El encantador día llego, mi madre corría histérica por la casa buscando un collar que había pertenecido a mi abuela y yo la seguía con la larga cola del vestido de novia para evitar que esta se manchara, rasgara o se atorara en algún lado. Era un gran día para ella, verla tan contenta y emocionada por casarse con el hombre que para ella era el último y el más especial.
Me preguntaba que se sentiría aquello, saber que encontraste a esa persona que se quedara contigo para siempre porque era verdad, el amor no era de la noche a la mañana, ni era de un momento a otro, tampoco era con la primera persona y más que nada no era amor a primera vista. Esas cosas no siempre pasaban a la primera, tenías que intentar e intentar una y otra vez, aunque eso implicara que terminaras, herido, roto y más que nada aplastado, pero aun que el sol ya no saliera y el cielo fuera gris cuando menos esperas un destello de luz aparece ante ti y sabes que aún queda un largo camino por el cual pelear.
—Lo encontré!!
Grito mi madre a lo que todas las madrinas aplaudieron y yo suspire cansado, era demasiado pesado aquel vestido y eso que aún no se terminaba de ajustar. Cuando regresamos al cuarto y ella se sentó para terminar de ser arreglada nuevamente, me quede viendo a esa maravillosa mujer sentada frente aquel espejo, con una mirada brillante y una gran sonrisa donde mostraba todos sus dientes.
Era encantadora, su cabello finamente arreglado en un pulcro peinado con flores y bucles en aquel dorado cabello, sus mejillas sonrojadas y esos ojos que brillaban con entusiasmo más que cualquier otro dia, me recordaba cuando años atrás Sali de la primaria y esa misma mujer me miraba de esa misma manera, emocionada, triste y más que nada llena de sueños.
—Dan, corazón ¿que tienes? — la dulce voz de la mujer lo hizo regresar al presente y la miro.
—Solo pensaba, en lo radiante que te vez mama.
Le sonreí y me levanté del borde de la cama para acercarme aquella y rodearla con mis brazos.
—Crees, ¿que a mi edad aun es correcto casarme? — dijo algo decaída y yo sonreí.
—Mama, claro que sí, todos deben ser felices y más tú, Así que termina de arreglarte para irnos.
Las damas se apresuraron a terminar de retocar su maquillaje y yo coloque el encantador collar de perlas en su cuello y de esta manera tras un par de empujones, levantamientos de vestido y piruetas logramos entrar en el auto con aquel vestido y las 8 madrinas además de mí. Era un gran día y sentía un revoltijo en mi estómago, como si algo jugara con él y lo pateara tantas veces como quisiera. Respire profundo para calmar esa sensación que era acompañado por angustia de algún tipo.
Al llegar a la iglesia lo primero que hicimos fue bajar a tropezones las damas de honor y yo. Daniela venia conmigo y habíamos hablado durante todo el trayecto con emoción que claramente en algunas partes era fingida pues esa sensación se había instalado en mí y no parecía querer irse. Le pregunte sobe su relación la cual me comento que hace meses la había dejado pues la química entre ellos se había acabado pero que llegaron a un punto en el que ellos eran amigos pues parecía que esa relación se les daba mejor que el de una pareja. También sobre su nuevo ingreso a la escuela y próximamente su entrega de certificado, pensar en aquello me había llenado de alegría y más tenerla a mi lado pues se había hecho una gran amiga con el paso de los años.
Por otra parte, al bajar de aquel auto en la entrada se podía ver a la hermana de Yess con un encantador vestido rosa, esa chica había sido una gran amiga en este tiempo pues en ocasiones preguntaba sobre Matt y ella sutilmente me daba pistas, pero nunca una respuesta en concreto, había prometido no decir nada sobre mis sutiles dudas a su rubio hermano pues habíamos tomado confianza ella y yo y era como una promesa de amistad.
La salude desde lejos con una cálida sonrisa a la cual ella contesto de igual manera, por otro lado los amigos de Yess también formaban ya de mi grupo de amigos de mi pequeño y encantador círculo de amigos pero no todo había quedado en eso, amigos de la carrera habían sido invitados pues los padres o madres de ellos eran amigos de la mía, a lo lejos podía también ver familiares y personas cercanas a los próximos esposos, era una escena encantadora pues en la entrada de la iglesia estaba el prometido de mi madre, Ron un encantador hombre del cual al inicio no me había llevado una buena impresión pues lo que menos quieres es ver a tu mama besándose con alguien enfrente de ti.
Al recordar aquello sentí una gran alegría y de esta manera al sonar las campanas todos entraron al lugar para acomodarse y escuchar la misa. En ese momento mi madre bajo con su despampanante vestido blanco lleno de cristales y un millón de decoraciones que había diseñado para ella. Eso había sido de mí, un diseñador o más bien estudiaba para diseñador, pero aquel vestido era obra mía y único en existencia.
Las suaves capas de tul cayeron en la falda y mi Liz mi querida madre camino a la entrada del lugar acompañada por mí.
—Nerviosa?
—Siempre creí que sería yo quien te acompañaría a tu boda hijo, pero te gane esta vez
—Algún día llegara mi día mama, ahora es el tuyo.
La tan común música de bodas resonó en todo el lugar con ella el inicio de todo aquello, entramos después de las damas de honor y tras dejarla en manos de mi futuro padrastro me retire para tomar asiento a lado de Sam y Daniela.
—Sam, sabes si vendrá Yess?
—Dijo que llegara al rato, está un poco ocupado.
Mordí el interior de mi mejilla y asentí sin decir nada más y así de esa manera deje que la misa pasara a su ritmo, con promesas, gritos, palabras de amor y más que nada sellado con un beso.
El público grito, yo grite y todos aplaudimos por la nueva pareja y yo me sentí más que feliz, Mi mama sería feliz.
Al salir del lugar las fotos y lanzar arroz no tardaron en llegar además de la foto familiar o más bien la foto donde salían todos los invitados fue tomada. Las felicitaciones no tardaron para la pareja y yo solo me mantuve alejado viendo como la gente se amontonaba alrededor de ellos, pero algo llamo mi atención y tuve que mirar un largo tiempo hasta darme cuenta de que era aquello que tanto había captado mi atención.
Mis manos temblaban, el aire me faltaba y sentía escozor en mis ojos, las lágrimas intentaban salir, pero se negaban hacerlo, un gran nudo en la garganta se instaló y no supe que hacer en ese instante. El me miraba, si me estaba mirando a mi con intensidad, como la primera vez y sentí ese dolor oprimente en mi pecho, había encontrado lo que faltaba, pero no era tan fácil como correr a sus brazos y sentir su calor.
Un chico de cabello castaño lo abrazaba por el brazo y se apegaba a el de manera exagerada, era lindo, atractivo, hermoso e inalcanzable, quien era Daimiel para enfrentarse ante aquella belleza. Pude ver algo en sus ojos, esperanza?, no, tristeza?, no, odio?, no, alegría?, si eso era, estaba contento de ver me ¿a mi?. Retrocedí y poco a poco, cada vez más rápido hasta que choqué con un cuerpo y por la mirada de el me di cuenta que le había desagradado pues al instante aparto su mirada de mí.
—Regreso Freedman... creí que me había desechó del bastardo.
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo por completo al escuchar la voz de Yeisson a mis espaldas, fría, llena de odio y más que nada esa sonrisa que se plasmó en su rostro.
Tenía razón, Mathew había regresado y no venia solo.
Esta corto pero espero les guste pues falta poco para que le de final a esta historia y les presente una nueva sobre el amorío entre dos chicos de una manera diferente. Bonita noche, besos,bye. <3

ESTÁS LEYENDO
Mi Deseo
RomantikDan es un chico antisocial que tiene una obsesión con los finales felices y un dia acude a un curso para conocer gente y asegurar que un final feliz se puede conseguir, pero para su mala suerte se topa con Matthew quien es un chico mujeriego que no...