Capítulo 1

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Un pantalón holgado color negro con pequeñas ilustraciones de dragones en diferentes posiciones, y la camiseta color blanco que su madre le había regalado años atrás, eran las prendas que le cubrían su piel blanca tapizada con pequeños lunares estampados de vez en cuando aquella noche estrellada. El sedoso cabello rubio platinado caía despeinado por su cara cubriendo gran parte de está, llegando hasta donde sus ojos grises se encontraban cerrados. Dormía recostado boca abajo, teniendo el mismo sueño que se repetía en su cabeza desde hacía varios meses, sueño que, si bien no entendía del todo, causaba en él alguna especie de tranquilidad.

Un grito en seco le obligó a salir de sus fantasías despertándolo de golpe. Se sobresaltó al darse cuenta de dónde había provenido aquel ruido. Se levantó rápidamente, tomó su varita y salió corriendo por el pasillo que conducía a dicho lugar.

Lo primero que vio al encontrarse afuera del cuarto, que él ya conocía perfectamente fue la puerta de éste, sostuvo su varita con más fuerza y no se lo pensó dos veces antes de girar la perilla y entrar con la misma velocidad que había mantenido desde el instante en el que se despertó. Sin embargo le sorprendió ver que no parecía existir mayor peligro dentro de le habitación, revisó con la mirada antes de bajar la varita y enfocar su atención en la imagen que tenía en frente: un niño sentado en el borde de la cama, con los ojos rojos y algunas lágrimas cayendo aun por sus mejillas coloradas a causa del llanto. Era su hijo.

-¿Qué ha pasado? -preguntó Draco con evidente preocupación -¿Te encuentras bien?

-Papá, yo... He tenido una pesadilla en la que tú... En la que tú morías y yo me quedaba sólo -contestó en medio de sollozos. Era difícil entender lo que decía con tanto llanto de por medio.

-Scorpius, estoy aquí contigo, ¿okay? y dudo que te deshagas de mí pronto -sonrió para calmar al pequeño, gesto que pareció no tener efecto.

-Pero, ¿Y si llegaran a lastimarte?, ¿Y si te matan como hicieron con mamá?

-Scorp, ¿con quién crees que estás hablando?, soy el único con la capacidad de matarme, los demás pueden intentarlo pero fracasarán como lo han hecho siempre. -dijo revolviendo el cabello de su hijo.

-Papá, ¿Te he dicho que eres muy egocéntrico? -rodó los ojos, sin embargo Draco pudo ver una pequeña sonrisa en su rostro. Al parecer había resultado.

-No lo sé, puede que mi belleza sea tan deslumbrante hasta tal punto de bloquear mis oídos -su tono sonó mucho más vanidoso de lo que esperaba, Vio cómo su hijo rodaba sus ojos de nuevo.

-Papá de belleza deslumbrante, ¿será que puedo quedarme contigo esta noche, por favor? -preguntó con una ternura sorprendente.

-Simularé que no noté el sarcasmo en tu voz, y déjame decirte que tu ternura ya no tiene efecto en mí. Pero sí, claro que puedes.

- ¡Sí! Prometo obedecerte todo el resto de las vacaciones.

-¿Sólo el resto de las vacaciones?

-Haré lo que pueda -sonrió limpiándose las lágrimas que aun quedaban en su cara.

Dicho esto, Scorpius tomó la mano que su padre le extendía y salieron de la habitación dirigiéndose hacia la del mayor.

-¿Mañana podemos ir al Callejón Diagon por mis útiles, por favor?

-Supongo que sí, no quiero dejarlo hasta el final como el año pasado, hay filas terribles los últimos días y no se puede encontrar ya nada -contestó y entraron al cuarto, sentándose ambos en la cama.

-Estoy muy emocionado, padre. Al fin podré ver a Alb... -se detuvo de golpe como si acabase de cometer la peor equivocación de su vida, colocando una mano sobre su boca, llamando la atención de Draco, quien articuló un gesto de confusión.

Deathly ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora