DOS

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Como pudo abrió la puerta, caminó hasta el sofá y se sentó con Bam Bam en su regazo, le acarició los blacos cabellos hasta que el felino hubo calmado los sollozos. Cuando eso pasó Jaebum intentó iniciar una conversación, pero el híbrido se negaba a decir siquiera una sola palabras, en su lugar escondió el rostro entre el hombro y cuello del pelinegro y ahí se mantuvo por un buen rato, en esos momentos necesitaba del calor y el aroma del humano más que a nada.

— Ya a pasado una hora ¿No piensas dirigirme la palabra? — cuestionó el azabache con remordimiento sin recibir respuesta como por octava vez. Bam Bam solo se removió acomodándose mejor sobre el regazo ajeno.

— Vamos a hablar Bamie — el mencionado finalmente despegó el rostro del cuello ajeno y se sentó derecho limpiando algunas lágrimas que se quedaron estancadas en sus mejillas.

— ¿Te duele? — cuestionó el azabache con remordimiento y culpa dando caricias en el delgado brazo ajeno.

— Un poco — susurro el gato con miedo de que su respuesta volviera a enojar a su humano, eso era lo que menos quería.

— Lo siento gatito — Jaebum le acarició la mejilla y Bam cerró los ojos disfrutando de aquel suave toque —  no debí comportarme así, estaba muy enojado y me dejé llevar por la ira — el peliblanco pasó saliva y tomó un gran respiro para soportar las lágrimas que volvieron a acumularse en sus ojos. No quería llorar más.

— ¿Que hice mal Jaebum? — Realmente quería saber que hizo para molestar tanto a su amo — hoy no salí de casa en todo el día, pensé que me había portado bien —.

— ¿En verdad no saliste hoy? — No es que Jaebum le prohibiera salir, pero siempre que iba a jugar se le pasaban las horas y Jaebum se preocupaba al llegar a casa y no verlo ni saber dónde se encontraba pensando que podría haberle pasado algo malo.

El peliblanco asintió y a cambio recibió una caricia en sus blacos cabellos — pues fuiste un buen chico —.

— ¿Entonces por qué me castigaste? — el minino creía que había recibido  un castigo  y Jaebum se sintió el peor amo del mundo.

— No fue un castigo, fué una agresión y estuvo mal —.

— ¿Entonces? —

— La verdad es que pelee con Youngjae — el resoplido del felino no se hizo esperar acompañado de ese dolor en el pecho que la mención del nombre de aquel humano siempre traía. Intentó levantarse pero Jaebum lo sujetó por la cintura impidiendo su escape.

— ¿Por culpa de él me trataste mal? — cuestionó dolido, realmente iba a irse a la mierda si la respuesta era un sí.

— Terminamos — Bam Bam no evitó abrir los ojos con sorpresa ante aquella declaración.

— ¿Que? —

— Younjae y yo terminamos — el felino se quedo analizando esas palabras hasta que su cerebro por fin lo captó, finalmente había sucedido, ese cara de nutria apestosa al fin había dejado a su Jaebum, por qué si Jaebum era suyo.

— Peleamos por ti, el dijo que lo amenazaste, que vas a su casa y te metes a su cuarto — el peliblanco asintió, no tenía porque negarlo — ¿Por qué lo hacías? —

— Por qué tú eres mío, ya te lo he dicho Jaebum —.

— ¿No entiendo esa extraña rivalidad que tienen? —

— Tú eres mi humano, no puedes ver o estar con otros —.

— Bam te adoro, pero entiende que no puedes adueñarte de mi, yo tengo una vida —.

Malcriado Felino💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora