Ay Josh...

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Capitulo 8

-Que asco de comida.- Le dije a Miguel.- ¿Como te la comes?

Miguel se estaba comiendo toda la sopa con entusiasmo.

-Pues cuando te acostumbras te sabe como a gloria.- rió.- Y espera a probar la ensalada.

Gire el rostro.

-¡Hola cariño!- dijo mi mamá.

-Hola ma.- dije mientras movía el plato con "sopa" a la esquina -Ma, ¿Porque nunca me dijiste que Miguel estaba en el mismo cuarto que yo?

-Ay hija es que no quería que te sintieras incomoda.- dijo mi madre sin mirarme a los ojos.

-Pero...

-Pero eso no importa ahora.- me miro.- Vine porque hoy vas a empezar con tu terapia para que empieces a caminar.

Solo de escucharla me dolió ¿Como voy a caminar si de solo orinar me duele?

-¿A que hora?

Miro su reloj dorado. Ya se ve mucho mejor a cuando la vi la primera vez después del accidente; ahora hasta se maquilla.

-En exactamente dos horas.- tomo su bolso y me vio.- Chao cariño voy a la cafetería del hospital.

-Per...

-¡Gusto en conocerte Miguel!- dijo mientras salía de la habitación.

Miguel me sonrió. Estábamos viendo Tom&Jerry.

El quería ver las noticias pero ya yo estaba cansada de eso. Era el que ponía todos los días las noticias, no las enfermeras como yo pensaba.

-Trate de advertirle de la comida del hospital...- suspiré.

-Ay vamos, ni que estuviese tan mala.- dijo mientras se levantaba.

-Sigo sin entender como te la comes.- murmuré

Miguel se sentó muy cuidadosamente en el borde de mi cama. Ya veo como no lo noté ¡Es súper callado!

-Como hoy vas a hacer tu primera terapia vas a necesitar de muchas energías, necesitas comer.- dijo mientras tomaba la cuchara de la sopa y la acercaba a mi boca.

Reí.

¿Que está haciendo?

-¿Que haces Miguel?- reí.

-Hago que la comida sepa mejor.- me dijo mientras miraba la cuchara.- Abre la boca princesa.

La abrí.

No se si la abrí por la sorpresa que me dio escuchar esa palabra vibrar en las cuerdas vocales de una persona que no es un familiar o porque quería hacerle caso. Esa palabra... "Princesa". Yo pensaba que nunca nadie me llamaría así por mi físico, para mi que me dijeran algo así era como un sueño...

-Tienes razón.- sonreí.- Ahora sabe mucho mejor.

-Bueno, como te sabe mejor ahora me puedo ir a sentar en mi cama y te la puedes comer tu sola ¿No?

Claro que no bobo.

-Eh...

-Solo bromeo.- sonrió -A ver, abre la boca.

~

Ya casi me estaba terminando la sopa cuando

-¿Miguel?- dijo la zorra de la enfermera -Tienes exámenes que hacerte.- me miró.

La voy a matar ¡¿Es que en este hospital no hay privacidad para dos adolescentes en una habitación?!

Bueno, eso sonó mas feo de lo que esperaba...

-Termina te la sopa.- se levantó.- ¡Revisaré el plato cuando llegue!- dijo cuando iba saliendo.

-¡Claro!- reí.

Y de pronto, un silencio.

Hace un frío horrible, me duelen hasta los huesos. Jo que vieja me siento.

Mire el reloj... ¿Porque tardan tanto? ¿Como es una terapia?

Que miedo. De seguro me maltratarán mucho. Trate de alejar el pensamiento de la cabeza, pero la verdad es que "terapia" me sonaba como a "The Biggest Loser" ya saben, ese programa en el que hacen sufrir a mi gente (los rellenitos) hasta que adelgacen... De solo pensarlo me dan náuseas ¡Ni siquiera tengo a mi madre aquí!

Creo que ya me estoy poniendo histérica.

Inhala, exhala Matilda... Eso.

De repente un sueño enorme me cayó encima y antes de que me diera cuenta ya estaba profundamente dormida.

-¿Que pasa Josh?- dije tratando de sobarle la mejilla por milésima vez.

Pero esta vez, su mejilla era algo arrugosa, mojadita y como que...

Abrí los ojos inmediatamente para encontrarme con muchos doctores que me miraban mientras yo, le tocaba la mejilla amorosamente al que parecía ser el mas viejo del grupo.

Se notaba que todos disimulaban una risa. Vaya disimulo ¿Eh?

Y en un instante escuche la voz de Gabriel y me lo encontré a unos pasos de mi (coqueteando con una enfermera seguramente) riéndose no muy disimulado. Maldito engreído ¿Que venía a hacer aquí?

Esto solo me podía pasar a mi.

~

Bueno chicas/os gracias por leer espero que les haya gustado. Mil disculpas por la demora y ¡Gracias por sus comentarios! Eso es lo que hace que escriba más.

Gracias!

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Convirtiendome en la perra perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora