Amándote y cuidándote...

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Cuando volvió a casa no tardo en encontrar los restos de la cadena.

Suspiro suavemente, pues no le sorprendía que Waylon lograra quitárselas.

Él no las había atado a nada, y esperaba que Waylon no se diera cuenta.

Sabía que había sido estúpido, pero amaba tanto a su esposo y le dolía atarle.

Puede que para otros fuera confuso, pero él se había casado con ese hermoso rubio y lo protegería de todo.

Aun cuando el mayor peligro fuera Waylon.

Pero déjenme explicarles un poco esto.

Waylon era un omega muy...muy especial.

No solo por su hermosura y su olor, había algo en el que otros omegas no tenían.

Lo había notado el día que ese rubio llego a su hogar.

Se notaba perdido y algo herido, tenía una cortada en su pierna, quizás un animal.

No quiso pensarlo demasiado tiempo, pues el joven necesitaba su ayuda.

Así que sin dudarlo lo llevo hasta su baño, donde le dio una ducha y le afeito un poco.

Tenía que quitar aquellos bellos para que no estorbaran cuando tuviera que coser la herida.

El chico tenía una suerte que el fuera un médico jubilado, y que estuviera en su casa ese día.

Por lo general salía para ayudar a la gente del pueblo cercano.

Pero sobre todo tuvo suerte que no estuviera en su celo, pues aun con todo su auto control, el seguía siendo un alfa.

Quizás sea eso lo que más le motivo a ayudar a Waylon, pues sus instintos protectores le obligaron a proteger y curar al omega.

Por dos días este tuvo fiebre y alucinaciones.

Aun así, el hizo todo lo que estuvo en sus manos, incluso le dio la habitación de su ya fallecida madre.

No era el mejor lugar, pero el joven podría estar cómodo.

Cuando despertó Waylon le conto su historia, que al igual de la de muchos omegas era el deseo de escapar de su familia y amigos, pues todos habían acordado venderlo a un alfa con tal de que este invirtiera el dinero en su podrido pueblo.

Jeremy Blaire, o algo así había mencionado Waylon.

Parecía que el joven le temía, pues cada vez que trataba de pronunciar el nombre temblaba de miedo.

Y la herida en su pierna había sido provocada por este.

Furioso y a su vez conmovido por la historia del joven, le pidió quedarse con él.

Al menos en lo que su pierna se curaba.

Pronto descubrió que los gustos de Waylon eran sencillos.

No solo por su forma simple de vestir, también en los alimentos.

Pues parecía muy feliz cuando Eddie preparaba un emparedado de jamón y queso.

Manjar que elogiaba como la mejor comida del universo.

Enamorarse entonces de aquel omega había sido un gran cambio para su vida.

Pues desde la muerte de su madre evitaba pasar la mayor parte del tiempo en su hogar.

No deseaba volver a aquella casa vacía.

Pero ahora estaba ese joven y travieso rubio, quien entre juegos se burlaba de sus gustos y decoración, al punto de vestirse con aquellos clásicos vestido que solía hacer en su tiempo libre.

Hasta que la muerte....Where stories live. Discover now