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Ya había pasado más de una semana desde que Hayley, Eva y Demian habían llegado a la colonia. Las cosas iban bien, todo parecía tranquilo y tal como tenía que ser, solo que a Hayley le faltaba prácticamente toda su familia. La relación con Demian había mejorado mucho, ya casi no peleaban, salvo una que otra vez pero enseguida volvían a estar bien. Eva estaba mucho mejor también, ya no se asustaba tanto y se la veía muy contenta jugando con sus nuevos amigos. Todo parecía perfecto.
Eran las 10 de la mañana del martes y les tocaba compras. Habían decidido que los martes por la mañana saldrían a la feria en busca de víveres para la semana. Eran de esos días en los que Hayley se sentía melancólica y solo quería acostarse en su cama con el cobertor cubriéndola de pies a cabeza y llorar en su almohada. Sabía que no podía hacer eso, asique con toda la fuerza de voluntad de la que fue capaz de sacar se levantó de la cama, se vistió, desayuno y los tres juntos salieron en busca de comida.
Cuando regresaron almorzaron y luego salieron a recorrer los alrededores de la colonia e busca de Connor. Habían recorrido toda la colonia y no había rastros de él. Habían preguntado a todos los habitantes pero siempre daban direcciones equivocadas. Ayer por la tarde un hombre había dicho que hace unos meses le había comprado al joven unos muebles de madera que estaba construyendo en una cabaña en los alrededores de la colonia, cerca de Bettlestown. Hayley, esperanzada por el don de su hermano de crear cosas con madera, decidió hacerle caso y fue en busca de su hermano mayor.
Al llegar a la cabaña que el hombre les indico la encontraron llena de distintos muebles de madera pero vacía de personas. Entraron y Hayley encontró una campera. Era la campera azul favorita de Connor. No pudo contener las lágrimas que caían por sus mejillas como una cascada de gotas de agua salada.
-está aquí- le dijo Hayley a Demian
-tranquila, aun no estamos del todo seguros, no te hagas muchas ilusiones- le contesto este rodeándole los hombros con su brazo, a veces sus demostraciones repentinas de afecto la sobresaltaban pero intentaba acostumbrarse.
Hayley sabía que ya era tarde para que le dijera eso, podía sentir a su hermano allí, porque aunque los últimos meses los hayan pasado sin hablarse ni verse, ella aun podía recordar el olor característico de Connor. Un suave olor dulzón a canela y vainilla con colonia de hombre. Siempre le había sorprendido a la pelirroja la facilidad que tenía ese chico para que sus perfumes le sentaran tan bien y le duraran por días.
De repente se oyó el crujir de la puerta al abrirse. Un joven de rojos cabellos, alto y de gran musculatura ingreso. Connor. Hayley se abalanzo sobre el como si acabara de salir del desierto luego de horas y horas de caminar sin descanso y aquel joven fuera una botella de agua fría. El mayor de los hermanos Bennett se sorprendió hasta que se dio cuenta que quien le imposibilitaba la entrada de aire en los pulmones era su hermana pequeña Hayley. Lagrimas surcaba el rostro de los hermanos. Eva miraba a sus hermanos mayores abrazarse y llorar y deseaba estar con ellos pero ninguno de los dos los había invitado por lo que decidió ocultarse detrás de Demian que le acariciaba el cabello y le decía que se uniera al emotivo abrazo. Cuando se separaron, Hayley le dijo algo a Connor y este comenzó a buscar en los alrededores de la sala hasta que sus ojos se posaron en la pequeña niña de cabello rojizo escondida detrás de Demian. Connor abrazo a este y luego lo soltó para acercarse a Eva y con lágrimas en los ojos levantarla como hizo con Hayley y decirle cuanto había crecido, cuanto la había extrañado y cuanto la quería.
Eva estaba muy feliz pero no quería dejar su casa en la colonia. Hayley siempre le decía que aquella casa era temporal, que cuando encontraran a Connor vivirían con el pero eso a Eva le producía tristeza, no le gustaba el lugar en donde vivía su hermano ni la casa tampoco.
Luego de un muy emotivo reencuentro Hayley por fin pudo hablar.
- Mama y papa se quedaron Connor- le dijo esta
- Lose, hable con ellos ayer y me dijeron como están las cosas, también pude contactar a Nathan hace dos días- Hayley casi se desmaya al escuchar aquello, había llorado tanto por sus hermanitos que ya no tenía esperanzas de volverlos a ver.
- ¿En verdad?, ¿cómo están? ¿no los atraparon? ¿en dónde están? ¿Cómo están mama y papa?- las preguntas salían de su boca como un torbellino pero no podía detenerlas. Se sentía tan feliz
- Si, tranquila, respira, todos están bien, Nathan y Noa están en una colonia al sur de California y mama y papa por ahora están bien y sobreviviendo- contesto Connor.
Todo iba tomando su curso de nuevo y Hayley no podía parar de sonreír al saber que su familia estaría reunida de nuevo muy pronto. Sin duda alguna las esperanzas jamás deben perderse.