Capítulo 1: El final

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Ha llegado el día, puedo escuchar por la estrecha ventana de barrotes el barullo de la gente aproximándose a la plaza. Los tambores resuenan y puedo sentir los pasos del guardia que se acercan hacia mí mientras las llaves suenan al chocar contra su pierna a cada paso que da. El guardia abre la chirriante puerta de la celda y sin mediar palabra me tapa la cara con un pequeño saco, me pone unos grilletes y me saca a la fuerza directa hacia mi propia muerte.

No consigo ver nada, pero puedo sentir que el lugar está lleno de gente. Me dirigen por unas escaleras y a cada escalón que subo puedo sentir la madera crujiendo bajo mis pies, llegamos arriba y me arrodillan mientras me quitan el saco de la cabeza. Lo primero que puedo ver es la cara de odio de todo el pueblo, incluido mi padre, eso hizo que me derrumbara por dentro y no pude hacer otra cosa que romper a llorar. El guarda me coge con fuerza y apoya mi cabeza sobre un frío tronco de madera, puedo sentir el final tan cerca...

Escucho los pasos del verdugo acercándose lentamente hacia mí, pero no suenan como siempre, parece otra persona, quizás de menor estatura. Puedo sentir el filo de su hacha acariciar mi nuca, se acerca a mí y me susurra al oído:

 —No creo que seas una asesina.

—No sé de qué me estas hablando. —Le contesté asombrada—. 

—No tenemos tiempo para hablar, tienes que correr.—me responde mientras, disimuladamente, me libera de los grilletes—.

Se escucha una enorme explosión que retumba en todo el pueblo y toda la plaza comienza a llenarse de humo, alguien agarra mi brazo y empieza a correr llevándome con él. Aunque no sé lo que puede suceder, mis piernas avanzan solas como si no tuviera control sobre ellas. Algo me dice que estoy haciendo lo correcto.

Atravesamos varias calles hasta llegar al  ajetreado muelle, donde hay un gran cargamento que parece ser para un barco. Me llama especialmente la atención que una de las cajas está abierta y llena de paja. Entonces se acerca el verdugo y puedo darme cuenta de que realmente es Isaac.

—Tienes que meterte en esa caja,es nuestra única escapatoria.—Me dice precipitadamente—.

Ni siquiera sé que contestar, así que accedo y me meto en la caja de madera. Isaac cierra lentamente la caja dejándome aislada en una completa oscuridad.

La chica del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora