Capítulo 2: La Niebla

111 11 0
                                    


Cae la noche, la luna se refleja en la mar a la orilla de Aidoni Island. El húmedo viento azota las ramas de los árboles y en un claro adentrado en el frondoso bosque, cuatro brujas urden un maléfico plan.

—Es la hora, el barco ya llega—dijo Cloe.

—Espero que traigan un buen cargamento.

—Nina, dejaros de tonterías, tenemos que seguir el plan. —exclamó Aurora, la mayor de las hermanas—.

—Circe, hazlo ya.

Circe asiente con la cabeza mientras mira a Aurora. Entonces recitando las palabras de un antiguo hechizo, convierte a los marineros que han llegado a la isla en cuervos.Estos rápidamente se aproximan a las brujas.

Circe mira a los cuervos y les ordena —"Detrahet me frater meus"—.

—Espero que esto sirva para encontrar a Isaac —confiesa Cloe.

_______

La caja se abre y la luz cegadora no me deja ver nada. Cuando mis ojos se acostumbran puedo ver a Isaac tendiéndome la mano para ayudarme a salir. Apoyo mis pies en el suelo de madera vieja y húmeda y al ponerme de pie una fuerte ola hace que todo el barco se tambalee y pierda el equilibrio.El sitio no es nada acogedor, huele a pescado podrido y puedo ver al fondo unas escaleras que llevan a cubierta.

—¡Ni se te ocurra salir! Podrían descubrirte y todavía quedan doce millas para llegar a puerto. —Grita Isaac mientras me coge del brazo y me lleva hacía la caja—.

—¿Por qué haces todo esto por mí? Si desde que eramos pequeños no tenemos trato alguno.

—Porque siempre he estado observando todo de ti, tus ojos color café, tu pelo negro, largo y brillante. Cuando mi madre solía cuidarte de pequeña mientras nuestros padres estaban en la mar, me di cuenta de que estaba enamorado de ti y me prometí cuidarte siempre y protegerte pase lo que pase.

Miro a Isaac avergonzada y cuando voy a contestarle se escuchan unos pasos aproximándose hacia nosotros. Isaac decide ir a mirar que todo vaya bien. Me asomo por una de las ventanas y el mar comienza a volverse cada vez mas negro y el cielo se llena de nubes negras hasta que la niebla impide cualquier tipo de visión. Se empiezan a escuchar impactos de cañón sobre nuestro barco. Aterrorizada sin saber que hacer salgo a la cubierta . Todo lo que veo son los cadáveres de la tripulación, no logro ver a Isaac por ningún lado.Noto una presencia detrás de mi, me doy la vuelta para observar mejor y solo puedo ver unas sombras acercándose cada vez mas rápido. A lo lejos logro ver a Isaac tendido en el suelo. Mis párpados comienzan a pesarme y mis piernas no responden, al final caigo en un profundo sueño.

Me despierto por un olor desagradable, el olor a podrido es peor que el de los desechos de los peces.Abro los ojos y me doy cuenta de que estoy en una celda, la examino y puedo ver que está repleta de huesos y cadáveres en descomposición.A lo lejos puedo escuchar unas voces discutiendo y entre ellas una me resulta familiar.

—Tenéis que deshaceros de ella, mi hijo no puede nacer.

—Pero ya sabes cuál era el trato, al menos veinte vidas inocentes. Necesitamos alimentarnos.

—Eso esta hecho, os quedareis con la tripulación del barco que acabamos de atacar.

—Todavía están dormidos, me gusta mas cuando gritan de dolor.

Resuenan unos pasos que se alejan y otros que se acercan hacía mí.Puedo ver a lo que parece ser una mujer acercándose a la celda.

—¿Por qué no acabáis ya con esta tortura? Sé de sobra que me queréis matar.

—Todo a su tiempo, hemos hecho un trato, todavía queda un largo viaje —me dice.

Mientras me habla no puedo evitar fijarme en ella, su rostro pálido y demacrado parece reflejar más edad de la que seguramente tiene, su pelo descuidado y sucio, desprende un olor repugnante. Y solo pienso en preguntarle una cosa:

—¿Qué se supone que sois?

—Esa es una larga historia...

—Dijiste que era un largo viaje, tenemos tiempo para hablar.

—Sí, tienes razón, hace tiempo que no nos visita nadie, ya que tenemos una dieta un tanto exótica. —Me dice entre carcajadas y pude ver sus asquerosos dientes podridos y negros— Hace décadas solía trabajar en la cocina de un barco con mis tres compañeras. No éramos como te estarás imaginando, en aquel momento éramos simples humanas como tú lo eres ahora. 

La más pequeña, Calista, era la más guapa de todas, tenía la piel morena y suave como la porcelana y el pelo negro ondulado.La siguiente por edad seria yo, Ifigenia, era la más picarona del grupo, para mi opinión la más inteligente. Después va Marcela, no era muy agraciada pero era la más casquivana, todo hay que decirlo.— se le vuelve  a escapar una pequeña carcajada—Y la más mayor es Simeona, la verdad que ella no ha cambiado mucho y esto que quede entre nosotras pero la verdad es que era la más fea del grupo.

Como iba diciendo, un terrible día la tormenta dejó nuestro barco a la deriva y nos hizo naufragar en una recóndita isla. Fuimos pocos los que sobrevivimos y el hambre comenzaba a nublarnos la mente. Esa fue la primera vez que nos alimentamos de carne humana.

Pasaron días hasta que una niebla extraña cubrió la isla y nuestros cuerpos comenzaron a transformarse en horrorosas criaturas, llamadas wendigos por algunas personas.Desde ese momento nuestra forma humana solo puede ser vista en nuestro barco y como puedes observar está muy desmejorada.

—Yo también he visto esa niebla de la que hablas, ¿Qué se supone que es? —le contesté asustada.

—Tranquila, para convertirte deberías comer antes carne humana. Además esa es una maldición que cuatro antiguas brujas conocidas como las Desterradas echaron sobre nosotras condenándonos a ser unos monstruos de la noche y privándonos del sol.

En ese instante Ifigenia se queda callada para escuchar lo que parece ser una bandada de cuervos sobrevolando el barco, y sin mediar palabra sale corriendo dejándome en la celda.

La chica del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora