Zelda BOTW stories (Zelink)

Nunca seremos iguales

Desde que Zelda volvió a su puesto como princesa, no paraba de trabajar. Link por su parte no la dejaría sola por nada del mundo.

Pocos días después de quedarse en la casa de Link, las cosas para el campeón de Hyrule habían cambiado un poco. Tenía la extraña sensación de que Zelda era su destino, era difícil explicarlo, pero disfrutaba más su compañía que comer. Bueno eso era mucho decir, él estaba seguro de ser un glotón, pero la rubia era... especial.

Ese día la noche cayó en medio de los caminos, así que Link se ofreció a hacer un pequeño campamento. No tenían ningún establo cerca, además la dama estaba agotada.

El caballero amarró los caballos, mientras Zelda buscaba frutas en los alrededores. Algo inquietaba a la heredera del trono de Hyrule, no sabía exactamente qué, pero gracias a ser una rencarnación de la diosa Hylia, estaba segura, el mal se acercaba nuevamente.

Link cazó algunos pájaros, al terminar, vio a Zelda distraída con su túnica azul, se veía preciosa. Debian estar cerca de la región de Akkala, el paisaje y Zelda hicieron que el guerrero perdiera el aliento.

-Link- lo llamo Zelda- podrías cocinar algo rico- dijo observando al cielo- creo que será mejor que estemos alertas.

El caballero comenzó la tarea de cocinar, un plato de curry para Zelda y 10 para él. Comieron en silencio, a Link nunca se le habían dado bien las palabras y la rubia estaba sumida en sus pensamientos. Quizá Mipha o Urbosa serían más de ayuda que él.

Imaginó que diría Mipha en ese momento, sería algo cómo: no temas Link, confío en ti. Luego añadiría una linda sonrisa. Pero él no era la princesa zora y ella había muerto hace mucho tiempo.

-Voy a dormir- dijo Zelda algo desanimada. Link solo asintió y dejo que Zelda entrara en la tienda improvisada que hicieron. El rubio dormiría afuera, después de todo haría guardia, además aún tenía hambre, quizá pescara algo para comer antes de dormir.

Zelda acomodó la cabeza en la almohada, le pidió a la diosa que se apiadará de ellos- por favor mi señora, muéstrame contra que nos enfrentamos. Por favor préstame tu poder para derrotarlo- sentía un poco extraño pedir eso, después de todo Hylia encarnó en una humana, para vencer a un enemigo. Sin embargo, se hizo tan humana que se enamoró de su joven caballero. Luego, estaba la maldición. Por eso reencarnó en incontables ocasiones, como en la era del héroe del tiempo, del crepúsculo, de la gran inundación. Perdió la cuenta, durante esos 100 años que custodio a Ganon, de las vidas que logró visualizar.

Era raro orar a la diosa, después de todo, en algún momento su alma lo fue. Pero actualmente ese título le pertenecía a la hija menor que la primera rencarnación de Hylia, es decir Zelda y del héroe elegido Link, aquellos que vinieron del cielo y fundaron Hyrule. Cuándo la niña cumplió 15 años, las diosas le permitieron tomar el lugar de su madre.

Zelda se acomodó en su cama y se preparó para soñar.

Todo era oscuro, caminaba junto a Link en un lugar que desconocía, además muy aterrador. Sentía una leve brisa en el cuello, quizá su cabello era más corto. Link se veía más guapo, tenía un nuevo abrigó.

El lugar en el que estaban estaba lleno de oscuridad. Frente a ella, había un cadáver, uno con un agujero en el pecho, sellado por una mano, que despedía poder, seguramente evitando que la maldad se desatará. No solo eso, el cadáver tenía símbolos de la tribu gerudo. Zelda tuvo el peor de los presentimientos, lo que sea que estuviera contenido en ese cuerpo, podría ser peor que Ganon Calamidad.

Las vidas que Zelda recordó durante los 100 años mientras contenía la maldad, le enseñaron algo. Ganon era más que una simple masa de maldad sin inteligencia. La princesa solo veía imágenes inconexas, una rata siendo engullida por la maldad, ciertos dibujos iluminados por la luz de una antorcha. Pero finalmente pudo ver como el cadáver del hombre gerudo despertaba viéndola fijamente. Terror eso inundo a Zelda, el vació de esa mirada le recordó la oscuridad que había contenido durante un siglo, no solo eso... esto era mucho peor, la desgracia los perseguía.