Sigo robando. Paseo por las calles en busca de mejores sectores para robar.
Camino por las aceras y me detengo de vez en cuando en los escaparates para ver lo que tienen dentro. La comida casi no abunda y las cosas lindas se agotaron. Todo es demasiado caro, no puedo pagarlo, por esto es que sigo robando, para darle una mejor vida a Noah.
Es otoño, las hojas de los arboles caen. Tuve que hacer un par de trabajos y robar un par de veces para poder conseguirnos un par de suéteres. Noah sigue débil, tengo miedo de que siga así.
Aun me quedan varios cerillos, así que cada día recolecto madera para encender una fogata para Noah.
Cada mañana es igual, la única variante es que estos últimos días una pareja de lobos merodean el bosque. Cada noche aúllan y tengo que ahuyentarlos para que no se acerquen al refugio.
Hoy me desperté tarde, Noah sigue dormido, pero yo debería haber robado hace mucho tiempo para conseguir algo de almuerzo.
Tome la navaja y fui lo más rápido a buscar comida.
Llegue a la calle en la que más veces había robado con la esperanza de conseguir algo rápido, escuche que alguien se acercaba así que me puse frente a ellos dispuesta a robar, pero no tenía fuerza.
No pude blandir con fuerza la navaja, ellos se abalanzaron contra mí y me golpearon, no podía perder tiempo, Noah seguía adelgazando y no podía permitirse aguantar hambre. Se hacía tarde, no tenía comida, no tenía mucha fuerza, así que después de la paliza fui desesperada a un puesto de panadería que estaba cerca, entre, robe un poco de pan y corrí, no tenía fuerza pero siguió corriendo, escuche que el tendero gritaba por su pan, pero seguía corriendo, me quedaba y cada vez corría más lento, pero lo seguía haciendo, hasta que... me desplome.
Me atrapo, me alcanzo. No entendía que estaba disiento, sentí sus golpes y a lo lejos escuche sus gritos hasta quedar desmallada.
Caí inconsciente.
Desperté a la mañana siguiente, cansada, hambrienta y desorientada.
Recordé a Noah, recordé que no había comido nada, ya era de madrugada, había pasado demasiado tiempo sin comer.
Me levante presurosa y corrí llorando hasta donde Noah. Corrí y corri, me tropese y cai cerca del rio cercano a nuestro refugio. Lloraba y corria, gritaba el nombre de mi hermanito esperando a que me contestara pero no había sido la primera en llegar.
El duo de lobos estaba sobre él, un lobo blanco y uno negro masticaban lo que quedaba de mi hermanito; no podía creérmelo, no quería creérmelo.
No quedaba nada de él.
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Noah y yo.
Short StoryKara es una chica que a temprana edad tendrá que sufrir las desgracias de una ciudad empobrecida por la guerra, al lado que tendrá que sobrevivir y cuidar a un chico que ella proclamo como su hermano.