Me acosté sobre él.
Quedando a horcajadas. El acostado y yo sentado sobre sus caderas, lo miré a los ojos e incline mi cuerpo para besarlo lentamente, mi lengua entro en su boca explorando con toda libertad cada rincón; bajando y dejando húmedos besos en su cuello.
Sentí como sus manos tocaban mi trasero, apretándolo, compactándome contra su fornido cuerpo. Un jadeo salió de mis labios, seguido de un grave gruñido de él.
Seguí bajando por su cuerpo, mordiendo su clavícula, besando su pecho y dejando lamidas en todo su abdomen. Llegue al elástico de aquellos ajustados boxers, dando una lamida sobre ellos. La piel de él se erizo ante mi contacto.
Tome el elástico de su ropa interior bajándola lentamente y dejando besos en la piel que se iba descubriendo hasta que finalmente la prenda se perdió en la habitación
Di una rápida lamida sobre toda su longitud, recorriéndola con mi lengua lentamente, haciendo que mi contrario tomara mi cabello en señal de que siguiera. Comencé a meterlo y sacarlo de mi boca, el chico de pelo azul gemía mi nombre mientras guiaba mi cabeza en movimientos rápidos. Lo saque de mi boca, succionando sin delicadeza la punta de este, el cuerpo de mi compañero comenzó a temblar dándome las señales para saber que le faltaba poco. Alcé mi mirada, clavándome en sus ojos y seguí succionando pero de una manera obscena, con ruidos y sin ningún tipo de escrúpulo. Hasta que sentí el líquido caliente recorrer mi garganta, su cuerpo moverse y los prominentes gemidos saliendo de su boca e inundando la habitación.
Lo quite de mi boca, un hilo de saliva mezclado semen unía mis labios con su longitud. Clave mi mirada en los ojos avellana de mi chico.
-Eres increíble- dijo él sonriendo.
