El CluedOT 2018

CAPÍTULO 6

Mansión CluedOT (13:23 p.m)

La tensión en esa habitación se podía cortar con un cuchillo, todos hablaban por los ojos mirándose entre ellos; pero ninguno de ellos tenía el valor de hablar. La única persona que miraba el cadáver del venezolano era Natalia, que seguía con la respiración agitada. Aún no se lo creía. Alfonso estaba muerto.

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4 minutos antes...

Sabela y Natalia subían las escaleras a la planta superior entre risas y preguntas tontas:

Sabela: Oye, ¿que te traes tú con la Alba?

Natalia: ¿Y tú con Julia?

Sabela: Yo te pregunté primero, no me diste una respuesta; ¿estás evitándome?

La gallega levantó las cejas varias veces mientras una sonrisa ladina se aparecía en sus labios.

Natalia: A ver, es muy mona y eso; pero no me gusta...

Sabela: Te encanta.

Ambas rieron y la de Pamplona asintió mientras le daba palmadas en el hombro a la otra chica, que se limpiaba las lágrimas de la risa.

Natalia: Aún no me has contestado, gallega.

Sabela: ¿A qué?

Natalia: A tu tonteo con la Juls.

Sabela: ¿Desde cuando se llama Juls y no Julia?

Natalia: Es un mote cariñoso que le he puesto, nada importante. ¿Te gusta?

Sabela: Bueno, algo así; sí.

Natalia: Buah, que bien suena; "Julsbela".

Sabela: ¿Eso que es?

Natalia: Un shippeo, no es relevante.

Una vez delante de la puerta del chico, la gallega la señaló para que parasen en frente tras musitar un "Es aquí"; y la de Pamplona comenzó a llamar a la puerta.

Natalia: ¿Alfonso? ¿Bajas a comer o qué? Te estamos esperando.

Sabela: Pero si quieres te dejamos aquí, como prefieras.

Las chicas se miraron y soltaron una carcajada mientras volvían a llamar al venezolano, así estuvieron durante un minuto; pero al ver que este no respondía, la de Galicia; con ahora semblante serio, bajó el pomo de la puerta dándose cuenta de que estaba abierta y empujándola hacia adentro.

Sabela entró sin darse cuenta de la situación, y en cuanto Natalia lo entendió todo; gritó.

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(13:33 p.m)

Tras el descubrimiento del cuerpo, todos los presentes se reunieron en el salón; incluso tuvieron que llevar sillas extras del comedor, ya que no habían asientos para todo el mundo. La única que habló tras lo ocurrido fue la de Pamplona, que dirigió al grupo pese a su estado y cubrió el cadáver del de gafas con una sonrisa triste.

Marilia: ¿No deberíamoh salir de aquí?

Sabela: Bueno, si un crimen se ha cometido en esta casa; preferiría que NADIE se fuese.

Herby: ¿Y eso por qué, si puede saberse?

Sabela: A ver, si nos vamos; el asesino también podrá irse y nunca lo sabremos, escapará si no lo atrapamos aquí.

Marta: Vale, ¿y como lo hacemoh?

Joan: No, la pregunta es; ¿qué le ha pasado?

María: ¿Y cuándo? ¡Si en el momento en el que el pobre murió estábamos todos en el comedor!

Natalia: No creo que muriese durante la comida, si no antes; porqué cuando le toque ya estaba frío.

Damion: ¿Quieres decir que se estaba muriendo y no nos dijo nada?

Alba: No quería ser yo la que lo dijese, pero su muerte no parecía natural; las gafas tiradas en el suelo de cualquier manera, con una mano en el cuello; y por sus ojos parecía que estaba horrorizado.

Noemí: Mierda, sabía que no tendría que haber venido; joder...

Carlos: ¿Noemí? ¿Qué pasa?

Herby: ¿Un asesinato, puede ser?

Dave: ¿¡UN QUÉ!?

Noemí: Que a ese tío le han asesinado, y yo voy a salir de aquí cuanto antes.

Famous: Noemí tiene razón, tenemos que ir a la policía rápido; ¿qué nos lo impide?

África: Pues yo coincido con Sabela, ¿y si cuando abrimos la puerta para irnos; el asesino echa a correr? Ni si quiera sabemos si alguien ha mentido en su nombre.

Julia: A veh, ¿pero no vamoh a invehtigar?

Miki: ¿El qué? ¡No hay nada que investigar!

Julia: ¡Andasagerá! ¡Seguro que algo hay que investigar, esto es cómo el Cluedo!

Noelia: ¡ME PIDO LA SEÑORA CELESTE!

Marilia: ¿El Clue- qué?

Sabela: Ay, bebé; el Cluedo es un juego en el que matan a un señor y hay que averiguar quién ha sido, con que arma; y dónde. Normal que no lo conozcas, eres muy peque.

La canaria se empezó a reír por lo bajini a lo "Jijijijiji" cómo hacía siempre, pero esta vez era más extraño; empezó a toser sin motivo alguno, los demás le preguntaban si se encontraba bien; pero ella no contestaba. De repente se levantó de la silla con una mano al cuello y con la otra al frente mientras cada vez su tos se volvía más seca, hasta que; en frente de todos, cayó sobre la mesilla de cristal del centro del salón; escupiendo sangre, y dejando de respirar.