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La chica abre la puerta de la enfermería despacio, estaba entrando detrás de ella lentamente, quede bastante sorprendido por que al colegio donde yo iba no habían enfermerías.

-Toma asiento-, me dijo mientras miraba un banquillo.
-Esta bien, ¿Puedo preguntarte algo?-
-Claro-, exclama sorprendida
-¿Cómo te llamas?-. Le pregunté con timidez.

La chica se queda en silencio mientras caminaba hacia una ventana de la habitación, simplemente se posó mirando hacia el patio del colegio.

Yo sólo podía mirar su silueta perfectamente tallada en esa ventana, su piel blanca como la nieve reflejando el poco sol que entraba, su cabello era tan rubio que se confundía simplemente con el sol, sus pómulos sonrojados a punto de intentar soltar una sonrisa nerviosa.

-Me llamo Claude, es un placer-, Se da vuelta y me responde con un tono de voz suave.
-Hay que curar lo que tengas en el brazo, antes de que se infecte-. Exclama con una mirada de preocupación.
-Esta bien- Le respondo con seriedad.

Me subí la manga de la camisa hasta el codo, para que solo se viera esa marca. Cada vez ardía mas, mi brazo estaba rojo como un tomate y eso que todavia no se hacía clara la letra de quien me marcó. O eso creo que dijo el anciano de ese frondoso.

-¿Qué es eso?- Me pregunta Claude con cara de preocupada.
- No lo se muy bien, sólo se que está ardiendo demasiado-. La miraba a la lejanía, mientras se me cerraban los ojos.
-Oye, ¿Estas bien?- fue lo único que pude escuchar al momento de caer desmayado en sus brazos.

-Estas aquí por fin-. Escuche a la lejanía, casi no podia ver muy bien. Sentía un calor muy fuerte que se desprendia de mi brazo.

Empecé a escuchar como las ramas secas del suelo crujian, mientras alguien de acercaba lentamente, cada vez estaba más serca de mi y yo denuevo no me podía mover.
-¿Eres tú verdad?- pregunte con un tono serio.
Sólo se escuchó un solo hilo de silencio, acompañado de una respiración muy suave.

-¿Sabes quién soy?- rompió ese silencio que había entre los dos.
Era la voz de una chica, pero las palabras que salieron de ella se sentían tristes, como si en cualquier momento ella quebrara a llorar.
-No lo se muy bien, pero creo que tu eres la chica de mis sueños, ¿Verdad?-. Sólo pude decir esas últimas palabras. Antes de levantarme de una salto de la cama de la enfermería.

Me desperté sudando, vi a todo mi alrededor y sólo vi cortinas las cuales construían una pared alrededor de la camilla.

-¿Estas despierto?- pregunta Claude.
-Creeria-, No podía mover el brazo donde tenia la marca.
Ya no estaba rojo, tampoco estaba tan caliente. Sólo no podía moverlo.

Claude entra a la habitación para chequear que yo este bien.
-Que susto me diste cuando te desmayaste-, al instante entro la enfermera y me ayudó a cargarte hasta la cama.

-Últimamente, ¿Duermes bien?- pregunto mientras me miraba con una cara muy triste.
- No eh dormido bien estos últimos días, con el tema de la mudanza- la mire intentado forzar una sonrisa.

-Esta bien-. Me miró y se tiró hacia mi, callo sobre mis brazos mientras que sus brazos se enlazaban detrás de mi espalda.

Podía escuchar una leve respiración, la cual parecía que estaba muy afligida y dañada, pero igual asi podia abrazar. -Seguí su abrazo-, cuando termine de enlazar mis brazos en su espalda, podia sentir su angustia. Fue como poder ver su vida a través de un abrazo, pude sentir todo de ella.

- Siempre estaré aquí para ayudarte-, sólo pude murmurar eso, mientras que una lágrima suya se deslizaba lentamente sobre su mejilla tan blanca que parecía nieve recién callendo del oscuro y violento cielo.

La Chica Del Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora