Capítulo 1

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- Uno más Aaron, concéntrate y da todo lo que tienes -le gritó el entrenador, mientras él estaba golpe tras golpe de una manera mordaz, como si el saco fuera eso que lo atormentaba día a día. El solo tenía su vista fija en ese sucio material de cuero negro, tensando músculo y tendón dando golpe tras golpe sin detenerse, sintiendo como su corazón bombeaba sangre de manera agresiva a través de sus venas. - Suficiente -Dijo Nikolái su entrenador alejándolo del saco.

Aaron solo tenía en la cabeza liberar tensión, odio y furia que sentía todos los días desde que tenía conciencia. Pero eso era algo oculto entre los escombros de lo que un día fue aquel Aaron...

-¡¡ Aaroncito!! - sintió el grito agudo de Franklin o Frank como él le llamaba desde hace años, llegando a su lado después de su entrenamiento propio - Tengo hambre viejo, porque no vamos por unas cervezas y una infernal hamburguesa como las de Betty - le dijo llamando su atención y percatándose de el rugido de su estómago haciendo que Frank estire su cabeza hacia atrás soltando una estruendosa carcajada - Veo que tu estómago me apoya, saquemos nuestros hambrientos trasero de aquí, ¡¡Nik me llevé a tu terrónsito de azúcar!! - le gritó al ex-boxeador ruso de 45 años Nikolái Serguéyevich conocido como "el gigante ruso o la bestia del Este" campeón mundial de los pesos pesados de la AMB como 53 peleas realizadas, donde ganó 50 con un total de 34 nocauts, 2 derrotas y 1 donde no se presentó hasta que se retiró y ahora era su entrenador.

-Vete a la mierda Frank - le gritó de regreso con su acento marcado ruso negando con la cabeza mientras se dirigía a su despacho. - Aaron mañana temprano quiero tu trasero aquí, ¿ De acuerdo? - le dijo Mike con esa neutra mirada a Aaron, haciendo que el solo asienta mientras sale del Gimnasio.

Salgo del gran gimnasio y me dirijo a mi camioneta a paso ligero con Frank a mi lado, cuando siento un pequeño empujón de hombros, cuando miró era Frank señalando a dos chicas que en realidad no eran hermosas pero no estaban mal, que iban caminando - Ellas vienen a hacer ejercicio o a conseguir sexo- dije frunciendo el entrecejo viendo su vestuario.

-Oh vamos Aaron!!!, no están nada mal - dijo Frank sonriendo coquetamente.

Lo ignore y desbloquee la alarma y subí al auto, cuando de pronto suena un estruendoso trueno, -Mierda Frank si no subes tu trasero en este instante me voy y te dejo- dije encendiendo el auto, viendo como el cielo comenzaba a ponerse más gris. Frank subió despidiéndose.

-Mierda Aaron cualquiera dice que serás monje, solo que en la iglesia no te aceptarían por hacer pecar a sus monjas -dijo Frank soltando una carcajada haciéndome fruncir el ceño e ignorándolo acelerando un poco para llegar a la cafetería de Betty antes que rompa a llover.

Cuando aparcó el auto veo que Betty está afuera botando la basura y rápidamente bajo a saludarla mientras Frank agarra sus bolsas para el botarlas.

-Mis niños !!!! Pero qué sorpresa, me tenían botada- dice mientras nos saluda, desde que nos conoció Betty ha sido una de las únicas personas que desde que llegamos a Australia no nos juzgó, más bien nos dijo trató como sus hijos, todos los del gimnasio no se atreven a llevarle la contraria ya que la consideramos parte de nuestra familia, algunas veces vienen los otros chicos del gimnasio y juntamos tres mesas, Betty solo ríe mientras ve que acabamos su comida.

Algunos de su negocio y visitantes al principio nos miraban con repulsión, miedo, terror, apatía ya que no es normal que un par de rusos de 6,5 de estatura con una compostura rígida y sombría, con el cuerpo con tatuajes y gran masa muscular con cara de pocos amigos al no conocer a nadie lleguen a una cafetería de color rojo y Rosa como es la de Betty, a comer llenando toda la mesa de todo tipo de comida grasienta y acaben con ella en un dos por tres. Ese día ella nos dió una sonrisa brillante junto con mucha comida.

-Betty mi estomago te extraña- dice Frank agarrando su estómago dramáticamente, yo solo niego sabiendo que él no tiene arreglo, él es uno de los que más ama la comida de Betty.

-Pues vamos a dentro cariño- dice Betty empujándonos a dentro del local haciendo que todo mundo voltee al sonar la campana de entrada, nos dirigimos a una de las mesas de atrás mientras Betty va buscando nuestra comida. El cielo comienza a arrojar pequeñas gotas cristalinas que caen sobre todos el parqueo y chocan contra la ventana y poco a poco comienza a caer con agresividad mostrando la brutal lluvia que termina de anunciar su llegada.

Hasta aquí el primer capítulo chicos, un poco corto pero es como una introducción de la historia y que conozcan a los chicos. Espero que les guste y no dejen de comentar para saber qué les pareció.

Arriba⬆️⬆️ la hermosa camioneta de Aaron.

Corazón de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora