Mi primer dia

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La chica abrió la puerta y le comunica al director, -Aqui está el chico nuevo-.
El director se levanta de su escritorio en silencio y le dice -Muchas gracias Julia-.

Pensé que el director iba a ser un tanto gordo y aburridor como siempre, estaba muy confundido. Lo miré era delgado, alto e inspiraba mucho miedo.
Se me acerca a mi lentamente con sus brazos en la espalda.
-Es muy grande la institución, ¿Verdad?- me dice con un tono un tanto intimidante.
Le respondí confiado, -Si, es bastante grande-
Me mira y sonríe -sigueme te voy a mostrar el camino hacia tu clase-
-Esta bien le respondí- mientras lo empecé a acompañar en silencio, por los corredores interminables.

Estábamos caminando lentamente, las pisadas se escuchaban en los pisos de maderas, el cuero de su zapato hacia un chillido en el piso. Se escuchaba los gritos de los adolescentes del patio.

-Veo que no te di miedo, no te intimide-. Me mira de reojo hacia atrás.
-¿Por qué me tendría que dar miedo o íntimidarme?-.
-su aspecto es un tanto atemorizador, pero no lo suficiente para dar miedo-
Le respondí eso y el silencio volvió a estar presente, esta vez mucho más incómodo.

El hombre se para y mira hacia una puerta, esta es tu clase. El director toca hacia la puerta y la abre lentamente. El profesor lo mira y le pregunta con la voz temblorosa
-¿Que pasa señor director?
El director hace una mueca de desagradó.
-Aqui está el nuevo alumno- responde con entusiasmo.
-Ven pasa- exclama el profesor
-Preséntate- dice el director con una sonrisa.
Paso adelante de la clase y todos me miraron, un tanto sorprendidos, largo un suspiro prolongado y continuó con mi presentación.

-Hola a todos me llamo, Gérard. Tengo 16 años, espero llevarnos bien-
Hice mi presentación con confianza y determinación.
El profesor me mira y se sonrie
-Creo que encontré al indicado- exclama en voz baja.

-Bien puedes sentarte ahí-, me marca un aciento serca de la ventana.
Voy lentamente hacia el aciento, mirando a los alumnos que están en mi clase.

Había una chica rubia, ojos celeste y bastante pálida, me estaba mirando fijamente, no entendía por qué.

Me senté tranquilamente. La marca me empezó a arder demasiado, me agarré el brazo por el dolor.

La chica rubia sentada detrás mío, me empezo a mirar preocupada. Intentaba no darle importancia al dolor.

La chica me tocó el hombro, -¿Estas bien?- me preguntó con una mirada dócil y preocupada.
-S-si, no te preocupes- forzaba una sonrisa, se notaba muy preocupada. Me dejó de mirar y se centró en los deberes.

Suena la campana del receso.

Estaba sentado, me lleve las manos al bolsillo para sacar unos auriculares.
Cuando me llevaba las manos a los bolsillos, unas manos cálidas y blancas agarraban las mías, levanto la mirada y noto que es la chica.

Me miraba con una cara muy seria
-Acompañame-, dijo con una cara muy seria, apunto de regañarme.
La mire y me negué moviendo la cabeza, actúa muy de malas ganas y me golpea el brazo en donde estaba esa marca.

Solo pude saltar de dolor, -Ves no estás bien, acompañame-
Me agarró de la mano y me arrastró hasta la puerta del salón, deje de hacer fuerza y empeze a seguirle los pasos.

-¿A donde vamos?- pregunté mirando al piso.
-Vamos a la enfermería- responde subiendo el tono de voz.
Decidí no preguntarle nada más, con esa respuesta preferí quedarme en silencio.

Se para de golpe. mi cara choca con su espalda, -Eres un poco torpe- exclama en un tono burlón.
Se da vuelta con una sonrisa, -Esta bien llegamos-.
Me quedé embobado mirando su cara, como el pelo largo y rubio descendía por su suave cara, ruborizada, llena de alegría.

La Chica Del Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora