- Hola compañero, ¿al final te llevaste la chica a la cama?
- Hola Rubén. Claro que me la llevé, ¿lo dudabas?
- Claro que no. ¿Bueno y que tal te fue?
- Bien. - Mas que bien, tenía ganas de verla. Nunca volvía a ver a las chicas de la taberna. Pero quería volver a verla. - Decidido, al salir de aqui iré a verla.
- ¿Decías algo?
- Emm... nada.
Era un entrenamiento duro el de los barracones. A primera hora de la mañana debíamos tocar la campana para avisar que finaliza el turno de noche. Después deben entrenarse con la espada, el arco, la lanza, y la lucha con puños. Por último deben limpiar y arreglar los desperfectos de los barracones.
Era una tarde soleada, aunque se empezaba a notar el final de un buen verano. Marcellus se fue rápidamente hacia la sala de invitados del palacio. Quería encontrarse con Jennifer.
Había una gran fiesta en las calles. Era la coronación del rey. A Marcellus le daba igual pero esa era la razón de que saliera antes de los barracones.
Camino por el pasillo pero no veía a nadie. En la habitación se escuchaba
a gente hablando pero no parecía la voz de Jennifer. Caminó por los pasillos sin verla. Se paró a esperarla. Pero sabía que si algún guardia le veía, podría sospechar de que estaba espiando. Pasaban los minutos y no la veía. Pensó que era un estúpido por ir a buscarla a allí. Debería irse. Estaba saliendo del palacio pero pensó en quedarse por ahí un momento mas.
Minutos después, ella apareció.
- Hola Jennifer.
- Hola Marcellus. No esperaba verte aquí. - No esperaba verte nunca mas, pasarías de mi como si fuera una simple anécdota
- No pensaba venir pero no sabia donde mas verte.
- Ahora mismo estoy ocupada Marcellus. Vente aquí en la puesta de sol y hablaremos.
- Vale.
Marcellus se fue hacia la coronación del rey. Si algo le despejaba era una buena fiesta. Aunque se le hacia difícil dejar de pensar en ella.
<<Extraño.>>
Nunca había pensado tanto en una mujer.
