón negro. Solo quería dormir, dormir para siempre

Crime of roses (en espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora