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Cena navideña, relaciones del pasado y un chico fuerte.

La navidad era una de las fechas que más adoraba la querida abuela de Aby, fecha en la que todos sus hijos la visitaban y su casa estaba a reventar. Aberri por igual le encantaba estar con su familia de su papá. Pero, no tenía a ningún primo de su edad, sólo a Gabriel que era mayor que él por cuatro años y Fernando que era de la misma edad de Morgan. Los demás era niñitos menores de nueve años y eran un motón. Ya era 24 del mes navideño; el clima era soleado y frío.

Su tía Zully había llegado muy temprano a la casa de la abuela junto a sus hijos: Fernando y Camila. Estaban muy felices de recibir a sus familiares, Aberri en cambio tenía mal humor como consecuencia del celo pasado y porque lo habían despertado antes de salir el sol.

Cuando salió hacia la sala se encontró con toda su familia reunida, sus tías: Zully, Tere, y Blanca, ellas hermanas de su papá. También estaban sus primos, Gabriel, Camila y Fernando. Los primos más pequeños jugaban con carritos de juguete en el patio, eran hijos de su tía Blanca y Tere.

─ Qué bueno que te levantaste hijo, necesito que vayas al súper por algunas que cosas que olvidé para la cena de hoy.

Ma... me acabó de levantar.

─ Vístete, aquí está el dinero. Mira, me traes: dos botes de leche condensada de la más barata, un paquete pequeño de achiote Anita, y si encuentras limones tráete un medio kilo. ─ le dijo en voz alta, mientras le daba una nota rosa con todo escrito. ─ Si no quieres ir solo, dile a Gabriel que te acompañe.

─ No, yo voy solo.

─ No seas así, invita a tu primo, ha de estar bien aburrido rodeado de puros chamacos. ─ Aberri hizo una mueca arrugando su nariz y se giró en dirección a su cuarto. Cuando llegó se quitó su pijama y se arregló para salir. Para no pasar por la sala salió por la puerta trasera, saludó a sus pequeños primos y se fue.

✟♥✟♥✟♥✟

Aby caminaba por la ciudad repitiendo en su mente las cosas que iba a comprar para no olvidarlas. La ciudad en la que vivía era pequeña, y casi no pasaban carros por las calles en la que él transitaba, además podía decirse que en esa ciudad mucha gente se conocía, al menos por el nombre. No todas le personas eran como su familia, las y los omegas eran tratados con naturalidad y se les trataba de igual manera, vamos, estaban en pleno siglo veintiuno. Las personas caminaban tranquilos y algunas parejas con niños iban caminando a comprar cosas que faltaban para la noche de buena.

Aberri llegó al supermercado y empezó a buscar las cosas que le había encargado su mamá, como todo en la ciudad también era algo pequeña, su padre trabajaba allí, pero por ser noche buena él no trabajaba ese día. Ventajas de ser jefe de piso.

Encontró las latas de la leche que ocuparía su mamá para el postre y se dispuso a seguir buscando lo que le faltaba. Cuando encontró el pasillo donde estaba el achiote que le habían encargado, notó que estaba en un lugar alto, pero él tenía altura exacta para que con sólo estirar su brazo alcanzara el estante. Todo iba de maravilla, incluso encontró limones en buen estado y de un tamaño ideal. Todo, a excepción de la desagradable mezcla de olores que asaltaban a su olfato sin piedad, el olor a carne, pan, productos químicos y los mismos olores de otros individuos que se encontraban en ese momento en el supermercado.

Maldecía en voz baja en contra de todo ser viviente cuando chocó con alguien, provocando que la víctima cayera al suelo.

─ ¡Lo siento! ─ Chilló rápidamente Aberri al mismo tiempo que levantaba los productos del otro chico. ─ Te juro que no era mi intención tirarte al suelo.

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⏰ Last updated: Nov 29, 2018 ⏰

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SANTIFICADO (GAY)Where stories live. Discover now