Al llegar a la colonia, mis pensamientos seguían con mis hermanos, no podía soportar la idea de que algo malo les haya pasado. Demian cargaba a Eva en sus brazos, mientras intentaba tranquilizarme. Se portó súper amable conmigo desde nuestro trato y estaba muy agradecida con él por eso.
Cuando bajamos de la camioneta, todos los viajeros comenzaron a saltar de ella y a correr para buscar una casa, cuando reaccionamos, Demian y yo hicimos lo mismo. Encontramos una no muy grande, pero tampoco pequeña, en donde cabríamos perfectamente los tres. Entramos y parecía acogedora, tenía los muebles necesarios. Una mesa con cuatro sillas, un sofá, tres habitaciones con dos camas cada una y una cómoda pequeña a los pies de cada cama. Decidimos que Eva dormiría conmigo en una habitación y Demian en otra.
Eran las dos de la tarde y moríamos de hambre, en la casa no había absolutamente nada, por lo que tuvimos que salir a comprar víveres. Con el dinero que teníamos compraríamos lo necesario para pasar la semana. Luego tendríamos que buscar uno de los empleos que daban en la colonia para sus habitantes.
_Hayley, ¿a ti no te gustan las habas verdad?_ wow, me sorprendió que lo recordara, desde niña las odiaba.
_ Si y me sorprende que lo recuerdes por cierto, pero Eva los ama asique si pudiéramos llevar algunos sería perfecto_
_Si claro, y recuerdo muchas cosas de ti, podría decirte todas las comidas que te gustan y las que no_ Eso era nuevo.
_ Probemos, ¿Cuál es mi fruta preferida?_
_Las fresas, aunque también amas las uvas, amas todas las frutas en realidad_ Puede que sea cierto.
_ ¿Comida?_
_Diría que la lasaña, pero eso era cuando eras una niña con rizos rojos _ Me reí por su comentario.
_Lo era, pero con esto de que se extinguió, quedo en el olvido, al igual que las frutas_ Le decía mientras revisaba las góndolas casi vacías.
_ ¿Tienes algo?, yo solo encontré unos cuantas frijoles, moras, algunas verduras y, algo increíble, un trozo de carne_
_ ¿De verdad?_ La última vez que mi familia y yo comimos carne, fue hace 3 meses, no podía creerlo.
_ Esto nos ayudara mucho, pero debemos seguir buscando, estas calles llenas de góndolas, me recuerdan a las antiguas ferias, aun no creo que estemos caminando tranquilamente por las calles, ¡es asombroso!_
_ Si ¿verdad?, aquí hay algunos fideos y sopas enlatadas_
_ Llévalas, son muy necesarias, tenemos que conseguir velas y candelabros porque aquí tampoco hay luz eléctrica, esos malditos lo cortaron todo_
_ De acuerdo, ¿Eva me acompañas a buscar las velas?_ Ella solo asintió con su cabeza y comenzamos la búsqueda.
Si bien estar buscando alimentos me distraía un poco, los malos pensamientos que tenía sobre mis hermanos y los malditos Passetor amenazaban con enloquecerme, y sabía que debía estar fuerte por Eva. Debía pensar que Noa y Nathan estaban bien y que la camioneta había logrado escapar de los mutantes, quería pensar así pero cada vez se me hacía más difícil. Cada minuto que pasaba extrañaba más las épocas en la que estábamos todos reunidos a la mesa, esperando la cena que mama preparia para nosotros, las peleas tontas con Demian, las bromas de Connor, las salidas al parque con Noa, la llegada a casa de papa luego de un día largo de trabajo, los consejos de mama, la escuela. Añoraba tanto esos días que hasta dolía recordarlos. Al tener un cerebro superior al de un humano normal sabía que mi mente almacenaba con mayor recaudo mis memorias y lo que ellas contenían, por lo que recordaba hasta el momento en que abrí los ojos al nacer.
Quería creer que las habilidades que desarrollamos los superdotados a lo largo de nuestras vidas ayudarían a los viajeros de la camioneta de mis hermanos a escapar de los mutantes, pero ellos también eran inteligentes y sabrían como atraparlos, lo que me aterraba. ¿Alguna vez regresarían esos días?, ¿terminaría esta guerra en algún momento? Solo espero reunirme con ellos pronto.