- No deberíamos estar aquí.
- Hermánico, sabes que nos pagan por estar aquí.-como si yo quisiera estar aquí.
- También se que los espías en el territorio del rey Gaius no son bien tratados.
- Sabes que lo hacemos por nuestro reino, y por nuestra familia, por el legado de espías.
- Al demonio con el legado, el final de nuestro sino no va a ser en un par de lanzas con nuestras cabezas.
- Tu lo has dicho, no va a ser. Y sabes que estas catacumbas no han sido recorridas en años.
- Bueno, vamos arriba robamos las cartas y nos largamos
- Si, hermanito.
Aquellas catacumbas estaban llenas de ratas y murciélagos. Max estaba asustado por los ruidos de los animales, pero no podían detenerse a matar ratas.
- Iré diez pasos detrás tuya por si nos sigue alguien, tu simplemente sal y dirígete hacia el dormitorio del rey.
- Vale pero antes de nada, Mel, si me quedo atrás tu no te devuelvas, sigue alante y deja que me las arregle solo.
- ¿Y dejarte a ti solo la diversión de matar a todos los guardias?
- Jajaja.
Salieron de las catacumbas, y entraron en el palacio real.
Era un palacio inmenso, con las mejores esculturas y las mejores pinturas de toda Srilna
- Ya tenemos las cartas, ahora vámonos.
- Espera un segundo dame tu daga.
- Toma, ¿para que?
- He escuchado la voz del rey
- Estará con su guardia real.
- Aun así, tengo que saldar la cuenta de nuestro padre, ¿la recuerdas?
- Lo recuerdo, pero no quiero recordar que hoy te mato la guardia real
- Eso no sucederá, por lo menos hoy no, tu solo sígueme.
- Mas te vale que no suceda.
Caminó por los largos pasillos del palacio, Max la seguía por detrás con miedo y su espada en la mano.
Mel vio a Gaius, le indico a Max que entraba ella sola en la habitacion
- Ah hola supongo que eres la cortesana que viene hoy, y veo que eres mas guapa que las de estos días.
Sentí que iba a morir cuando me miro, hasta que escuche esas palabras del rey, yo una cortesana, mas quisiera el. - Buenas tardes mi lord.
- De buenas tardes nada puta, empieza tu trabajo y cállate.
Llena de rabia y con ansias de matarlo, pensé que me podría divertir un poco con el antes de su final. - Oh mi lord espere a que me quite este vestido y empezamos.
- De esperar nada puta, ven aquí.
Ella le hizo caso.
Le rompió con las manos el vestido y le toco el pecho.
<<Que repugnancia.>>
- Mi lord pongase esta venda en los ojos y vera lo que he aprendido en este oficio.
El rey prosiguió.
Entonces, Mel saco la daga de su hermano y se la clavo en el pecho.
- Y esta va por mi padre.
- ¡Guardias! ¡Guardias! - Gritaba mientras se ahogo en su sangre.
-Max corre vámonos de aquí.
Pero Max ya no estaba.
Mel se fue corriemdo en busca de su hermano, al no encontrarlo por ninguna parte, se fue rauda por el ruido de los guardias. Salio por el camino de las catacumbas a las afueras de la ciudad.