Capítulo 2 "La gran avenida"

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Lo mejor de mudarse debe ser poder recorrer y conocer nuevos lugares. Siento que mi cerebro está un poco seco hoy, ya que anoche no logré dormir muy bien. En realidad, no he podido desde que él se fue. ¿No he podido dormir desde que él se fue? Ahora que me doy cuenta, eso no suena muy bien. No he podido ser capaz de cuidar de mi misma, evidentemente. Quizás todo parte por algo y he avanzado desde que conozco al maravilloso Valentín, mi cupido. Solo yo podía enamorarme de quien se supone que enamora.

Lo harás todo bien. Siempre sabes que hacer.

- ¡Ven a bailar! -me grita Valentín. Todos allí me miran en un segundo-. ¿Ves? -se voltea a ver a la gente alrededor-. Pareciera que todos saben cuanto te gusta bailar.

Miro hacia un espejo y creo ver un reflejo tan conocido como la palma de mi mano.

- No lo es y... nunca lo será -murmuro. Me convenzo de que es como yo digo, pues ¿de que otra forma podría ser?

- Eh, ¡vamos Lina!

Un baile nunca le ha hecho mal a nadie y un baile siempre es capaz de hacerme ver lo mucho que puedo ser.

Un grupo de música tocaba canciones de películas bollywoodenses y, aunque no sepa bailar ese estilo particularmente, pongo todo de mi para dar una buena impresión.

"Kar le na hip hop pammi

Ohhoohohoo

Arre aaye haaye aaye haaye

Tere nakhre oye pammi ji

Are aaye haaye aaye haaye haaye

Tere nakhre oye pammi ji

Arre jaja.. hat ja.. ghar ja..

Tujhko maaregi mummy ji"

Cantan múltiples voces, todas ellas hermosas y armoniosas.

Soy feliz, así y solo así. Veo a Valentín bailar también y no actúa solo como un aficionado. Creo que en un comienzo solo lo subestimé y es hoy cuando me doy cuenta. Nunca creí que él tuviese tanto afán por todo y que supiese exactamente cómo desarrollarse en cada cosa por la que se interesaba. Ahora lo veo y sé que no volveré a perder eso de vista.

Estira su mano hacia mí y me da una vuelta, su fuerza es tal que me alza por el cielo. Puedo sentir su aliento en mi cuello ahora y bajándome lentamente llego a sentirlo en mi frente. Acaricia mi pelo y tan solo se ríe. Su corazón está desorbitado y yo no sé si quiero ponerlo vuelta a la calma o si prefiero dejarlo ser.

La música acaba, pero nuestra emoción sigue ahí. Algo me dice que perdurará por unas cuantas horas, así que decidimos gastar nuestra energía yendo de un lado para otro por aquella avenida. Muchas tiendas y los dos con algo de dinero para cosas que adornen nuestro "nido de amor".

Vuelvo mi cabeza porque creo haber visto algo extraño pasar. Hay mucha gente este día. Segundos después ya olvidé incluso qué estaba buscando.

Vemos una tienda decorativa y decidimos entrar. Valentín corre hacia un estante en específico, mientras yo trato de componerme y recordar que pasó hace solo un minuto atrás. No lo logro, mi cerebro sigue congelado.

- Elige -dice. Sus ojos tan grandes y abiertos, puedo ver mi reflejo en ellos o eso creo en ese momento.

- ¿Qué es lo que estamos eligiendo? -le pregunto.

- Corrección. Querrás decir qué estás eligiendo. Esto está en tus manos ahora -lo hace sonar realmente serio. Él tiene ese don, lo que me hace cuestionar por qué ha decidido estar conmigo sobre otras cosas.

- Bueno, tienes tus manos detrás, por lo que... supongo... se trata sobre elegir... déjame adivinar... ¿Tazas?

- ¿Com... -mira con un destello de sorpresa y otro tanto de ganas de desmayarse.

- Hey, antes de que se detenga tu corazón, botes las lindas tazas que tienes ahí, las tenga que pagar y todo eso mientras llamo a la ambulancia, debo aclarar que solo lo supe porque vi el reflejo en ese espejo -me apresuro a contestar antes que sea capaz de desmayarse de verdad y le señalo el espejo-. Ojalá pudiera leer la mente, así al menos podría saber que encuentras tan maravilloso de mí que te hizo dejar todo solo por venir conmigo.

- No hagas trampa solo para librarte de lo que ahora nos convoca. Escoge y te respondo.

- Que sea la izquierda entonces.

- Entonces... que sea oveja para ti y panda para mi -sonríe irremediablemente. ¡Que sonrisa aquella! Y los halagos quedan cortos con él. Todos ellos.

Doy media vuelta sonriendo y me topo con el espejo. Por un segundo siento como si algo abrazara de mí muy fuerte.

Sabes que siempre estoy aquí, pero ya me voy.

La pequeña luz de una linterna me ciega por un segundo y un cliente de la tienda me pregunta cuánto cuesta el llavero. Le trato de explicar amablemente que no trabajo ahí, sin embargo, se mueve tan rápido que lo pierdo. Creo que todo esta muy rápido o las pastillas para dormir hacen efecto recién ahora.

15.40

Mi reloj corre al mismo tiempo que todos y yo aquí, sin hambre, sin gusto, mis papilas están vacías, ¿será que aun las tengo siquiera? De seguro él robó todo lo que quedaba de mí.

En fin. Es tiempo de dejar esa gran avenida, no alcanzando a ver la fuente que está en su centro. De seguro tiene espectáculo de luces.

Me despido cordialmente de la fuente, a la distancia. Siento que ya encontré el lugar donde venir cuando no tenga donde más ir. ¿Lo peor? Sé que llegará ese momento.

Hanging onDonde viven las historias. Descúbrelo ahora