La paz entre tormentas.

7 0 0
                                    

Yo estaba consciente de lo que él hacia, solía mensajearse con chicas que no me caían bien o hacia cosas que terminaban poniéndome celosa, entonces discutíamos, yo lo obligaba a dejar de hacerlo y todo volvía a la normalidad.
Pero esta vez era diferente.
Sabia que algo iba mal.
Pero es inútil explicar el problema, hay veces en que algo pasa y entonces, desencadena todo
Dicen que nunca lloras por una sola cosa, si no que cuando lloras, también lloras por todo lo que no lloraste y te guardaste, porque lo que no se dice se convierte en gritos y después, cuando ya no tienes voz, cuando tus ojos están rojo e hinchados y tu alma cansada, tocas fondo, y ya no puedes más. Simplemente paras, te levantas y te quedas mirando a la nada.
Algo similar paso ese seis de Noviembre.

Él se fue al trabajo antes que yo, y cuando volvió no me saludo, no me contó su día ni me pregunto como había sido el mio, poco después él solo se fue a dormir y fue ahí, con la distancia separándonos en la estrecha cama que sentí que había pasado.
Al día siguiente me entere, esta vez había hecho algo que ya no tenía arreglo, algo que debería haberme hecho enfurecer, debí haberle gritado, haberme puesto a llorar o sentir el característico dolor en el pecho, pero solo lo mire y baje la vista, él no dejaba de repetir "Lo siento, en serio lo siento..."
Y yo no dejaba de pensar una y otra vez en lo que había hecho, porque quería con todas mis fuerzas odiarlo, enfurecerme y desearle que todo lo malo del mundo le pasara.
Pero solo lo mire y le dije, "todo estará bien"
Al día siguiente el se fue a casa de sus padres, habíamos acordado separarnos dos semanas en lo que decidiamos que queríamos hacer, o mejor dicho, en lo que él decidía que hacer, en lo que él decidía o madurar y tocar fondo, para que por fin estuviéramos juntos y bien, o dejar todo...
—Tratare de ayudarte a solucionar esto, pero tienes que dejar de hacer esto, esta vez fuiste muy lejos, no podemos seguir así — Me arrope con las cobijas y lo mire fijamente. Él se acostó a mi lado y algunas lágrimas brotaron de sus ojos.
—Se que me equivoque, que esta vez me equivoque bastante y no se como arreglar esto, yo no pensé que esto pasaría te lo juro.
—Todo estará bien, mañana sera otro día.

Si hubiera sabido que esa seria la ultima noche que dormiriamos juntos, tal vez lo abría abrazado mas fuerte, tal vez me hubiera quedado despierta mirándolo dormir, tal vez hubiera deseado hablar más con él, pero tenia la idea de que como otras veces, lo solucionaríamos y me quede recostada a su lado, y cuando su respiración se raletizo y suaves ronquidos salieron de sus labios, solo lo mire, coloque su mano en mi mejilla y me quede dormida a su lado, deseando otra vida, pero con él.

Al día siguiente, al salir del trabajo él se marchó, me mando un texto pidiéndome que le avisará al llegar a casa, cuando llegue a casa, sentí frío, lo adjudiqué a que estaba empezando el invierno y por primera vez desde hace mas de 74 semanas, llegue a dormir sola en la que era nuestra cama, me acurruque con el oso de peluche que me regalo en nuestro primer año y no permití que ninguna lágrima saliera de mis ojos.
Tenia que ser fuerte, porque de lo contrario me hundiría, y yo sabia que si lo hacia ya no podría ver la superficie hasta dentro de mucho tiempo.

Pasaron catorce días, en los que yo me hundía en la rutina, despertaba, iba al trabajo, deseaba no tener que verlo ahí pero al mismo tiempo deseaba hacerlo, pasa saber si me extrañaba, para ver si la estaba pasando tan mal como yo, cualquier índice de tristeza en su rostro, pero las pocas veces que logre divisarlo, se veía tan normal, tan cotidiano que yo solo seguía mi camino y trataba de no demostrar lo mucho que me afectaba.
Sus mensajes cada día eran mas fríos, cada día menos mensajes recibidos de su parte, y yo solo deseaba poder estar enojada, para que la furia me ayudará a poder sobrellevar esto.
Todos los días me decía a mi misma, que faltaba menos para que regresara a casa, primero eran diez días, después fueron ocho, cuando faltaban tres días para que todo volviera a estar como antes, recibí su mensaje.

-¿Te puedo ver temprano antes del trabajo? Me gustaría hablar de una cosa contigo.

Esa noche casi no dormir, la esperanza de que se disculpara como yo quería que lo hiciera era tanta, que me pare cuatro horas antes de nuestra reunión, rice mi cabello porque sabia que le gustaba como se veía así, pinte mis uñas, incluso me cambie dos veces de ropa y use mi perfume más caro.
Llegue una hora antes, y le envíe un texto tratando de sonar casual

-Llegue antes, se me hizo algo temprano, te espero fuera del trabajo :)

Mi emoción se disparo cuando me respondió que él ya estaba ahí, que también había llegando temprano.
Corrí a su encuentro y al llegar me sorprendió verlo tan casual, me saludo solo con una sonrisa y me pidió que nos sentáramos. Estaba tan nerviosa que comencé a hablar.
—Solo tres días mas y regresaras, compre cortinas nuevas y cepillos de dientes para ambos, se que el que tenías en casa ya no te gustaba, también eh pensado que hemos descuidado un poco la relación, podemos ir al cine el lunes antes de ir a casa y después ir a comer Sushi...
—A ti no te gusta el sushi —Dice de pronto y apretando los labios me miro a los ojos. Debió haber detectado la ilusión en ellos porque vacilo antes de hablar —¿De verdad crees que es buena idea que vuelva a tu casa?
—Bueno, habíamos acordado que volverías a casa, que todo se solucionara...
—No creo que esa sea la solución, ya hemos pasado por bastante, tú has pasado por todo lo que eh hecho y no quiero volver a equivocarme.
—Entonces no lo hagas, no te equivoques, ni siquiera estoy enojada contigo, solo quiero que arreglemos esto. Yo te extraño, nuestro gatito también te extraña y sabes que mi familia es la tuya, también te extrañan
—Es un gato, el no me extraña — Habló de forma exasperada, alboroto su cabello con la mano y me miro fijamente — Creo que lo mejor es terminar.
Palidecí, sentí como mi alma se caía a mis pies, mi estómago se revolvió y fue ahí cuando por fin las lágrimas brotaron.
—¿Porque dices eso? Habías dicho que si te ayudaba a solucionar lo ocurrido todo estaría bien, dijiste que te esforzarías en cambiar y que esta seria la ultima vez.
—Se lo que dije, pero en estos momentos esta es la mejor solución que encuentro. Estoy tan cansado de equivocarme, cansado de todo esto, de ti molesta y reclamandome cada que hago algo, es tu casa donde vivimos, no es la mía.
—Si estas cansado de equivocarte entonces no lo hagas, no comprendo — Con los ojos nublados lo mire — ¿Ya no quieres estar conmigo?
Él ni siquiera titubeo.
—No...

Estaba tan confundida, definitivamente no esperaba esto, las lágrimas salían de mis ojos y no podía controlar el temblor en mis labios y cuando creí que no podía estar peor, cuando creí que todavía había arreglo el sólo dijo:
—No te portes como una niña, también estas cansada lo se, esto es lo mejor, podemos ser amigos, estaré para ti cuando lo necesites pero puedes seguir sin mi, podemos hacerlo, fue demasiado pronto para algo tan serio como vivir juntos, sera mejor terminar bien.

No se cuanto tiempo estuvimos así, yo pidiéndole que lo reconsiderada, rogándole que no nos hiciera esto, asegurándole que se equivocaba, pidiéndole una semana más para demostrarle que  todo estaría bien, pero el solo me miraba, una mirada fría y después, acaricio mi mejilla y suspiro.
—De verdad lamento todo esto. —Despues se levanto y entro al trabajo.
Yo Prendí un cigarro, el primero de muchos que me esperarían y observándolo marcharse lejos de mi solo Murmuré.
—Te querré por los dos, esperare por ti...
Y entonces, limpie mis lágrimas y regrese sobre mis pasos.

Réquiem de una RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora