Jin parpadeó y el rubor cubrió sus mejillas, haciéndolo parecer más que nunca una rosa inglesa
-¿Lo... lo hará? -consiguió decir finalmente-. Eso es maravilloso. Digamos, unas cuatro mil libras, ¿o prefiere una cantidad semanal?
-Todavía no ha oído mis condiciones -dijo Namjoon, dejando a un lado la cuestión del dinero por el momento.
-¿Condiciones? -su voz recuperó cierto tona de altivez y arqueó una ceja con elocuencia.
-Sí, condiciones, duque. Debe contratar tres alfas más. Deberíamos ser tres vigilando durante el día y dos durante la noche.
Arrugó la nariz en señal de desagrado y luego movió la cabeza. -No, señor Kim, me niego rotundamente a verme rodeado de un trío de extraños armados. Daría la impresión de que los Estados Unidos me aterrorizan y eso no sería una misión de buena voluntad, ¿no le parece? Quiero a un alfa, a usted. ¿Me está diciendo que no está a la altura del trabajo?
Maldición, aquel hombre era insensato y testarudo, pensó contemplando el desafío en su mirada. -No señor, no estoy diciendo eso, pero es lógico pensar que tres o cuatro alfas pueden protegerlo mejor que uno -dijo con toda la paciencia que pudo reunir-. Así podríamos cubrir todos los ángulos...
-Cielo Santo -dijo el duque con una risa cristalina-, cualquiera diría que nos estuviéramos preparando para defendernos de los indios. No, señor Kim, no pienso cambiar de idea. O le tengo a usted como guardaespaldas, o prefiero no tener a nadie ¿Qué va a ser?
Había trabajado con mulas menos testarudas que aquel duque. Lo más inteligente era negarse, pero no quería hacer eso. Ya se había fijado en los tres hombres que lo acompañaban y no podía contar con que lord Min ni su escuchimizado secretario, Jungkook, lo protegieran de una gota de lluvia, y mucho menos de un asesino dispuesto a matarlo. Sabía que hablada es serio; si no accedía a ser su guardaespaldas continuaría el viaje sin protección. Y eso significaba que no estaría vivo mucho tiempo.
-Como quiera, señor. Sólo pensaba que debía saber mi opinión.
-Y ahora la sé. -Parecía estar esperando algo, pero Namjon no sabía qué, así que permaneció callado.- Dijo que tenía "condiciones", señor kim -dijo el duque finalmente con impaciencia-. ¿Qué más lo preocupa?
No tenía esperanzas de que accediera a su segunda condición si no había accedido a la primera, pero tenía que intentarlo. Alguien más sensato que aquella rosa inglesa tenía que estar al mando.
-Quiero asegurarme de que si le digo que haga algo en medio de una situación grave, duque, lo hará... inmediatamente, sin hacer preguntas, porque tal vez no haya tiempo para discutir. No será porque tenga ganas de salirme con la mía, sino porque su vida depende de que haga lo que le digo nada más decírselo.
Sus miradas entablaron un duelo durante un momento interminable, y Namjoon percibió su voluntad de hierro. Pero Jin apartó la vista primero.
-Está bien -murmuró-, aunque me temo que no se me da muy bien recibir órdenes.. No he tenido mucha práctica últimamente. Ahora debemos acordar su sueldo. Como le he preguntado antes, ¿qué le parecen cuatro mil libras? Puedo dárselas de una sola vez al final del trabajo o a intervalos, como prefiera.
-No lo sé -vaciló Namjoon-. ¿Cuanto son cuatro mil libras en dólares americanos?
-Me temo que no tengo la menor idea. ¿Jungkook? -dijo volviendo la cabeza hacia su secretario, que para entonces había recobrado el aliento y no parecía tan sonrojado. Jungkook se quedó mirando al techo por un momento.
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El duque y el forajido
FanfictionSinopsis Kim Namjoon era un hombre buscado por la justicia, aunque sabía que algún día demostraría su inocencia, pero mientras tanto, Park SeokJin necesitaba su protección y estaba decidido a exponer su vida por él..... A pesar de que eso significar...