Capítulo 8

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Esos tres chicos se acercaron y Sarah se puso algo nerviosa.

—Thomas, no hables—me susurró.

Yo la miré extrañado.

—Hey, tú, chico nuevo —dijo uno de ellos —He oído cosas, y por lo que veo son verdad. ¿Qué te pasa en los ojos eh? ¿Te drogas? ¿Cuál tomas? ¿O es que te gusta llamar la atención pingajo?

Me quedé helado al igual que Sarah. Se reían y añadió antes de irse:

—Hola Sarah —le dice, sonriendo.

—Dylan... —responde ella.

Se marchan y yo miro a mi compañera.

—¿Y esto qué? ¿Quiénes son?

—Son de un curso mayor. Dylan, Joshue y Anthony.

—¿Y te conocen?

—Solo Dylan, estuvimos saliendo juntos pero le dejé.

—Oh, creí que eras...

Ella sonríe.

—Soy bisexual.

—Oh... —reí, y ella después río conmigo.

—¿Y tú?

—¿Uhm? Ah, chicas, solo chicas.

De pronto vi a Alec apoyado en la pared de la cantina, mirándome. Cuando se dio cuenta de que le había visto se marchó.

Siento que me espía.

Llegó la tarde y Sarah tenía que recogerme para salir. No estaba muy seguro de querer salir a la calle tan pronto.

—¿Preparado? —me preguntó sonriente.

—Creo que sí. —no, qué va.

—Alec me ha mandado un mensaje diciéndome que estaba en el muelle.

—Vale.

Llegamos al muelle. El aire es húmedo pero no hace frío. Alec estaba sentado al borde con los pies colgando. Sarah se acercó a él con la intención de darle un pequeño susto y tirarlo al mar, pero no fue posible.

—¡Nunca lo conseguiré!

Alec sonríe y me mira.

—Hola renacuajo.

—Hola...

Dimos un paseo por el muelle y paramos en un puesto de batidos para tomar algo. Sarah se pidió un batido de fresa y plátano. Alec uno de sandía y yo uno de frutas del bosque.

—¿Thomas, y por qué te mudaste aquí? —me pregunta Sarah mientras caminábamos por la orilla del muelle.

Me quedé pensativo por un momento.

—He venido a pasar tiempos con mi tío porque mis padres están de viaje de negocios.

—¿Y cuándo te irás?

Alec seguía callado mirando hacia el frente con su batido de sandía en la mano.

—N-no lo sé.

—¿Eres hijo único? —pregunta Alec, entre el silencio.

Paré en seco y bajé la cabeza. Ellos pararon y se me quedaron mirando preocupados.

—Está...está estudiando fuera, por un tiempo...bastante largo...

—¿Y le echas de menos, cierto? —pregunta Sarah, con un tono dulce.

—Sí... Mucho...

De repente el teléfono de Sarah empezó a sonar.

—Eh, chicos, enseguida vuelvo. —dijo mientras se alejaba para contestar la llamada.

Alec y yo nos sentamos en un banco para esperarla. Al rato Sarah volvió para decirnos que se tenía que ir, ya que su madre se encontraba en el hospital. Alec y yo decidimos quedarnos algo más de tiempo allí.

—¿Qué dibujos haces en esa libreta negra todos los días? —preguntó.

—Nada, lo que sueño por las noches. ¿Y tú qué escribes en tu libreta?

—Nada, lo que quiero que me pase durante el día.

Asentí lentamente.

—¿Hoy qué has escrito?

—Que si el nuevo era muy pesado haría una travesura.

—¿Eh?

Se rió, me cogió del brazo y me llevó hasta la orilla del muelle.

—¿Qu-qué haces? —reí nervioso.

—Hace calor, ¿no? —me dijo, sonriendo malévolamente.

—¿Qué?

Después de eso me empujó al mar. Él se partía de risa. Era la primera vez que lo veía reírse tanto.

—Pero... ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? —dije apartándome el agua de los ojos.

Sé que lo hizo a broma, eso es lo que hacen los, ¿amigos?

—¿Me vas a ayudar o te vas a quedar mirándome ahí? —le dije.

—Voy, renacuajo.

Me extiende la mano y me ayuda a subir.

—Me debes una sudadera de nueva. —le dije.

—¿A que te tiro otra vez?

Reímos.

—Vámonos a casa, anda. Es tarde. —le dije.

—Hasta mañana renacuajo.

—Hasta...mañana.

Alec me la ha jugado, pero como ya he dicho, son cosas de amigos.

VOLVÍ PERROS HAHAHAHAHA
se me está haciendo terrible actualizar, peeeeero ya eztoy akhi pendejos ;v
INtentaré actualizar,pero los exámenes y trabajos me están mAtAndO -_-

Gracias por leer weones -lanza corazoncitos-

Si las miradas matasenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora