Capítulo 2

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Isabela se dirigió a la casa del mecánico como le había indicado la señora.
Al pasar por enfrente de un gran edificio incinerado, se detuvo. Lo estudió detalladamente.
Era alto, y estaba cubierto de cenizas. Tenía pinta de viejo, al igual que todo el barrio. Supuso que en algún momento fue blanco, pero no tenia idea de que pudo ser. No podía ser un hospital porque ya había visto uno, y un asilo no pegaba con las rejas de alrededor.
Sin darle más importancia siguió el camino hasta la casa frente a la plaza.
Tuvo suerte (o no) de que un hombre se encontraba reparando un auto, de espaldas a ella.
-Hola, disculpe vine a decirle si puede ayudarme con el auto, se me quedó unos metros atrás- dijo con amabilidad
-No ayudamos a forasteros, no nos gustan.- le cortó el con tono feo
El hombre debía tener unos años más que ella, pero no muchos más. Su pelo era castaño, y tenía un cuerpo fornido. Diría que era guapo pero su forma cortante la azotó.
-Pero, por favor no me puedo quedar . Hay un hombre muerto y a nadie le importa
El hombre se dio vuelta y en la mano tenia una matraca. Por unos segundos dio miedo.
-Estás imaginando, no...- su expresión cambió de golpe al verla, sus ojos la miraban con una intensidad inexplicable.- Bueno, te lo arreglo mañana, pero te vas enseguida. Ahora anda al hotel está cerca. Mañana a primera hora te paso a buscar.
-Gracias, me llamo Isabela.
-Isabela...

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