¿Independiente? Lo era, ya no.
¿Travieso? Cómo nunca. Adoro ser travieso solo con ella.
¿Cariñoso? Obviamente con los míos, nadie más.
¿Mujeriego? Jamás, no gracias. La prefiero únicamente a ella.
¿Obediente? Por supuesto que si.
Ser independiente ya no está en mi vocabulario, dependo de ella como nunca lo fui con nadie. Las travesuras eran mi despertar de cada día. Más cuando la despierto yo bajo su blusa de dormir, mis rabietas por un desayuno deseable la hacían ablandarse y seguir mis fantasías más deseadas. Es inevitable para mi no ser cariñoso cuando ella me hace serlo inconscientemente con esa mirada llena de seriedad que me provoca. Jamás considere ser mujeriego, al menos no después de conocerla a ella. Ser sólo de ella era mi deseo. Ser obediente era sagrado para ella y para mi, tratar de ser lo único que ella necesitará era mi bendición. Obedecerla era estar con ella siempre. Totalmente asegurado.
Yo era de ella, y ella si saberlo también era mía. O bueno, eso fue hasta que metí la pata hasta el fondo.
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CHAO CHAO
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Sólo Tuyo
FantasyYo era de ella, como ella también era mía. O al menos así fue hasta que metí la pata hasta fondo.
