capítulo uno

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«Él esbozó una sonrisa a la vez que iba respirando agitadamente

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«Él esbozó una sonrisa a la vez que iba respirando agitadamente. Subía lentamente y sonreía a su vez, haciéndome sentir tan eufórica como alegre a la vez. Su mano subió y el con su... ».

Cierro el libro con rápidez y tomo aire.

—Diantres, demasiado para mi —murmuro para mi misma.

—Señorita —mira la lista— ¿Henson?

—Hanson —corrijo sin pensar—. Lo siento, mi caligrafía deja mucho que desear.

—Me he dado cuenta. —Gira un clip entre sus dedos gordos—. ¿Qué hacía? ¿Piensas que mi clase de literatura no merece la suficiente atención?

—No, yo solo... —balbuceo.

—Retírese, ya hablaremos en la próxima lección —me ordena.

Recojo las cosas en el silencio formado por el aula, bajo las escaleras y salgo por la puerta con la mirada de todos puesta. Siento que en cualquier momento me pondré de otro color y será por la vergüenza generada por el patético momento que acababa de vivir.

—Oh, qué estarías leyendo, cariño. —Se acerca por detrás y ríe—. Quiero saberlo.

—Cierra la boca y deja de colaborar a mi vergüenza, Blair. —Ella rueda sus ojos y sonríe.

—Iré al baño, esa es mi gran excusa para ausentarme un rato en clase y burlarme de ti. —Me lanza un beso y va por el pasillo, dirigiéndose como bien dijo, el baño.

Coloco mi cabello castaño detrás de mis orejas y camino hacia el patio principal del recinto. La brisa me hace tener escalofríos y me culpo mentalmente por no hacerle caso a mi madre al decirme que debía abrigarme.

Localizo un lugar despegado, donde pueda sentarme tranquilamente y sin que nadie me perturbe con su repentina presencia. Me siento y saco mi portátil. Abro el documento y releo por quinta vez la escena que relate la noche anterior. Me falta algo.

«El amor es tan similar a la plantación de un ser pequeño y viviente que calificamos como planta. Si lo cuidas, este perdura. Si lo dejas, se acaba muriendo.

Es fácil protegerlo, solo que no tenemos la suficiente capacidad para conocer ese dato y acabamos arruinando lo que tanto nos logro conseguir.

Al final, el amor muere, como la mayoría de cosas».

—Ush... Suena muy triste —susurro—. Mejor lo decoramos un poquito; va menos al corazón y más como un pensamiento pasajero —dictamino.

Mis dedos se van moviendo solos sobre el teclado incorporado en la pequeña máquina.

No soy escritora al cien por cien, soy consciente de ello. En verdad no sé cuando en verdad te puedes considerar tal. Hay personas que escriben, lo sé, pero su narrativa es tan... ¿Mala? Por así decirlo, que muy a mi pesar no los puedo considerar escritores.

Dilemas De Una Escritora ©  (Destino#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora