Merry Christmas, Happy Birthday.

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December 23th, London, UK.

Llegaba tarde a la casa, era un imbécil.
De verdad que llegaba tarde, y rezaba porque no se le hicieran las doce, como a cenicienta, y que todo se convirtiera en un desastre.

Caminaba rápido algunas cuadras y otras las corría, porque deseaba no preocupar a su madre o su hermana, en lo absoluto.

Al llegar por fin a la casa suspiró estando en el pórtico, recuperando el aire perdido. Cuando quiso entrar, notó que no tenía llaves de la casa, y gruñó por ello, como si fuera un perro, mientras rodaba los ojos.
No le quedó otra opción que tocar la puerta con sus nudillos unas tres veces, como si fuera un pequeño TIC, de hecho, lo era.

Su hermana abrió la puerta y al instante lo ayudó con la bolsa que tenía en sus manos para que él pudiera entrar rápidamente.

¿Hace frío afuera, hermanito? — Gemma río con cierta maldad y Harry rodó los ojos. Luego miró el reloj, que marcaba las diez y media pasadas, creyó que era mucho más tarde.

Su familia era numerosa, sin embargo, esa navidad serían sólo ellos tres, ya que la familia no se encontraba en la ciudad y ellos tampoco tenían la posibilidad de viajar, una Navidad en casa no era tan mala, siempre hacían que fuera buena, con alguna guitarra y comida deliciosa, ¿Podían pedir algo más?

De hecho, a Harry le gustaba más así, siendo los de siempre, con costumbres tranquilas y una situación calmada.
Los gritos de su tía (porque no escuchaba muy bien), el barullo de muchas personas hablando de cosas diferentes a la vez, los llantos de sus primitos más pequeños... Sí, tal vez era la familia promedio, solo que sin el tío borracho, y tal vez todos tenían esos problemas, no se podía quejar (no lo hacía), pero la paz aveces era necesaria.

Sin duda lo era, porque ahora ya se había secado y estaba con su madre, cocinando unas bonitas masitas con colores rojos y verdes, y eso era adorable.

¿Por qué tardaste tanto, Harry? — Harry abrió los ojos como platos pero no dijo lo que vino a su cabeza, y su madre no lo vio.
"Es que me quedé hablando con un chico de la tienda que estaba buenísimo." No, no podía decir eso, aunque ella ya sabía que le gustaban los chicos, eso no tenía nada que ver, si es lo que pensaban.

Harry había salido del closet a los dieciocho años, varios años más tarde de haberlo descubierto, y esque sabía que su familia no iba a juzgarlo, la conocía bien, pero aun así no se animaba. Creía que era lo que pasaba la mayoría de los homosexuales, lesbianas o bisexuales, a excepción de algunos que no tenían problema de decirlo en cualquier momento o lugar (deseaba ser de esos), o de los que, por otra parte, tenían una familia homofóbica, y se encontraban en un aprieto gigante, pero él sostenía que debían decirlo de todas maneras, y tal vez así, su familia se abriera a la idea.

No andaba el lector de tarjetas en la caja, y había bastante cola.— Maldito mentiroso.

Oh, suele pasar, lo importante es que ya casi es hora, ¿No? —Harry levantó la mirada y asintió con su cabeza, tenía sus manos llenas de masa, como las de un panadero, pero sabia que quedarían deliciosas.

Sí, ma.— Besó la mejilla de su madre mientras que limpiaba sus manos con un repasador y al acabar casi que dio la corrida más rapida de su vida para volver al sofá y tomar la notebook y ponerla en sus piernas, pero no precisamente para volver a trabajar.

Tecleó rápidamente la palabra "Louis" en el buscador de Facebook, pero salieron 70.000 resultados. Malditos Louis.

Luego, recordó que sabía dos datos de él, su nombre y su fecha de cumpleaños, sumado a eso, su carita.

No iba a ser tarea facil, y tal vez, era más fácil volver a ir a la tienda y averiguar de él, de hecho, iba a hacerlo, pero ciertamente los horarios del enano eran muy tarde, y sería difícil encontrarlo, pero todo el mundo sabía que él lo iba a intentar.

Siguiorsu búsqueda, bloqueando a todos los que no eran para ir alivianando el asunto, parecía un loco, no es como si el chico le hubiera gustado, claro que no... solo tenía un leve interés en él, nada más.

Pero tuvo que alejarse del computador, eran las 11:50, y como si fuera algo automático, todos dejaron sus cosas para ir al centro de la mesa, esperando a que se hicieran las doce.

Minuto tras minuto se observaban con una sonrisa de cariño hasta que se hicieron las doce y todos chocaron sus copas y se dieron un beso, festejando que era Navidad al fin. Y ellos tres (y su gata) estaban juntos, compartiendo la fecha.

Feliz cumpleaños, Louis...—Musitó en un tono que sólo él pudo escuchar, esperando que el enano que conoció en la tienda fuera a pasarlo bien ese día.

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⏰ Última actualización: Nov 22, 2018 ⏰

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