Strong [Naruto/N.Shippuden]

[03] KONOHAGAKURE

La niña despertó a las orillas de un rio, miro confundida a sus lados buscando a su madre con la mirada, sintiendo algo en su pecho miro hacia abajo sin encontrarse nada, pero recordó todo lo pasado, llorando levemente se levanto tambaleante y camino sin rumbo, sintiendo su estomago gruñir miro arriba encontrándose con la bondadosa suerte de un manzano, con todas sus fuerzas salto hasta arrancar una manzana del árbol

Sonriendo con manzana en mano mordió aquella fruta deleitándose con el sabor de esta, no se podía comparar a los jugos de fruta que, hacia su madre, pero igual era buena, con una sonrisa camino sintiendo en sus hombros el apoyo de su familia, sus espíritus ardían en su alma apoyándola sin que ella lo sepa

Empezó a correr mientras saltaba dando vueltas y acrobacias para no desperdiciar el entrenamiento que hizo su hermano, al ver que ya había corrido lo suficiente empezó a hacer abdominales sintiendo su abdomen arder levemente, cuando se canso de hacer abdominales se puso en posición plancha aguantando hasta que ya no pudo más

La niña, agotada, se escondió en unos arbustos cuando escucho el sonido de las hojas moverse con brusquedad. Observando como 2 hombres y una mujer corrían en una dirección, determinada los empezó a seguir desde la distancia, corriendo sin toda su velocidad al máximo se escondió entre los arboles cuando vio como los adultos entraban en una aldea

- Ko...noha...ga...kure no... sato – la pequeña niña achino sus ojos mientras leía el gran cartel que estaba en aquella perta de la aldea

Con indecisión se acercó a la puerta sintiendo inseguridad, con pasos cortos camino hasta entrar en el rango de vista de los guardias que custodiaban la puerta de la aldea

- H-hum... disculpen... ¿Me puedo quedar en esta aldea? – pregunto con nerviosismo la niña

- Oh... una niña... - dijo aquel Jonin encargado de la vigilancia de quienes entraran en su amada aldea – ¿Y tus padres?

- Oh... no sé, creo que murieron – la niña agacho su cabeza mientras los adultos sentían leve pena por ella – solo escuche gritos... y lo ultimo que vi es que mi madre se alejaba... mientras yo caía... y caía... hasta sentir el frio invadir mi piel

- Lo siento... - el hombre arrepentido se acerco a la niña, agachándose acaricio suavemente sus azabaches cabellos

- ¿Por qué lo siente si usted no tuvo la culpa? – la niña ladeo su cabeza confundida y con una mirada de curiosidad – si murieron fue su decisión, ellos protegieron sus ideales – los hombres miraron impresionados a la niña – padre quería proteger a la tribu, hermano a madre y a mí, y madre decidido protegerme a base de correr riesgos, cada uno tenia su propio ideal y lo siguió firmemente sin arrepentirse

Los hombres la miraron impactados y asintieron, tal vez ella no era tan normal... con indecisión la llevaron a las puertas del Hokage, la perdieron entre las puertas de la oficina de su líder, mientras caminaban los hombres se preguntaba, ¿Qué tuvo que sufrir la niña para tener ese pensamiento?

Mientras tanto en la oficina del Hokage una niña hablaba calmadamente con el Hokage, como infante sin experiencia escuchaba atentamente las palabras del adulto mayor mientras ella preguntaba cosas básicas (que nunca se había enterado), sintiendo leve pena por la chica delante suyo el Hokage le dio un pequeño departamento el cual podría llamar hogar

La niña al sentirse inútil le prometió entrenar, entrenar hasta que sus huesos no dieran más, hasta ser la más fuerte de todos, de todos para pagar su deuda y proteger a todo aquel que se cruce en su camino, proteger a cada persona que tenga una mirada perdida en soledad y tristeza, cuidar de aquellos que de verdad han sufrido

A la medida que iba entrenando ella se iba haciendo cada vez más y más alta mientras su musculatura iba creciendo al igual que sus curvas se iban definiendo, sin darse cuenta la joven mientras entrenaba partió el árbol al enterrar su Kunai al arremeter con toda su fuerza empuñando el arma

Al ver el atardecer ella suspiro y empezó a correr hasta el anochecer, mientras corría a una gran velocidad observaba como las personas pasaban a su alrededor con leves sonrisas riendo de sus chistes o de otros, con tranquilidad mientras sentía ser libre mientras sus marcados rasgos eran expuestos al aire

Se sentía libre, tal libre como si despegara unas hermosas alas de su espalda y volara con gracia entre las esponjosas nubes de un blanquísimo puro. Sin darse cuenta corrió y corrió, sus piernas sin descanso trabajaron para sentir aquel gratil voluntad que la segaba por la grácil brisa nocturna, cerrando sus ojos corrió hacia su (según ella) libertad

Abriendo levemente sus ojos (el derecho cubierto por un blanquecino parche) se sintió desconcertada y aturdida, sintiendo la calidez en su cuerpo miro el lugar en donde estaba, con curiosidad entro en el local de comida que estaba, convenientemente, abierto

Sintiendo el dulce aroma a comida su estomago reclamo en protesta por no haber ingerido alimento, con curiosidad se acerco al vendedor el cual estaba de espaldas mientras preparaba algo de dulce olor, concentrándose en su agudo sentido del olfato supo de inmediato de que se trataba de los dulces preferidos de ella (justo aquellos que dejo de comer hacia años)

Revisando su billetera encontró el dinero justo para tener un buen desayuno acompañado de un delicioso té rojo, con una leve sonrisa ordeno la comida y de casualidad hablo con el joven dueño del pequeño local que vendía aquellos dulces (que según ella) eran producidos por los mismos dioses