II.Volverte a ver

1.2K 153 15
                                    

—¿¡Qué mierda hace él aquí!?—.

Ya habían pasado más de seis meses desde que el joven había sido internado, él ya se había recuperado y Fugo supo que había querido unirse a Passione gracias a que Bruno se lo comentó, el rubio había sido el primero en entregarle un rotundo no, inclusive estuvo a punto de tener un ataque de ira y lanzarse sobre Bucciarati para golpearlo hasta la inconsciencia, mas cuando este le aseguró haber negado la propuesta, su ira consiguió disiparse, y es que él no quería esa vida para Narancia, él merecía algo mejor, volver a la escuela, terminarla, conseguir una novia, tener una adolescencia normal y ser feliz, no vivir entre delincuencia y poner su vida en riesgo constantemente, sin mencionar que le aterraba el hecho de que no fuera capaz de pasar la prueba de Polpo y su vida terminara a tan temprana edad como lo son los quince años.

Pasaron unos días, luego semanas, hasta meses, y Fugo no sabía nada de Narancia, el chico había salido del hospital y se había esfumado, seguido las instrucciones de Bruno e intentado volver a la escuela, si no fuera por las facturas del hospital que él mismo había querido pagar personalmente, hasta hubiera dudado de su existencia, pero si de algo estaba seguro, era de que no olvidaría la primera vez que vio al andrajoso muchacho del parche en el ojo... aunque bueno, ahora le tenía en frente, en el mismo restaurante donde se habían conocido, estaba junto a Bucciarati mirándole con aquella hermosa sonrisa que sólo él era capaz de crear, más de seis meses habían pasado desde el primer encuentro, y finalmente pudo volver a verlo, no obstante, esto no era lo que Fugo quería, se suponía que Narancia iba a vivir una larga, sana y feliz vida muy alejado del mundo de la mafia, y ahora, ahora...

—Fue a ver a Polpo y pasó la prueba— respondió Bucciarati. —Ahora es uno de nosotros—

—¡Pequeño pedazo de mierda!— Fugo ya comenzaba a tener uno de sus ataques de ira, y es que no era para menos, Ghirga acababa de entrar al mundo de la mafia, un mundo del que, por experiencia propia, sabía que era casi imposible salir. 

El escándalo que se armó era de verse, Narancia no era un niño indefenso que no sabía nada de la vida, él había estado en la correccional y palizas recibió todos los días, por lo que sabía como defenderse... sin mencionar que hace nada se había enfrentado a un stand poderoso que casi lo mata al enterrarle esa estúpida flecha.

—¿¡A quién llamas pedazo de mierda!?— había exclamado el más bajo, sacando su cuchillo de su pantalón y apuntando a la garganta del rubio, la verdad es que no tenía intenciones de hacerle daño, sólo intentaba no volver a quedar como el niño débil a quien todos juzgan. —Recuerda que soy mayor que tú, y ahora que somos iguales, deberías comenzar a respetarme—.

—Ya basta los dos— mencionó Bruno cual madre regañando a sus hijos. —Lo hecho, hecho está, no quiero que fastidien al resto de los comensales por sus estúpidas discusiones— y al parecer, las palabras de Bucciarati no sólo eran capaces de conseguir calmar a Fugo, sino que el nuevo integrante también había llegado a respetarlo rápidamente.

—Fugo... ¿verdad?— preguntó el azabache, el más alto no supo cuando fue que guardó el cuchillo, pero ahora le miraba con unos ojitos de cachorro que le ablandaron el corazón. —Perdóname, no quise hacerte daño, yo sólo quería estar con ustedes porque me parecieron buenas personas, y amigos como ustedes no se encuentran en todas partes—.

—No Narancia, perdóname tú a mi— ni si quiera Fugo era capaz de creer aquello, hasta hace un segundo había querido estampar el rostro del más bajo contra la mesa reiteradas veces, y ahora, en menos de cinco segundos, ya se estaba disculpando únicamente por insultarle. —La verdad es que me da gusto tenerte en el equipo—.

Aquella sonrisa que Narancia le regaló en aquel momento, le hizo sentir como si un enjambre se hubiera despertado en su estómago, desesperado por salir a través de su garganta, y es que esos ojos violetas brillaban con tanta felicidad, que Fugo sintió un impulso de querer mantenerlos así por siempre, pues Narancia no sabía, pero ese cinco de febrero le había dado a Fugo el mejor regalo de cumpleaños que pudo querer alguna vez: la oportunidad de volver a ver esos tan preciosos y peculiares ojos violeta que al menor tanto fascinaban.

Hanahaki... ¿otra vez? - [Fugo x Narancia, Jojo's VA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora