Loki: Héroe de China

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Había llegado finalmente el día en que todas las jóvenes de china acudían con la casamentera y Loki había estado esperando ese día con ansiedad, el único problema que tenía era que él es un hombre. Uno fuera de lo común, más bien fino, muy educado, correcto; Loki era lo que se conocía por el nombre de "afeminado", su gusto por llevar el cabello largo y usar finos vestidos era muy mal visto en su nación.
Pero de cualquier manera Loki iría a visitar a la casamentera, si se maquillaba y vestía correctamente de seguro la mujer no se percataría de eso que le colgaba en medio de las piernas, sin embargo debía ir sin que su padre lo supiera, siquiera mencionar ante Laufey la idea de ir con una mujer que decidiría si era o no una chica adecuada sería un insulto, su padre lo vería como un intento de deshonra y lo encerraría en su habitación hasta que pasara el peligro. Y así Loki fue hasta su habitación y eligió su vestido más bonito, juntó varias medias para hacerlas de senos y se las unió con un sostén, luego se maquilló y peinó adecuadamente antes de salir.

— Farbauti, ¿en dónde está Loki? — preguntó Laufey cuando se percató del largo tiempo en que no había visto a su hijo, sin embargo se dio cuenta demasiado tarde, Loki ya debía estar esperando turno.

— En su habitación — dijo confiada yendo a buscar a Loki — Laufey — gritó — él no está.

Ambos padres sabían qué se celebraba ese día, no creyeron que Loki fuese capaz de cometer semejante insulto en contra de su casa. No les quedó de otra más que rezar a sus ancestros para que su hijo no fuera descubierto.

— ¿Laufeyson? — llamó una mujer obesa con mal gesto, y Loki realizó una reverencia pequeña, como para que ella descubriera que él era a quien llamaba — ven conmigo.

No fue para nada difícil hacer aquello, Loki sabía como caminar más elegante que cualquiera, como sentarse correctamente, o servir y beber té y verse muy fino; su voz suave a la que había educado a lo largo de los años le ayudaba bastante a la hora de recitar los mandatos por los cuales debía regirse una mujer decente, cuyos mandatos él conocía de memoria.

Loki no hacía aquello para poder ser considerado como una buena esposa, lo hacía porque estaba cansado de ser considerado menos que cualquiera, él sentía la necesidad de demostrar que aún bajo sus vestidos era un hombre de valor; visitar a la casamentera no era más que una manera de buscar ser bueno en algo. Y lo estaba haciendo bastante bien, porque aquella mujer se sentía impresionada con lo elegante de sus actos y sus respuestas todas correctas; lo elogió y él se sintió tan bien con eso, principalmente porque no recibía buenos comentarios muy a menudo, –dicho así para no revelar que él nunca los recibe– y eso lo hizo enorgullecerse de sí mismo.

— Recoge las tazas — ordenó la mujer para fijarse si tenía conocimiento de la manera correcta de hacerlo, y así era, sin embargo ella notó algo extraño cuando él hizo lo pedido — quédate allí.

— ¿Sucede algo? — preguntó con las tazas y la tetera sobre una charola; pegó un gritito cuando aquella mujer le manoseó sus senos falsos — puedo explicarlo.

— No expliques nada, eres un hombre — gritó ella con enojo sacándole las medias, y luego lo tomó con rudeza del brazo para sacarlo de allí. Loki se avergonzó cuando fue lanzado fuera y las mujeres que esperaban se alarmaron y empezaron a cuchichear — eres una desgracia para tu familia, jamás alguien como tú podrá llevar honor a su casa.

Aquellas palabras lo habían destrozado, y es que lo había estado haciendo tan bien, y de pronto todo se había arruinado cuando ella supo que era un hombre, ¿por qué su género era tan importante? Él creía que lo importante era lo que podía ofrecer alguien como persona. Y para cuando llegó a su casa, el regaño que su padre había preparado para él murió en cuanto lo observó; el cabello desordenado, la ropa sucia, los ojos enrojecidos, y el maquillaje corrido.

Loki es una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora