Entre burlas de Scorpius y curiosas pláticas se fue el resto de la semana. El dichoso viernes llegó demasiado rápido. Eran ya las 4:40 y ambos seguían en la Mansión Malfoy.
- ¡No iremos si no te apuras! -grito Draco desde la sala.
- ¡Ya voy! -dijo Scorpius alterado - ¡Es que no la encuentro! -gritó bajando las escaleras, encontrándose con su padre.
- ¿No encuentras qué? -vio cómo el niño buscaba algo por toda la sala.
- ¡Mi camisa de la suerte! -gritó el niño desesperado.
- Pues deberías haberla buscado antes, pero como tienes la maña de dejarlo todo para el último... Sólo ponte otra y ya, Scorpius -dijo rodando los ojos. Ese niño se parecía demasiado a él.
- Es que esa es especial, papá. Me da buenas vibras -Draco se llevó un mano a la cara - ¡Aquí está! -dijo finalmente sacándola de la maleta de Hogwarts que estaba debajo de las escaleras. Se la puso rápidamente.
- Vamos rápido, ya van a dar las 5. ¿No crees que sería mejor no ir? Digo, ya es bastante tarde y, conociendo a Potter, se pondrá histérico...
- Papá -le interrumpió el niño -Nadie nunca llega temprano a las fiestas. Además tú se lo prometiste.
-No se lo prometí. Era más bien por un favor que me hizo, pero puedo decirle que no pudimos asistir y ya -le dijo Draco, con algo de esperanza. En realidad no le gustaban las fiestas, y sabía que sería algo incómodo, por más infantil que sonara.
- Vamos ya papá -le dijo Scorpius tomándolo del brazo - No es para tanto, Sólo llegaremos más tarde, porque supongo que tampoco sabes cómo llegar a la manguera.
-Madriguera, Scorpius -le corrigió - Y te sorprenderá saber que, de hecho, sí sé llegar. Pero lo mejor será aparecernos si no queremos demorarnos aun más -le dijo, ya resignado a que, para su desgracia, no convencería a su hijo de no asistir. Tomó la mano del niño y segundos después se encontraban en la entrada de la casa - A veces te odio -dijo indignado.
- Me amas papá, no te engañes -Draco sólo rodó los ojos.
Scorpius tocó la puerta, después lo repitió más fuerte, y así varias veces, pero la música de adentro no dejaba escuchar los golpes. Era eso o habían decidido a último minuto que preferían no tenerlos en la fiesta, Draco esperaba que fuera eso. Estaba a punto de decirle a su hijo que se fueran, cuando la puerta finalmente se abrió, pero no había ningún Potter ni ningún Weasley tras ésta, sino cierta mujer con un cabello tan característico de sólo ella, que la reconocería a kilómetros.
- Malfoy -dijo ella con sorpresa al verlo. Lo observó por un momento como comprobando que fuera él.
- Creo que te dije que podías llamarme Draco, Hermione - y de verdad lo había hecho, bastantes veces en realidad, pero ella parecía nunca haberlo entendido. No pudo evitar sonreír, en realidad le alegraba verla, y hacía muchos años que había dejado de comportarse con ella como lo hacía con todos los demás.
- Draco -corrigió la mujer - Cuánto tiempo -también sonrió - Mírate, a ti los años no te pesan - cualquiera que contemplara su conversación pensaría que había algo más entre ellos. Pero en realidad no, sí lo hubo mucho tiempo atrás, pero al final, después de todo, habían resultado ser muy buenos amigos. Sin embargo, con el tiempo cada quien había tomado su camino y tenía ya mucho tiempo, muchos años, que no se veían - Oh, Merlín. Él es tu hijo, ¿cierto? -Draco se había olvidado totalmente de que el niño estaba ahí - Hola, soy Hermione Granger, una vieja amiga de tu padre -le dijo la mujer a Scorpius,
- Hola -le contestó el niño con una sonrisa - Soy Scorpius Malfoy -Draco sabía que su hijo nunca se presentaba con su nombre completo, porque vivía quejándose de que le habían puesto un nombre demasiado largo.
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Deathly ~
FanfictionHan sido años los transcurridos desde la última vez que se vieron, sin embargo sus hijos son el causante se su reencuentro. Draco tan egocéntrico, sarcástico y orgulloso como siempre. Harry con su carácter, humor y rareza de por medio. Ambos con vi...