Nuevo empleo, nuevo amor / PerthSaint de Love by chance

Capítulo 3.

Era la época con los días más calurosos del año. Estaba en la cafetería, casi todos los estudiantes habían comprado batidos de frutas para combatir el intenso calor que podía sentirse aún con el aire acondicionado interior debido a la cantidad de personas en el lugar. Mientras hacía fila para comprar mi comida, hice cálculos mentales y desgraciadamente por más que hiciera ajustes no entraría en mi presupuesto. Ni hablar.

Pedí lo mismo de siempre, un platillo compuesto de arroz, verduras y un poco de pescado. Al final me conformé con tomar una bebida de té verde. Estaba algo fresca, así que no estaba del todo mal. Localicé una mesa disponible donde podría comer mientras repasaba por última vez mis apuntes antes del examen.

Habían pasado tres días desde la audición y seguía sin saber noticias. Esperaba que fuera una buena señal pero tampoco quería ilusionarme. Me concentraba en la escuela durante el día y en mis últimas responsabilidades como presidente de la sociedad de alumnos, sin embargo, antes de dormir, sin falta, revisaba la página oficial de la película para verificar si había actualizaciones.

"Hola, P'Perth." Alguien a mi lado me llamó y tuve un pequeño deja vu. Un chico con cabello desalineado, lentes y ropa demasiado holgada era el que me había hablado. Me sorprendió mientras tenía comida en la boca, así que aproveché la pausa necesaria para tratar de distinguir quién era. "Oh, perdona, te interrumpí. Las demás mesas están ocupadas, ¿puedo sentarme?"

Debajo de esa maraña de cabellos marrones pude ver una sonrisa conocida. Con razón no lo había distinguido esa vez. "Claro, no hay problema." Él se mostró feliz y puso su mochila en los asientos contrarios a donde estaba yo, quedando ambos de frente una vez se hubiera sentado.

"Los finales van a matarme." Dijo con tono quejumbroso sacando apresuradamente varias libretas de su mochila y esparciéndolas en la mesa, creando un caos casi al instante. "Dime que después del primer año todo se vuelve más sencillo." Se veía realmente estresado, era justo como la primera vez que habíamos platicado, cuando sin darse cuenta me había ayudado a hacer catarsis de mi propia situación personal.

"No pero, si te apasiona lo suficiente, sobrevivirás." Le dije sonriendo y mirándolo directamente.

"¡Ah! ¡Ya lo recuerdas!" Realmente pareció muy feliz por ello. "Sé que no puedo culparte, ni yo mismo me habría reconocido."

"Pero, no entiendo, ¿por qué?..." En serio parecían dos personas diferentes. No terminé mi frase ya que no sabía cómo hacerlo sin sonar grosero.

"En realidad soy muy perezoso; es ya suficiente milagro que me pueda presentar a tiempo a clases. ¿Sabes cuánto tiempo tengo que invertir en peinar mi cabello para que se vea como el día del casting? Mínimo treinta minutos. Es mi maldición. ¿Por qué no nací con el cabello lacio como el 99% de la población en Tailandia?" Hacía mil expresiones con su rostro cuando hablaba y seguía teniendo la misma voz ruidosa.

"Entiendo, ¿y los lentes?"

"Uso de contacto a veces. Me incomodan y usar gafas es más fácil cuando se tiene prisa." Su toma de decisiones parecía ser muy simple. "Iré por algo de comer. Enseguida regreso." Asentí con la cabeza y lo vi alejarse rumbo a la fila que parecía nunca terminar. Algunas personas miraban en mi dirección con cara de extrañeza.

Usualmente si no estaba con Yacht o con el grupo de la sociedad de alumnos me encontraba solo. Resulta más cómodo para concentrarme en las tareas o estudios. Pero justo en este momento me pareció que no estaba mal platicar con personas diferentes. Habían sido días de cambios en mi rutina.

"Ya volví." Después de algunos minutos mi compañero menor regresó con una charola de alimentos. La puso en la mesa y aún de pié me extendió un batido de fresas. "Para tí." Dijo animadamente. Nuevamente me sonreía radiante, yo lo vi extrañado y estuve a punto de ofenderme en mi condición de superior, pero era imposible que él hubiera leído mi pensamiento. "Es mi forma de darte las gracias por ayudarme el otro día." Su expresión era tan sincera que no pude negarme.