El deporte siempre ha sido un material intrínseco en la estructura social de un pueblo, un rasgo casi tan significativo y fanatizante como la religión. Pero en la Inglaterra de aquella época, la cosa era un poco más compleja. A los colegios de cierto renombre les importaba más tener mejores deportistas que alumnos con buen rendimiento académico, por eso buscaban entre sus pupilos a aquellos con mayores capacidades para destacarse de la media. No era de extrañar entonces que el boxeo fuese uno de los más convocantes eventos de sociabilización entre la juventud. Era una escena muy común esa de afiebrados muchachitos hambrientos de gloria y fogoneados por la violencia, que se batían en sangrientos combates sobre cuadriláteros improvisados bajo el sol abrasador de la tarde. Aquí, en sus juegos, se resignificaba su identidad entera, se buscaba al héroe primordial que se levantaría de entre sus pares.
—¡A continuación el retador será Jonathan Joestar! —anunció el que oficiaba de presentador, un muchacho remilgado y de boca y orejas desproporcionadamente grandes. Llevaba un simpático sombrero que parecía marcar una línea jerárquica y divisoria entre él y el resto.
Jojo levantó un puño al cielo y sonrió. Ahí, bajo el haz de luz que descendía sobre él y despojado de su traje de etiqueta, con la ceñida camiseta sin mangas y los pantalones cortos, se revelaba su marmórea figura. Era sumamente hercúleo para su edad, y se podía decir que se encontraba en el pico de sus aptitudes físicas. La multitud coreó su nombre. Se sintió en la cima del mundo. "No hay nadie que pueda conmigo", pensó, mas luego recordó la paliza que le habían dado frente a Erina. "Pero eso fue injusto; eran dos contra uno". Sin embargo, la idea no lo consoló. "Justo frente a Erina". Pero no era tiempo de pensar en eso. Había asuntos más urgentes que tratar.
—¡Se enfrentará al campeón reinante, Mark Watkin! —anunció el presentador y el público clamó de forma gutural.
Un muchacho fornido y de rostro siniestro se acercó a los límites del cuadrilátero y se quedó allí como si estuviera petrificado. Jonathan lo tenía visto. Watkin era un luchador implacable y brutal, por algo llevaba meses como campeón absoluto. Se decía que para enfrentarlo había que estar loco o convencido de ser superior a esa máquina de carne capaz de meter diez puñetazos por segundo. Y mientras todos sus rivales, algunos aun en el hospital o con las narices rotas, habían probado ser lo primero, Jonathan estaba absolutamente convencido de ser el único capaz de demostrar lo segundo. Pero, claro, si se paraba a pensar, los otros seguramente habían pensado lo mismo de sus propias personas.
Como un autómata, el tal Watkin se paró al lado del presentador y le susurró algo al oído. El muchacho del sombrero se sorprendió. Un murmullo comenzó a gestarse entre la multitud. Jonathan se mostró confundido también, temeroso de que el ímpetu guerrero se le diluyera si acaso el combate se retrasaba más.
—¡Caballeros, silencio, por favor! —dijo finalmente el presentador, levantando las manos en alto para apaciguar a la masa—. ¡He recibido un pedido para que se una en combate un nuevo rival que ocupará el lugar de Watkin!
Mientras la sorpresa corría como fuego salvaje, Watkin no hacía más que rezar por dentro. Ese... ese monstruo lo había chantajeado para ocupar su lugar en el ring. Le había... No lo conocía de nada y sin embargo estaba seguro de que no mentía, que detrás de esa mirada penetrante y hermosa se escondía una criatura abisal capaz de hacer lo inenarrable.
—¡Es alguien que conocemos por su nombre tan peculiar, pero de quien no sabemos nada más! —continuó el muchacho del sombrero. Las habladurías seguían creciendo—. ¡¿Qué me dicen?! ¡¿No creen que la mejor manera de conocerlo es viéndolo pelear?!
—¡¿Quién es?! —gritaba la multitud, ahora caldeada por la ansiedad—. ¡Dinos!
—¿Un nuevo rival? —Entonces Jonathan fue alcanzado por el rayo de la sorpresa; esa sensación desagradable de una sombra creciendo para ocultarle el sol—. ¡No puede ser!
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JOJO'S BIZARRE ADVENTURES: PHANTOM BLOOD: THE NOVELIZATION
VampirosNovelización de mi manga favorito. Un tributo al maestro Hirohiko Araki, con mucho cariño y respeto.