TRES

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Cada hora se le hacía eterna, estaba desesperado, preocupado y no siendo el mismo, quería que el menor regresara y hablar las cosas con él, tenía muchas preguntas y quería respuestas.

Los días seguian pasando, una semana se había cumplido y Jaebum había perdido la paciencia.

Extrañaba mucho a su gatito, le hacía falta sus cariñosos recibimientos, sus jugueteos por toda la casa, su presencia, esas ocasiones en que se sentaba en el sofá y el minino descansaba la cabeza sobre su regazo para que le acariciara el cabello y también extrañaba los ronroneos que soltaba al recibir la atención.

Sus juguetes seguian donde los dejó, el pequeño desorden también seguía ahí y por primera vez no le importó que las cosas estuvieran fuera de lugar.

Muchas cosas cambiaron en la vida de Im Jaebum, el pelinegro realmente seguia sin extrañar o recordaba a su ahora ex novio y tampoco lamentaba la ruptura porque simplemente se había olvidado de Choi como pareja.

Todo lo que rondaba su cabeza era Bam Bam, su vida se volvió una monotonía tan solo a los cinco días de que el híbrido se fuera, iba de su casa al trabajo y del trabajo a su casa, comía por necesidad y no se esforzaba mucho por la preparación de sus alimentos, un simple y rápido ramen le era suficiente.

Toda esa semana fue un gran desastre emocional, sentía una opresión en el pecho y una desesperación asfixiante que no se le iba con nada y que ese día en especial se sentían con mayor fuerza pues mientras veía la fuerte lluvia caer se cuestionaba dónde podría estar el peliblanco, sí estaba bien, si ya había comido, si estaba refugiado de esa lluvia o la estaba pasando mal y si lo extrañaba tanto como él lo hacía.

A veces pensaba que el felino no volvería pero después se regañaba a sí mismo diciéndose que no dudara del menor y si no volvía bien se lo tendría merecido por no haber controlado su mal genio y terminar lastimándolo.

Tampoco había hablado con ese tal Yugyeom porque le molestaba el hecho de saber que Bam Bam le había contado cosas que a él no, y si, debía aceptar que también le molestaba el hecho de que existiera intimidad entre ellos.

Pero debía hacerlo porque tenía que saber cómo cuidar de un híbrido si quería que el felino se quedará con él, su última charla aún daban vuelta en su cabeza.

Habla con Yugyeom, por favor. Pídele que te explique todo lo que involucra el que seas mi amo y si después de saberlo te niegas a cumplir con ello me iré —.

¿Que?

Si, me iré, porque no tiene caso seguir a tu lado si no asumes tu papel como mi humano —.

¿Y a donde irás? —.

Conformate con saber que nunca volverás a verme —.

Era una tortura recordar aquella conversación y desde luego no quería que aquello suceda y para ello tenía que doblegar su orgullo lo que significaba cruzar palabras con el tal Yugyeom, por ello se encontraba en la puerta de la casa del sujeto en cuestión, con el puño en alto aún indeciso en si golpear la puerta o no.

— ¡Ash! — exclamó con disgusto expulsando un poco de aire y cerrando los ojos antes de finalmente hacer el llamando con tres toques.

Un lindo y adorable Mark fue quien abrió la puerta asomando la cabeza solo un poco pues Yugyeom siempre le decía que fuera cuidadoso con los extraños.

Al ver que se trataba del azabache la abrió por completo esperando que el chico dijera algo, quizá tuviera noticias de Bam Bam, estaba preocupado por el menor, prácticamente lo había adoptado como su cría y en verdad lo extrañaba.

Malcriado Felino💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora