Capítulo XI

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Paso 9: El enemigo, ¿de tu lado?.

—Exageras.— dijo Jade mirándome con los brazos cruzados

—Ya pasará.— tomo el portátil Cath

—Ustedes son lo peor.— me desplome en el respaldo del sofá

—Nos amarás.— se sentó Jade a un lado

—Ese chico será tuyo.— Cath me dio una palmada en el hombro

—Lo mejor será ir por Lucas y Grace a su entrenamiento.— me levanté

—Yo conduzco.— Jade tomo las llaves

—Danielle.— me habló Cath

—¿Sí?.— pregunté buscando mi chaqueta de mezclilla

—Solo te recuerdo que ahí también está Brooks.— me revolvió el cabello y salió

—¿Qué?.— balbucee

—¡Apúrate Danielle!.— gritó Jade sonando el claxon

Fruta vida, lo había olvidado.

Con un revoltijo en el estómago me subí al auto rumbo a mi ruina, es que esto no podía ser peor.

—¿Por qué estás pálida?.— frunció el cejo Jade

—¿Estás bien?.— pregunto Cath

—No quiero ver a Santiago.— confesé

—¿Qué ocurrió para que tuvieras miedo de verlo?.— analizó Cath

—¿Fue Kim?.— mencionó Jade y apretó los nudillos

—No, fue porque discutimos y no tengo cara para verlo de nuevo, además de que Kim estará ahí y tampoco quiero verla.—

—Tranquila, sino quieres salir del auto, no lo hagas.— Jade

—Nosotras iremos por los chicos y te veremos aquí dentro.—

—Muchas gracias, chicas.— dije más calmada

El resto del trayecto estuvo un poco más calmado, Jade decidió poner música y Cath abrió la ventana para que la brisa de la tarde-noche nos llegará.

—Ya estamos en la universidad.— anuncio Jade

—Quédate aquí, no tardamos.— pidió Cath

—No tengo a donde más ir.— recalco

—Eres Danielle Parker.— mencionó Jade haciendo énfasis en que siempre me pierdo

—Vayan tranquilas.— las anime

Cuando salieron decidí cerrar todas las puertas, encender el aire y quedarme recostada en los asientos de atrás. Todo iba bien hasta que alguien golpeó la ventana.

Pov's Santiago.

Todo el entrenamiento de hoy fue muy pesado, quizás porque desperté más temprano de lo normal o porque estuve pensando mucho en la reacción de Danielle.

—¡Última vuelta!.— gritó el entrenador antes de hacer sonar su silbato

Puse todas las fuerzas que me quedaban para terminar la vuelta a la cancha y al llegar me desplome, estaba realmente agotado que no me importaba el césped o el lodo.

—¡Santiago!.— oí decir a Alice

—Estoy bien, descuida.— levanté mi mano para que supiera que estaba consciente

—Me asusté mucho.— se acercó

—Estoy agotado.— me estiré aún en el suelo

—Algo me dice que no es por el entrenamiento.— río

Conquistando a mi Crush. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora